Fernández se resiente a veces de mis monólogos excluyentes y poco compasivos con el interlocutor. Por eso, de vez en cuando se retira a sus cuarteles de invierno para documentarse sobre alguno de los temas que nos ocupan y luego sale a la pista con la sana intención de arrebatarme el protagonismo en el que me he excedido:
- Siguiendo con los nacionalismos: ha cambiado por completo la sociedad desde que Tarradellas dijo Ja soc açí. Aquel personaje, que no pasó en activo de medianía política, fue colocado por los misteriosos avatares de la historia en la punta del iceberg independentista y terminó los pocos días que le quedaron, lleno de dignidad, en una dorada vejez envuelta por un carisma que nunca antes había tenido. Es muy probable que fuera el ultimo de aquella generación de caballeros de la política a la que también partencia, en el otro extremo, Tierno Galván, el viejo profesor madrileño. Las cosas, después, han ido de mal en peor. Y han acudido a la política muchos de los que no tenían nada mejor que hacer y sobre todo mejor remunerado. Así nos luce el pelo.
La lástima es que se ha empleado –y mal- el asunto separatista mezclándolo con la legítima identidad regionalista que se podrá reconocer o no, pero es indudable que existe. Franco se empeñó, siguiendo la estela de los Reyes Católicos (que gobernaron España en otros tiempos y otras circunstancias muy diferentes), en conseguir la unidad monolítica y despersonalizada de “todas las tierras y los hombres de España” representada por los hoy desterrados yugo y flechas (¡que poco duran las falacias en términos históricos!). Y eso más que bueno o malo es sencillamente irreal y roza lo esperpéntico. Cada una de nuestras regiones tiene una personalidad diferente, propia de una evolución histórica distinta, lo que en absoluto empece para que constituyamos una entidad nacional que nos englobe a todos, de la misma forma que nuestra propia región está constituida por pueblos que tienen costumbres desiguales, tradiciones distintas y celebran las fiestas de sus patrones en fechas diferentes. Sin embargo, tenemos algo más en común, alrededor de lo cual nos podemos agrupar en nuestra diversidad no solo sin problema, sino con alegría.
Lo de la lengua es otro asunto un poco más difícil de entender. Las tropas del emperador francés Carlomagno ocuparon Barcelona en el año 801 (Gerona un poco antes) y desde entonces se constituyeron los condados catalanes dependiendo de los reyes francos. Ahí hay que buscar el origen de la lengua catalana, también de origen romance (derivada del romano o latín), como el francés, el castellano o el gallego (no así el vasco, que es de origen desconocido, como el húngaro o el finlandés). Yo no veo ninguna dificultad en que en una región se mantengan dos lenguas oficiales, siempre que no se intente que una estrangule a la otra. He vivido muchos años en Cataluña sin ningún problema. He aprendido a hablar catalán (como he aprendido otras lenguas) y eso, no solo no me ha perjudicado, sino que me ha enriquecido. He viajado por Galicia, por Asturias y por el País Vasco en varias ocasiones y no he tenido ninguna dificultad, a pesar de que no hablo ni vascuence ni asturiano ni gallego. Otra cosa es que en las escuelas de cualquier autonomía bilingüe se erradique el castellano, se mixtifique la historia que es de todos o se prohíban los letreros de las tiendas o de las calles en la lengua que tenemos común. Esto me parece una estupidez aberrante que solo anima a los separatismos, que tienen más de políticos que de reales, porque esa percepción separatista, salvo las normales excepciones, no se percibe entre la población. Los separatistas –constitucionales- defienden su legítima opción en el Parlamento, los vota el que los vota, y no pasa nada.
- Caramba, Fernández, cualquiera que te oiga, diría que eres filo-catalán, dice Juan de la Cirila.
- Pues si lo quieres ver así, soy filo-catalán, pero también filo-gallego, filo-vasco, filo asturiano o filo-francés. No me va mucho eso de que mi pueblo es lo mejor del mundo y no hay necesidad de salir de él. Creo que el mundo es amplio –cada vez más- y lo tenemos al alcance de la mano, lleno de encantos diferentes a los nuestros. Sería necio no disfrutar de él.
- Pues sería.
Mi percepción de Cataluña coincide con la de Fernández: soy tanto filocatalana como foboestupidez.
ResponderEliminarBesotes.
Eso de la foboestupidez está muy bien, lo hago mío con permiso.
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ResponderEliminarMes clar, l'aigua.
ResponderEliminarI tant, noi!
ResponderEliminarVuelvo a aplaudir a Fernández, ese alter ego tan atinado.
ResponderEliminarEn mi cabeza, como en la de Fernández, todo cabe y todo me enriquece. Lo único que no me gusta es la intransigencia.
Salud, amigo Mariano.
Dice Fernande<z que quiere acompañarme un dia de estos a tomar unos vinos en vuestra compañia, a echarle el alboroque a tus ultimas publicaciones. Un abrazo suyo y otro mio.
