[Lo cierto es que la frase que pronunciaba el esclavo, según nos dice Tertuliano, era ¡Respice post te! Hominem te ese memento: “mira tras de ti y recuerda que eres mortal”, pero para el ejemplo, vale.]
No quisiera yo acabar/ante una dama tan fina/como el tonto del lugar/que se creyó golondrina, cantaba Vidal en la zarzuela “Luisa Fernanda” avisándonos de lo peligroso que puede resultar intentar ser lo que no se es, cosa que ya Esopo había sugerido en la fábula de la rana que quiso hincharse como un buey y no logró sino explotar. Cervantes también nos advirtió sobre el peligro de “hinchar el perro” en el prólogo a la segunda parte del Quijote, y antes don Juan Manuel, en el Conde Lucanor, nos relató la peripecia del cuervo que, adulado por la astuta zorra, había dejado caer su queso; ejemplos todos que abundan en la necesidad de echar mano de la modestia en ocasiones como la presente, considerando que un ligero éxito no debe sino incrementar la discreción de quien tiene la suerte de poder escribir con mediana corrección y acierto, y perseverar en el trabajo jamás finiquitado de la observación, el esfuerzo y la lectura.
A todos ustedes, muchas gracias.
Pedazo de blog y pedazo de cifra, amigo mío. Me pongo en pie.
ResponderEliminarGracias, Ruben, palabras que son ánimos para seguir en la brecha. Aunque modesto, me llena de satisfacción ver que por lo menos se puede uno expresar con libertad. En mi ya larga trayectoria no siempre ha sido así. Un abrazo.
EliminarY que siga creciendo, la cifra y las emociones narradas. Las sonrisas ya las disfrutaremos nosotros.
ResponderEliminarGracias, Antonio y mucha suerte en tu nuevo destino. Nos veremos. Un abrazo y feliz año.
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