Juan
de la Cirila apareció en la tertulia con una sonrisa de oreja a oreja. Nos
miraba por encima de la tostada y se le adivinaban las ganas de entrar en
materia. Aún con la boca llena, no se pudo contener.
—Hemos
ganado todos, ¿no?
—No
empieces picando el billete, que el asunto está bastante complicado para coñas,
replica el Cacaseno.
—De
complicado, nada, el PP ha sacado mayoría en casi toda España, por lo tanto
debe gobernar. Más claro, el agua.
—Eso
si encuentra con quién, de momento, nastis
de plastis. Como negociador, Rajoy un cero a la izquierda, ya se ha visto
con Cataluña. Y lo del gran pacto de gobierno con el PSOE, imposible, tercia Fernández.
—No
os equivoquéis, en política no hay nada imposible. Cosas más gordas se han visto.
—El
PSOE está bajo mínimos, pero no creo que llegue a esos extremos. Entonces sí
que se hunde del todo.
—No
me jodas, Cacaseno, ¿es que no sabes que son capaces de llegar a donde sea? Han
perdido 20 escaños y un millón y medio de votos, y ahí los tienes, mirando para
otro lado y diciendo que son la segunda fuerza política, como si el descalabro no
fuera con ellos. Y a nivel regional, no te digo nada, el González poniendo
paños calientes y la senadora en Madrid, buscándose el futuro junto al líder.
Dice su papa, con toda la cara, que ‘el futuro es nuestro’. ¡Olé mis lerenles!, eso se llama visión de
futuro.
—¡Pues
anda que tu jefe!, a ese sí que no lo echan ni con agua caliente. El otro día dijo
que lleva treinta años en política, como si eso fuera un mérito y no la mayor
perversión del sistema. ¡Ejemplo tenían que tomar del Mújica! A la política
deben ir los ciudadanos corrientes, dedicarle cuatro, u ocho años como máximo,
y luego volverse a su casa, a seguir con su trabajo.
—Si lo
tienen, porque el tuyo bien que ha enchufado a la hija para que haga carrera,
recién salida de la universidad; no tires piedras p’arriba, Cacaseno, que tenemos el techo de cristal.
—En
eso no estoy de acuerdo, no me guastan los enchufes, ya lo sabes, aunque en tu
partido también abundan ‘los profesionales’ que no saben hacer otra cosa que
doblar el espinazo. Entran en las Juventudes o en lo que sea, van subiendo a
base de lametones, y a vivir del momio el resto de sus días, a lo que mande el
partido, que es el que paga. Una vez hechos ‘políticos, no hay quien los
descabalgue. Creo que nos toman el pelo, unos y otros.
—Pues
no sé que nos queda, porque del de la coleta no me fío.
—Ni
yo del Rivera.
—De
los pequeños, ni te digo, con la ley D’ONT ya se han ocupado los grandes de
laminarlos. Ni siquiera esa alternativa nos han dejado. Otra perversión del
sistema.
—Por
lo menos, a nivel regional ya se ha hecho la circunscripción única, aunque haya
sido a rastras.
—Me
veo en otras elecciones, aunque sea un disparate y cueste una porrá de billetes, dicen que 160
millones de euros.
—¡No tientes al demonio!
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