ME REPROCHA MI MUSA
Y digo esto porque en todos los oficios, y más en los de letras, hay muchas categorías; de manera que algunos se llaman poetas sin tener de ello más que la fiebre juvenil de los ripios por la que todos hemos pasado (sino que en su caso, jamás les fue curada por el natural paso del tiempo). A muchos de estos podrían aplicárseles los versos de Miguel Torga que tan acertadamente cita Angel Paniagua:
Esos que solo han conocido de las musas
la blanca vestidura y los cabellos
Otros –pocos-, sí se ganaron el título y la denominación de poetas a pulso y con ingenio: el tiempo y las gentes los colocaron para siempre en el alto lugar que les corresponde.
Lo mismo pasa con los escritores de prosa, que de ellos hay los reputados por sus obras y por el tiempo que los ha declarado inmortales, tanto en épocas pretéritas como en las presentes. Pero existen también los menores (entre los que me cuento), que en su modestia y sin querer establecer parangón alguno con los anteriores, disfrutan del arte de la escritura y aspiran, en el honesto ejercicio della a ocupar un lugar, aunque sea junto al escabel de los consagrados, de manera que algo de la gloria que les rezuma, venga a tocarles.
Todos los escritores, en su oficio, proceden de igual manera: colocan ordenadamente las letras formando palabras y estas componiendo frases para acabar construyendo la historia de que se trate. Pero ¡ay!, algunos, tocados por la vara alada de la fortuna la tienen de tal suerte que de sus plumas salen comedias sin cuento, narraciones fantásticas, iliadas y odiseas; amadises, buscones, quijotes, hamlets, rinconetes, gulliveres, montecristos o aurelianos que exigen, ya desde recién nacidos un lugar imperecedero en la historia universal. El resto, con paciencia digna de encomio, se conforma echando a andar por el mundo de lo literario los contrahechos engendros que la pluma no logró plasmar con el esbelto y fulgurante talle que concibiera la imaginación del autor.
Por eso, no es el principal objetivo del que escribe (que si no escritor, puede llamársele escribiente o escribano, por parecer estas denominaciones más modestas y de menor altura y presunción), obtener fama, y mucho menos fortuna, sino que el propio ejercicio de la escritura le produzca tantas satisfacciones con lo que, en sí mismo, se complete y realice.
Ítem más que algunos de los escritos que deje puedan servir para que aquellos a los que les lleguen conozcan algo más del que los ha dejado, e incluso aprendan alguna cosa de las que el amanuense, ya que no escritor, haya puesto sobre el papel.
*
Y por parecerme que viene a cuento, voy a relatar al paciente auditorio un sueño que tuve hace unos días: me vi ante la puerta que cierra el Universo; solo una astilla de luz pude apreciar por el hueco de la cerradura. La curiosidad me llevó a mirar por la rendija y vi el mundo de las vanidades lleno de escritores; en la parte más alta, como en un éter blanquecino, todos los genios de ese arte que en el mundo han sido se movían flotando con el índice de su mano diestra extendido, como si en otra Capilla Sixtina se encontraran, de manera que cada tanto, tocaban con otro del mismo oficio y las chispas de genialidad brotaban de sus dedos como fuegos de artificio. Más abajo, en un piélago semejante a pegajosa melaza se encontraba la miríada de escritores anodinos: jóvenes en busca del pelotazo editorial, vertedores de critica por doquier y resentidos de todos los calibres; jubilados decadentes empeñados en dejar recuerdo imperecedero de una vida que no interesa a nadie; periodistas hambreantes que aseguran tener decenas de magnificas obras en el cajón a la espera de editor…
En el fondo, un caldo negruzco y fétido bullía como gusanera de los escritores definitivamente fracasados, los refugiados en periodiquillos criticones y los asilados en programas de “realitis” que jamás saldrían de su estado de larva para pasar al de mariposa.
Desperté con la firme convicción de que jamás atravesaría aquella puerta.
Querido Mariano algún día me tendrás que hacer un pase privado y leerme estas "palabrejas". Ya me han dicho algunos de los que asistieron que estuviste brillante. Yo, sin ir, ya lo sabía.
ResponderEliminarEnhorabuena, maestro.
Cuenta con el pase y avisa para el alboroque, a cuenta de tu cuñado Paco y tuyo, por desertores. Un abrazo
Eliminar¡Qué astro, que no actor, atravesó la puerta!
ResponderEliminarBesos.
Que cosas dices, Mª Luisa, cualquiera que no me conozca, se lo cree! Un abrazo
EliminarMe inspiras para reflexionar sobre este mundo tan inquietante -y al mismo tiempo tan satisfactorio y enriquecedor intelecturalmente- como es el mundo de las letras.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra poder serte util en algo, Pilar, y de verte por aqui, gracias y un abrazo
EliminarA nosotros nos dejaste boquiabiertos. Nos gustó a rabiar, figura.
ResponderEliminarUn besazo.
Espero que me superes, tu tambien te lo mereces. Mucha caca (ya sabes que soy muy fino).
EliminarVeo por tu reportaje, que no se equivocaban los que me comentaron lo glamuroso que resulto el acto de presentación de tu nuevo libro. Te lo repito querido Mariano... !!emhorabuena!! ...ya nos veremos y me contaras "face á face" que decimos los cursiles afrancesados que quedamos.....Yo, Mariano, de momento, me he quedado dandole vueltas y vueltas y más vueltas al sueño que nos has relatado ...sugerente, mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Distinguido pollo: Que sepas que, en mi calidad de Juez de Paz recien adquirida, te condeno, en compañia de los otros dos reprobos manifiestos, a saber el conocido como cuñado Paco y otro tal Manrique, a la pena de alboroque mayestatico en el antro conocido como Pasaje en el lugar y fecha que mejores circunstancias determinen. Pena que se os impone por desertores y profugos manifiestos y recalcitrantes.
ResponderEliminarPor lo demás, ponme de costumbre a los pies de tu señora y sigue apareciendo por aqui, que me da mucha alegria. Un abrazo.
queria decir "como de costumbre", pero la prisa como siempre mala consejera, me ha equivocado. Vale.
ResponderEliminarOtrosi: lo que me gustria es que, despues de la pertinente lectura, me dieras tu opinion docta y sincera.
ResponderEliminarCuenta como mi "sincera" opinión querido Mariano. Pero la “docta” pienso que debe hacerla el Presidente del Club Thornton que hoy comparece en este foro , y que como todo el mundo sabe, cultiva también y con éxito, este género de la "artes tónicas".
EliminarBueno, en cualquier caso, ya me echareis una mano unos y otros, sin excederos en los halagos, que como sabeis, siemprte resultan escasos. Desde luego, para las "artes tónicas" me dirigiré al Leader, que es un experto en esa y tantas otras materias.
EliminarLástima que me entere ahora de esta presentación, lo cierto es que he andado un poco desconectada, aunque ya vuelvo a las andadas, impaciente por leer y seguir aprendiendo.
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena!! :)
Salud!