—¿Con quién la llevas ahora? Tomate el carajillo y no cojas pesambre tan de mañana.
—Esa mujer, que hasta se le descompone el gesto cuando habla, parece que está cabreá con el mundo en general y con Sánchez en particular. Lombrices, tiene que tener lombrices, seguro, María.
—¿Pero de quien hablas, hombre de Dios?
—Coñe, de quien va a ser, ¡de la Gamarra!
María “La Tutuvía”, que no es de descender a ataques personales se ríe a mandíbula batiente y guarda un prudente silencio mientras ataca su tostada. El tío Juan de la Cirila, que tiene poca correa, salta enseguida.
—Pues anda que entre los tuyos no hay gente con resabios. Mira lo que han tardado los de Podemos en morder la mano que los alimenta. La Susana se ha metido la culebra en el seno, como dice la fábula, y ya le está mordiendo. Los podemitas van a morir, pero matando.
—No te cebes, Juan, son discusiones dentro del mismo grupo, cosas que ya arreglarán entre ellos. Lo importante es que el bloque de izquierdas vaya al unísono para frenar la involución que nos amenaza. El país va bien, la Europa de la señora von der Leyen lo reconoce, baja el paro, sube el salario mínimo, suben las pensiones, se controla –en lo posible- la inflación, pero hay “buenos españoles” a los que parece que eso les da rabia y les molesta.
—No es cierto, lo que no queremos es esta deriva de la izquierda separatista que no se sabe dónde nos va a llevar.
—Juan, seamos sensatos, los comunistas hace años que no llevan cuernos ni rabo, no existe el complot judeo-masónico, este es un país normal donde caben todas las tendencias amparadas por la constitución, cualquiera tiene derecho a vivir en razonable coyunda con quien le parezca sea cual sea su sexo y las leyes que conceden derechos no son ningún atentado contra aquellos que no quieren hacer uso de ellas. ¿digo bien, Fernández, tu que eres el más viejo y sabes más?
—Ja ja, María, ya sabes que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Lo que dices está en razón y el tío Juan también tiene la suya, todos tenemos la nuestra y lo importante es que podamos confrontarlas y luego que las urnas decidan.
—Pues a eso voy, las urnas han decidido: PP con VOX tienen mayoría para gobernar.
—No, juan, no nos hagamos trampas al solitario. El señor Feijoo que es el que predica esa falacia es el primero en no cumplirla, como nos ha demostrado en el bochornoso espectáculo que los dos recientes socios han protagonizado en el pleno del ayuntamiento de Molina. Aquí te dejo el enlace por si quieres mirarlo: https://www.youtube.com/watch?v=USNbHfOMGBQ, pero es que el señor Feijoo sabe perfectamente —y eso es lo triste, que nos mienta a sabiendas—, que no tenemos un sistema presidencialista, que no gobierna la lista más votada sino quien sea capaz de orquestar un grupo mayoritario en el congreso, así de simple.
—Pero eso es ignorar la voluntad de muchos votantes y pactar con separatistas y etarras.
—No repitas mantras obsoletos y falsos, Juan. Eso es lo que contempla la constitución que a todos nos obliga. Si queremos otra cosa, no hay más que modificarla, pero ese no es el problema del señor Feijoo, su problema es que le ha salido la criada respondona, se ha montado en un tigre para llegar antes y ahora no sabe cómo bajarse por si se lo come. Se le podría aplicar aquello de “no puedo vivir sin ti, pero contigo tampoco”. Me temo que se esté arrepintiendo de haber abandonado su plácido refugio gallego y sus paseos en yate de sus “amigos de los amigos”, como diría el Padrino. Esto de los yates, entre los que se encuentran bribones y Ali babases tiene un tufillo muy feo.
—Cuando no tenéis argumentos, sacáis lo de los barcos.
—Lo del barco es muy serio, Juan, y a cualquier político serio le daría vergüenza tener esa rémora en su historial. Esos polvos han traído los lodos de la alianza con VOX y así nos está yendo en muchas comunidades donde ha desaparecido la consejería de igualdad y donde se enmascaran los terribles asesinatos machistas que ya van por 31 este año y 8 en el mes de julio. Pocas bromas con esas cosas, tío Juan.
—En eso no puedo estar más de acuerdo contigo, María. Ninguna persona de bien podría minimizar esas tragedias. Yo, desde luego, no.
—Pues me alegro de que en eso coincidamos, ya podría enviarle un mensaje a tu jefe para que rompa con el del caballo.
Los asistentes, un poco abatidos por estas últimas noticias, cambian de conversación.
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