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martes, 31 de marzo de 2015

FANATISMOS

Estamos en tiempos de procesiones y besapieses. Los periódicos vienen repletos de noticias sacras que dan un respiro después del aluvión de inauguraciones oportunistas, a la espera de la sangrienta campaña electoral que se nos viene encima. El Cacaseno, ateo practicante de toda la vida, ha estado esta mañana a punto de atragantarse con la tostada cuando ojeaba el periódico.
—Parece mentira, en los tiempos que estamos y todavía con estos oscurantismos medievales. Mira, mira, tú que dices que no sois idolatras –dirigiéndose al Juan de la Cirila- no sé cuantos miles de personas haciendo cola para besarle los pies a una estatua.
—No seas burro, Cacaseno, ni faltes al respeto a los demás, que a ti nadie te lo falta. Para los creyentes, eso no es una estatua, es la representación del Hijo de Dios, que dio su sangre por la redención de todos los humanos, incluido tú.
—Pues por mí, se podía haber ahorrado el trabajo.
—No blasfemes, so acémila.
—Tengamos la fiesta en paz –tercia Mateo a una señal de Fernández que, conociendo al personal, sabe que en esos temas no hay forma de llegar a acuerdo alguno- cada uno que siga con sus creencias o sin ellas, pero vamos a respetar las de unos y las de otros.
—No, si yo las respeto, pero me fastidia tanta ignorancia y fanatismo.
—Pues entonces no las respetas tanto, Cacaseno. Aplícate a la tostada que, por parecerme que viene a cuento, voy a relataros la anécdota sucedida a un amigo mío.
—Sea, dice el Cacaseno. Y Juan asiente. Fernández, socarrón, se alegra de haber metido al doctor Mateo en el lío, mientras él permanece al pairo.
—Pues veréis: viajaba este amigo mío por tierras de Mauritania, muy al sur, cerca de la frontera con Senegal con un objetivo que no hace al caso. Pararon unos días en una casa elemental, construida de bloques rudimentarios y desechos de todo tipo, pero con una magnifica televisión alimentada por una placa solar que cargaba una batería de coche. El dueño de la casa tenía como único trabajo dar las órdenes necesarias a sus dos o tres mujeres y a su caterva de hijos y sobrinos sobre la hora más conveniente para llevar a abrevar al ganado al pozo que correspondiera. El resto del tiempo lo empleaba en tomar té con sus invitados, rezar las cinco veces preceptivas mirando a la Meca y repasar continuamente su rosario de 99 cuentas con los nombres de Alá, el misericordioso. Durante varias veces al día, conectaba con una de las muchas emisoras religiosas para escuchar con aplicación las prédicas de los imanes que se emitían durante las veinticuatro horas.
Me contaba mi amigo que, en atención a sus visitantes, de vez en cuando, el huésped sintonizaba otra emisora de al-Jazira en la que daban documentales del mundo. En esa ocasión, se trataba de unos tibetanos que ascendían por un camino pedregoso y árido hasta llegar a la coronación de la montaña donde se guardaban unas reliquias en un templo que casi tocaba al cielo. Los peregrinos, en su avance, se tendían en el suelo cuan largos eran, luego se levantaban, andaban un paso y volvían a besar la tierra. La ascensión, a ese ritmo, duraba días mientras ellos, con caras sonrientes, entonaban cánticos propiciatorios.
—Qué barbaridad –dicen que dijo el anfitrión, mientras las cuentas de su rosario adquirían una velocidad inusitada, ¡cuanto fanatismo hay por el mundo!
Cuando terminó Mateo, los contertulios se miraron y pospusieron los comentarios para mejor ocasión.



2 comentarios:

  1. Isaías 40:18
    18 ¿Con quién compararán a Dios?
    ¿Con qué imagen lo representarán?

    Levítico 26:1
    ``No os haréis ídolos, ni os levantaréis imagen tallada ni pilares sagrados , ni pondréis en vuestra tierra piedra grabada para inclinaros ante ella; porque yo soy el SEÑOR vuestro Dios.

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  2. Loa grados fundamentalistas y fanáticos se encuentran en relación directa con los miles de lo que se ha venido en llamar "males que el hombre posee". En realidad es la incultura la que se encuentra en relación directamente proporcional a la irracionalidad, la nulidad del pensamiento propio, la corrosiva y negada mirada diáfana, la falta de libertad y ese fenómeno que ha surgido de una nada tan lamentable como imperfecta, la fe.
    Sí, cada cual puede pensar lo que quiera pero que se potencie igual respeto por todos, que el respeto no sea solo para quienes, sin pensar, se han lanzado a un abrazo misteriosamente salvador mientras que los demás son relegados y demonizados por los ilustres necios de los pastores soberbios. Ser pastor es mucho más difícil que el trabajo que ellos realizan.

    Un abrazo, Mariano.

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