Aclaración: no creo que todos los
políticos sean como el padre de Arturito. Son, a mi parecer, los menos, pero
hacen mucho más ruido que los otros.
—Y tu de mayor ¿Qué quieres ser,
Arturito?
—Pues yo, bombero
—No digas tonterías, ¿como va a ser
bombero el hijo del Teniente de Alcalde?
—Pues entonces, futbolista
—Pero que futbolista ni futbolista,
si eres más torpe que un pato mareado.
—Entonces no sé…
—Yo te lo diré, tú
vas a ser político, como tu padre. Mira como vivimos desde que entré en
política. Y tú tienes muchas más ventajas que yo. Si mi padre me hubiera
encaminado de pequeño, no te digo nada donde estaría ahora.
—¿Y qué hay que
hacer para ser político, pápa?
—Pues lo
primero, apuntarte al partido, al bueno, al de los que mandan. Eso ya lo hice
yo por ti cuando naciste, luego seguir al líder ciegamente y vigilar de cerca
por si le ha caído algo de caspa en la chaqueta para sacudírsela de inmediato.
Al líder le gustan esas cosas.
—No parece
demasiado difícil.
—No te creas,
tiene su parte ardua, para superarla es preciso acostumbrase a comer sapos.
—¡Puaj! que asco
—Es cuestión de
estomago, eso si que es importante. Un buen estomago es fundamental para
ejercer en política. Cuando te acostumbres a tragarte un par de sapos todos los
días, nada de lo que te digan (y te pueden decir mucho), será capaz de
alterarte, podrás pasearte con la cabeza alta y la sonrisa ancha sin que nada
sea capaz de sacarte de tus casillas.
—¿Y además de
los sapos, pápa?
—No te
preocupes, yo te dejaré bien colocado. Solo tienes que aprender a hacer el
egipcio, el resto es cosa de promotores y conseguidores que se ocuparan de que
siempre tengas el cazo repleto. Cuando los periodistas o los de la oposición te
pregunten, contestas lo que te dé la gana, tú a decir insulseces y a echarle
cara al asunto.
—¿Y si me pillan
en algún renuncio? He oído que a algunos los detienen y los procesan.
—No hay problema,
para eso está el aparato, la justicia –la nuestra- se puede dilatar sine die, o nos cargamos a los jueces
por prevaricadores. Y en último extremo, están los indultos; lo que si es
importante, fundamental diría yo, es que aprendas el arte del eufemismo.
—¿Acualo es eso?
—Pues no nombrar
jamás a las cosas por su nombre
—Eso no lo
entiendo
—Es como no
decir nunca culo sino pompis, al paro
se le llama expectativa de empleo para
fecha indeterminada, a los despidos fraudulentos alejamientos del centro de trabajo en diferido y simulado, a la
subida de impuestos reorganización de los
valores impositivos, y así todo. No tienes más que leer los periódicos de
los que podrás extraer sabias enseñanzas. Todo el saber político que te es
necesario, se encuentra en ellos y en las tertulias de la TV. ¿Lo vas pillando?
Con estas sencillas indicaciones, vivirás como los ángeles.
—¡Pápa, yo
quiero ser político!
—¡Ese es mi
nene, angélico!
Con todo el ruido que hacen, parecen ser la mayoría, por lo menos por estos lares.
ResponderEliminarUn abrazo.