EliminarNo estoy de acuerdo contigo, obviamente. Aquí no se estrangula nada. Ven mañana a mi clase y lo compruebas sin necesidad de que yo te demuestre nada.
ResponderEliminarQuerer un sistema de financiación justo no es lo mismo que ser insolidario.
La intransigencia se viste muchas veces de transigencia. Yo milité durante muchos años en el foro Babel, un foro en favor del bilingüísmo. Aunque mi lengua es el catalán, defiendo, enseño y valoro el castellano. Cierto día descubrí que el único bilingüe en ese foro era un servidor. Quienes defienden el bilingüísmo en Catalunya raramente hablan en catalán. Reivindican el castellano, que eso también lo hago yo, pero no lo hablan, o sólo cuando salen por la tele.
Frente a todas las diferencias, democracia. Y respeto a la opinión de los demás aunque no nos guste. Que esto comienza a parecer demasiado el cuento al revés: no te respeto, no respeto tu opinión, no te doy derecho a que te expreses democráticamente. Pero el intransigente eres tú. Está bien eso... Yo que te lo prohibo no soy intransigente. El intransigente eres tú por pensar diferente. Buffff.... España eterna, qué cosa. Sólo faltaba la puntilla, después de los tanques y demás amenazas: que se nos comparara a ETA. Lo hizo ayer Mayor Oreja.
Qué pena que tuviera razón quien dijo que nada se parece más a un español de derechas que un español de izquierdas... Qué pena, de verdad, qué pena.
Agradezco mucho tu comentario, aunque me pierdo ligeramente en tus razonamientos. Lamento no poder sistir a tu clase, aunque estaré en barcelona este fin de semana. Como curiosidad, te diré que aprendí catalán en la universidad de Murcia. Dos asignaturas optativas de 6 créditos cada una. Espero que me sigas ayudando con tus comentarios, siempre bien recibidos. Un saludo.
EliminarPor cierto, las opiniones del Sr. Mayor Oreja, estaremos de acuerdo en que son un asunto bufo, no vale la pena ni citarlas.
Me gusta ese Fernandez, le encuentro muy atinado, y desde luego no hay nada peor que la intransigencia, entiendo y defiendo que cada lugar salvaguarde su cultura y su lengua, además eso nos enriquece a todos, pero mi experiancia en Barcelona no ha sido tan positiva, quizás fuí por primera vez en una época diferente, pero entré a un local en el que se negó el dueño a hablarme en castellano, y claro, yo no le entendía, le pedí amablemente que me aclarara lo que decía pero me siguió respondiendo en catalán, obviamente no tomé nada en aquel lugar y además jamás le hubiera aconsejado a nadie que lo hiciera. No comprendo esa cerrazón, tan nefasta además para tener un negocio abierto al público, y en una ciudad donde el turismo es abundante, seguro que si un inglés entra a tomar algo si se esfuerza el hombre el explicarse en inglés. Qué triste...
ResponderEliminarMuy buena tu entrada Mariano. Un abrazo,
Yashira, tontos e intransigentes hay en todos sitios y, probablemente en proporciones similares. Yo mismo (no sé si los demás) seguro que he sido intransigente en alguna ocasión. Lo interesante de la naturaleza humana (creo yo), no es intentar a toda costa ocultar los defectos que nos son connaturales, sino gestionarlos adecuadamente, con toda humildad. (Leches, parezco un predicador americano de los de biblia en la mano). Bueno, creo que me entiendes. Un abrazo.
EliminarMariano, igual el tono de mi escrito era ligeramente acerado. Si da esa sensación puedo asegurarte que es sólo una sensación. No me enfado con las opiniones diversas, al contrario, trato de respetarlas. Y combatirlas, claro, con la razón, o con argumentos, si considero que obvian una parte de la verdad o de la historia. Pero enfadarme no: aquí estamos muy acostumbrados, convivimos gente de opinión diversa en la misma casa, en el mismo trabajo, y oye, no nos pegamos ni nada, jaja. Sólo pido más respeto y menos agresividad a muchas de las opiniones que vienen de España. Y después, respeto mutuo. Y libertad para expresarse. (Y ya puesto, libertad para votar, jaja). Saludos y abrazos, y siento haber dado una imagen que no se corresponde.
ResponderEliminarY lo del negocio con el señor que se niega por principios a hablar en castellano que dice Yashira te juro que me gustaría saber dónde es para ir a verlo y saludarlo. Yo creo que lo que pasa es que era sordo, Mariano, porque no me encaja nada.
