—Habéis visto el periódico esta mañana -arranca
Juan de la Cirila dejando el diario sobre la mesa- ya tenemos presidente. Mira,
mira que selfie más gracioso se han
hecho tos junticos, salen en primera
página, son como chiquillos…
—Con la ayuda de un vecino, mató mi padre un
cochino…
—No lo dirás por C’s, ¿verdad Cacaseno?
—No lo digo por nadie y lo digo por todos.
Hemos pasado de la leche o el café a una mezcolanza que ya no sabemos a dónde
va a parar el voto.
—Eso lo dices porque los tuyos están a pique
de desaparecer. Están de capa caída los rojeras, por lo menos los antiguos.
—Eso lo digo porque ahora, votes lo que
votes, van a hacer con tu papela lo que quieran. Los votos que se han ido del
PP a C’s, han acabado otra vez en el mismo sitio y según les convenga a los
dirigentes, pactan con unos o con otros. Los del PSOE que han ido a PODEMOS,
igual. Al final, más de lo mismo, o romanos, o cartagineses. Para eso, más
valía votar al original que a las copias, o no votar.
—Ya estamos con que todos los políticos son
iguales, interviene Fernández.
—Iguales no, pero muy parecidos, sí. Se ha
creado un perfil de político muy sospechoso: empiezan en las juventudes de lo
que sea, van trepando a base de acomodar su pensamiento a las directrices del
partido y hacen de eso una profesión que los mantendrá de por vida sin más
esfuerzo que evitar en pensar nada que se salga de ‘la línea programática’. Se
convierten en ‘la voz de su amo’, con altavoz y todo; autómatas que recitan
siempre las mismas vaciedades y que jamás podrán alejarse de la mano que los
alimenta. Y cuando las cosas vienen mal dadas, se tiran de la moto sin el menor
empacho, quien sabe si para ofrecerse de nuevo al mejor postor.
—¿Lo dices por los míos, Cacaseno?
—Lo digo por todos, Juan, ese es un mal
contagioso que ha invadido todo el espectro político. Que te diga Fernández,
que ha leído, en qué medida se aparta esto del espíritu democrático que nos predicaba
el estagirita.
—¿Cualo?
—A mi no me metáis en vuestros líos,
Cacaseno, yo solo dije lo que Aristóteles entendía por democracia, pero no creo
que las circunstancias actuales se asemejen a las de las polis griegas del S.IV
a.C., aunque es cierto que si siguiéramos algunos de aquellos principios, ni
habrían tantos profesionales de la política ni habríamos llegado a tanta
corrupción.
—Por eso han surgido estos movimientos de
nuevo cuño, Fernández, para traer algo de aire fresco a la política y apartar de
una vez los sistemas vetustos y corrompidos.
—En eso estoy de acuerdo… en parte, Cacaseno,
porque sospecho que, de matute, nos han colado unos cuantos aprovechados tan
malos o peores que los de antes. No hay más que ver los curriculums que corren
por ahí. Si son ciertos, el mal ya está hecho. En cualquier caso, no olvides
que el principio incontrovertible de la democracia es que gobierna el que la
mayoría decide, y hasta ahora han gobernado –y gobiernan- los más votados, así
es que…
—Eso es lo que me tiene perplejo.
Toda la razón Mariano
ResponderEliminarGracias, Pepíca. Estoy de políiticos y similares hista las cejas, como todos. Feliz verano.
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