Me impulsa a reanudar el intercambio epistolar, interrumpido
en los últimos tiempos, el firme convencimiento de lo mucho que aprecia mis
comunicados. Sospecho que, en más de una ocasión, le han servido de reflexión y
apoyo, para la toma de sus siempre ágiles decisiones.
Quiero en esta ocasión darle ánimos ante la virulenta campaña
electoral en que se encuentra inmerso, y felicitarle por la audaz decisión de
no comparecer a debate alguno, por más que los devotos seguidores nos perdamos
su aguerrida imagen cargando contra los enemigos del sistema como un Quijano
redivivo.
Tenemos, por suerte, sus apariciones en medios diversos,
comentando partidos de futbol, y sacudiendo collejas a su díscolo infante.
Esperamos, alborozados, algunas más de semejante estilo. Eso basta a sus
incondicionales para mantenernos irreductiblemente unidos a su estela.
Dicen las malas lenguas que su futuro político es incierto,
que de Santa Pola llegan cantos insistentes de sirena, que su programa político
de cara al nuevo periodo no contempla medida alguna anticorrupción, que no
pueden olvidar su permanente huida de los medios, sus apariciones en forma de
holograma y la dejadez en afrontar los problemas que mejora en tercio y quinto
la atribuida a Felipe II.
No se inquiete, los que le hemos votado toda la vida pensamos
seguir haciéndolo. En nada nos afectan sus escasas, aunque desastrosas
actuaciones, su falta de dotación a la ley de dependencia, para que el problema
se solucione por sí mismo. Ni que, bajo su égida este país haya entrado en una
espiral de corrupción repugnante encabezada por su partido. Hasta los más
sospechosos, merecen de su magnanimidad palabras de apoyo. Recuerdo,
enternecido, aquel: ‘Luisito, se fuerte’ antes de su despido en diferido.
Estamos convencidos de que, como nos ha dicho con claridad meridiana, ‘Ha sido
muy duro con la corrupción’.
Los otros, han tenido más o menos, los mismos casos y de la
misma o superior gravedad, y sin embargo ahí están, los ERES andaluces y los
pujoles catalanes, maltrechos pero vivos. Solo los ‘emergentes’ aparecen sin
mácula, y eso porque aún no han tocado poder, cuando lo toquen, ya veremos.
Debemos acostumbrarnos a la corrupción como un mal inevitable. Es cuestión de
echarle encima la tierra necesaria.
Usted tiene tablas suficientes para seguir convenciendo al
paisanaje para que lo vote como hasta ahora, hay mucho crédulo y mucho
desmemoriado. Es cuestión de prometer, como siempre: ‘bajaremos los impuestos, crearemos
nosecuantos mil puestos de trabajo, mejoraremos la sanidad, la educación y el sumsun corda, haremos efectiva la
separación de poderes, traeremos a los catalanes a camino a base de dialogo…’,
etc. El pueblo es acomodaticio y fácil.
Cuente con mi voto.
La memoria, querido Mariano, es frágil y servil...El 21-N lo comprobaremos una vez más.
ResponderEliminarUn abrazo.
En esta ocasión, deseo que yerres!
ResponderEliminar"El pueblo es acomodaticio y fácil". Y por lo que cuentas parece ser que el voto no tiene memoria... y como el amor, todo lo perdona. Mas no valiera al contrario aprovecharnos de la oportunidad que se nos presenta el 20d. La historia nos lo agradecería. Un abrazo
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