Como todos los hijos únicos, tuve una infancia afortunada, si bien solitaria. Mis héroes primeros fueron, a mi imagen y semejanza, niños audaces pero sin hermanos relevantes: Tom Sawyer, Huckleberry Finn o Guillermo Brown, cuyas lecturas y fantásticas aventuras me acompañaron durante muchos años.
Pronto descubrí camadas envidiables y más numerosas en los corsarios de Salgari (los corsarios verde, rojo y negro), y más tarde los hermanos Dalton que, en su escala (creciente o decreciente según se mire), eran derrotados de forma inmisericorde por Luki Luke, incombustible hasta en el sempiterno cigarrillo que le colgaba del belfo, en aquella época en que creíamos que, como tantas otras cosas, fumar no era nocivo.
Pero la antedicha fortuna me sonrió en forma definitiva años más tarde cuando conocí a los hermanos Cos. Con Pepe compartí bancada de instituto cuando su padre, D. José, nos impartía aquellas clases inolvidables frente al soto del parque que entonces existía. De Eduardo fui pariente aventajado y destacado comensal, de Juan discípulo ávido y agradecido, de Miguel sufridor y afortunado sobreviviente, del leader Manrique, devoto seguidor. Incluso con el cuñado Paco –hoy tristemente afligido por alifafes locomotores- tuve la suerte de compartir gambas menores.
Y dirán Uds. ¿A qué viene este panegírico cosero? Pues a ello vamos:
Trajeron los Cos, desde Xativa, donde estuvo D. José destinado algunos años, la receta del “arròs al forn” que su esposa cocinaba, según es tradición, de forma extraordinaria.
Dicen que Pilar, esposa de Manrique, es depositaria directa de aquella tradición recibida de la mismísima fuente, pero eso no me consta porque los hados no han sido –por el momento- proclives a que constate su fama de cocinera, sin duda merecida.
Sí puedo aseverar –con la boca grande, como dicen en mi vecindario- que otra señora Cos –Fuensanta- hace el mejor arròs al forn que un servidor haya tenido la fortuna de catar hasta el momento.
Para muestra de ello, adjunto los testimonios gráficos que acompañan este escrito.
(Discúlpese lo borroso de la visión, el fotógrafo entre la emoción del momento y la cerveza trasegada, no hilaba muy fino)
NOTA. Para una descripción pormenorizada del exquisito plato, me remito a la más autorizada pluma de Manrique, el amado leader, al que, para ello, emplazo desde este punto.
En mi casa el "arrós al forn" lo prepara mi madre con garbanzos, tomate, patatas, piñones, pansas y trocitos de carne desmenuzada generalmente de pollo, y sobre todo en cazuela de barro.
ResponderEliminarExiste la variante de cuaresma en la que la carne se sustituye por bacalao.
Si, algo así me dice Fuensanta que hace. Yo me limito a comer con notoria aplicación. No conozco la variante de cuaresma, pero parece interesante, aunque nosotros seguimos utilizando el diseño general, incluso en cuaresma confiando en la infinita misericordia de quien tiene que pasarnos la garlopa. Un abrazo.
EliminarSi sabes la receta, pásamela; de lo contrario iré a la mismísima fuente.
ResponderEliminar(Cuando ayer creí que acababa y empecé los considerandos, hete aquí que el salto de página me trajo una sorpresa. No pude más. Seguirá.)
Besotes.
No conozco la receta mas que de oidas. Espero que el leader se de por aludido y haga una de sus mayestáticas entradas explicando los pormenores. Espero que puedas con el marinero y señora, es cuestion de tiempo, aunque ya conoces las limitaciones de mi avanzada edad...Un abrazo.
EliminarPues la paella le sale aún mejor. Si me mandas las fotos quizás pueda hacer algo con esa niebla.
ResponderEliminarUn abrazo de tu secretario de lo audiovisual.
Doy fe, muchacho, ya sabes que soy uno de los principales abonados, aunque no te sabria decir tratandose de mejor o peor. Yo me aplico con lo que toque. Coge las fotos del blog. Por si acaso, te las envío. Un abrazo y hasta pronto, no os traigais las fiebres maltesasssss.