ResponderEliminarYo vivo en Barcelona y sólo una vez, sólo una, en un sitio me pasaron la carta en catalán e inglés, y como iba con unos amigos justamente murcianos, pedimos en castellano y no la tenían. Tradujeron sin problema, eso sí, pero no la tenían escrita en castellano. Eso me ha pasado una sola vez. En los demás sitios, en todos (menos en el bar del señor que dice Yashira) la carta está en castellano y catalán, y luego otros idiomas, pero en castellano y catalán seguro. Y la gente habla los dos idiomas. Sí, es cierto que puede que entres en un sitio y la gente te diga, bon dia, digui'm, porque naturalmente no llevamos nuestro lugar de procedencia escrito en la cara y no sabes si la persona que tienes delante ha nacido en Cartagena o en Badalona... pero si dices que no comprendes la gente cambia. Va en serio. Que somos una ciudad muy acostumbrada a recibir gente de fuera. ¿Puede que uno se niegue? A mí no me ha pasado, pero claro, cómo negar esa posibilidad. Te puedes encontrar hasta una persona con seis dedos en cada mano. Pero ambas cosas son una absoluta rareza.
Yo mismo, cuando alguien me para hablo sistemáticamente en catalán. Porque me sale y porque si yo, que soy catalán, no uso mi lengua materna en mi ciudad, ¿dónde voy a usarla? ¿En Cambridge? Es evidente que eso es un derecho que yo tengo. Pero si pido la hora y la señora o el señor, azorados, me preguntan que qué digo (se nota enseguida en la cara, esa duda, esa inquietud, qué me habrá preguntado) vamos, no tengo absolutamente ningún problema en hablar castellano.
Mariano, dices que estudiaste catalán en Murcia. Eso quiere decir que pertenecemos a la misma secta. La de los curiosos- respetuosos. Yo, catalanoparlante, estudié filología española. Y doy clases de castellano. Para que luego digan de unos y otros.
Un abrazo.
Mi querido amigo, amén. Un abrazo
Eliminar¡Cagüen brevas!, iba a icir, Mariano. He comencipriao este esperefollo tres feces y se m’a escojonciao las tres: se m’ha escapao del paratico no me sé como. A lo qu’ibamos. Que dicía yo c’al Fernandico ese, amigucho tuyo, le teniban que colgar la meralla de los dotores “Noris causa” de l’universidad toa entera. ¡Cómo esperfolla! Me creo yo que hista debe tener carraspera en el galillo de tantismo como habla y escarculla en las mininges tanta conocencia.
ResponderEliminarPa mí, Marianico, la cosa está chupá dinpués de llevarme a la vista lo c‘ha escribio er Fernandico. ¡Que no pué ser! ¡Que no pué ser qu’el uno y cuasi tós sean tan acémilas! ¡Que teniban c’haber puesto una Españica feleral en cuanti er tío Paco “El pantanos” estiró la pata. ¡Qué puñefla es esta de c’abora quiero desto! ¡Q’abora me gusta de l’otro!
Y dician tós: “que no tenemos juerza entre tós…” ¡Cagüen brevas! ¡El canguis que teniban con los farcistas de la camisica azul! ¡C’han guelto, Marianico, c’an guelto otra vez a joder la marrana! Y esfisa si la están jodiendo qu’estamos ande estamos.
Mi llengua, manque no está sellá y con una póliza de a peseta, es una llengua qu’es rica, igualito qu’el catalán u toas las llenguas de la España. Pero…¡Eh!... ¡Arto ahí! Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, poique ca cuar es ca cuar y ca sais media ocena. Na de chupacharcos que quieren las perras pa jubar con ellas; na de churubitos que se apañan con escarcullar los borsillos de la tía hacienda; na de reinicos que no van a denguna parte. Hacello ya ¡coño! Qu’iba a icir… Un estao feleral es lo que nesecitamos, He dicio. Antoñico, er Bamboso que le da un abracico chillao a su amigo Marianico.
Querido Antonio, te iba a contestar anoche, cuando lei tu comentario, pero me dio tal ataque de risa que tuve que salir corriendo a ponerme el braguero y apretarmelo dos agujeros mas que de costumbre. ¡Que gracia tienes, jodío! Para mi proxima reencarnación, me estudiaré tu curriculum a ver si puedo aproximarme. Gracias y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Mariano:
ResponderEliminarNo he vivido en Cataluña, he ido de turismo varias veces y lamento comunicar que me he sentido incómodo por que no me gusta que me digan que al igual que en inglaterra se habla inglés, en cataluña se habla catalán, pero que en deferencia a los españoles y a que somos muy cultos, también os entendemos en español.
A titulo informativo te digo que en una ciudad poco sospechosa de ser nacionalista español, New York, te encuentras carteles en las obras civiles, o en el metro o incluso en las mismas papeleras tanto en inglés como en español. Asi que vamos llamar a las cosas por su nombre y lo de Cataluña, creo que hace tiempo, se ha pasado varios pueblos.
Un abrazo fuerte.
Mi querida familia, este es un problema que, como todos los complejos resulta de dificil solucion. Una de las cosas que suele agravarlo es la mala costumbre de elevar las anecdotas a categoria. He estado ultimamente alli y me temo que el caldo de cultivo actual nos va a conducir a tiempos de mucha tribulación, como digo en mi proxima entrada. Lo malo de estas cosas es que vamos a perder todos. Un abrazo, familia.
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