EliminarComparto contigo, querido Mariano, el “privilegio” (me ahorro los adjetivos que podrían parecer ditirámbicos y, además, ocuparían casi todo el espacio permitido en tu Blog) de la amistad con “los hermanos Cos”….pero no el de compartir junto a sus señoras ( Pilar pareces ser la guardadora de tan esplendida tradición traída por el inolvidable D. José Cos desde Játiva) , esa exquisitez que parce ser un “ arròs al forn ”….Aunque no desespero Mariano, y confío que esta carencia dolorosa sea redimida en cualquier momento. Mientras tanto sólo me resta envidiarte…
ResponderEliminarConociendo los pechos generosos de los Hnos Cos, no te extrañe, querido Nicolás que el dia menos pensado se arranquen invitando a los allegados (bofetadas va a haber por el título, puede que hasta cotice en el mercado negro), a una generosa degustación del sabroso plato. Yo no pierdo la esperanza, aunque ya llevo alguna ventajilla...Un abrazo.
EliminarComo tengo un amigo que es notario me vais a permitir que de fe de todo lo anterior y especialmente de la praxis de mi concuñada Pilar, entre nosotros Pilarín.
ResponderEliminar(Le llamamos Pilarín en honor de la hija de un buen amigo de La Alberca que Dios lo tenga en la gloria, que tenía una hija, decía él, muy dispuesta en todos los negocios domésticos y especialmente en la cocina. Nos contó que era tal su disposición y habilidad que en una ocasión, de improviso, en la casa de la playa se presentaron un número importante de familiares con sus hijos y ella dispuso con soltura comida para todos en un santiamén. Decía nuestro amigo:
-"Tendríais que ver con qué rapidez abría mi Pilarín las latas de sardinas, filetes, anchoas,...".
Querido Mariano, una vez que el leader, non solum carismático sed etiam intelectual, tenga a bien responder de la teoría del arroz, convengamos en que lo que verdaderamente ejecuta con arte y primor "La Pilarin" son los gazpachos de origen también familiar, esta vez conquense.
Querido cuñado Paco: estoy, como siempre, a disposicion de cualquiera de vosotros que tenga a bien convocarme, sean gazpachos, arroces o cualquier otro genero culinario sin distinción de categoria o clase. Incluidos los filetes o mejillones que con tan rara habilidad destripaba la hija de tu buen amigo que Gloria haya. Espero con ansia el proximo reparto de gambas. Esta vez no se me escapa la gorda. Un abrazo.
ResponderEliminarjajaj, emoción y cerveza, combinación peligrosa. El arroz al forn, primera noticia... ¿Por qué los valencianos son los mejores inventores de la cocina de toda la península? El mismo nombre da envidia y hambre, a partes iguales.
ResponderEliminarManrique es un tipo admirado y querido. Muy admirado y muy querido. No lo conozco pero admiro su visión clara y amplia.
Pues no sabes lo que te pierdes, le insistiré al leadre para que divulgue la receta para el bien de la humanidad biencomiente. Los valencianos son unicos para muchas cosas...como el resto de gentes de este pais, cuando no nos ponemos bordes, ya sabes. Un abrazo.
Eliminar¡Enhorabuena por ese fabuloso arrós al forn! Es un plato que hay que mimar cuando se cocina y paladear despacio cuando se come, Mariano.
ResponderEliminarEspero que repitieses para hacer los honores de tan insigne cocinera.
Un abrazo, Mariano.
Al tercer plato, caí exanime, Antonio. completamente derrotado por la ultima morcilla!
EliminarNo tendré más remedio que poner a trabajar mi prestigiosa pluma y hacer una "pormenorizada descripción del exquisito plato valenciano".
ResponderEliminarMe apresuro a aclarar que en asuntos arroceros la Vinader es una campeona, casi tanto como en la pista de tenis. Por cierto, qué guapa está.
Un abrazo.
Por fin sacas la cabeza! Te estabamos esperando como a agua de mayo y aguardamos, con la misma expectación, la receta. En lo respective a Fuensanta, ya sabes que una de las mejores cosas que tiene tu Eduardo, como es publico y notorio, es su señora.
ResponderEliminarPERO DE QUÉ HABLAS, MANRIQUE??? (sólo probando ...)
EliminarBueno, pues ya me ha picado definitivamente lo del arroz al horno. Aunque ando metida en contricciones de mesa, lo mismo cometo un descalabro y peco.
ResponderEliminarBuen provecho, comensales, y salud para disfrutar de las viandas.
Estoy seguro de que, si pruebas, te saldrá estupendo. Date un poco de respiro culinario cuando acabes con la vorágine de los exitos. Ya contarás aventuras catalanas!Un abrazo
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