Comparto,
señor presidente su tribulación decepcionada con el anuncio de nuestro querido
José Mari de dejar la presidencia honoraria del partido que con tanta elegancia
ha ostentado durante los últimos años.
Estoy
seguro de que echará Ud. de menos los sabios y oportunos consejos que, desde
los más diversos foros -a menudo internacionales-, propiciaba a tirios y
troyanos, con una generosidad digna del mayor encomio. Habremos de conformarnos
con su marcha, porque la política es así –hoy personas y mañana estatuas-, pero
no me cabe duda de que su hueco ha de ser difícilmente sustituible.
Habrá
quien diga que el asunto se venía gestando desde que usted logró en 2011
aumentar en 32 los escaños obtenidos en la última legislatura de su partido,
ganándole al hasta ahora Presidente Honorario por tres. O que fueron los dos
mandatos socialistas culpables del desamor paulatino manifestado por el ex-Presidente
Honorario en numerosas ocasiones. Ocasiones que culminaron en “el quinto aviso,
que no se puede desoír” que le dirigió tras la pérdida del 11% de votos en las
elecciones municipales de mayo del mismo año. Olvidan, quienes así piensan, que
fue Ud. directamente señalado para el poder por el dedo omnipotente –a semejanza
del que adorna el techo de la Capilla Sixtina-, llenando el vacío de Rato y
laminando a Mayor Oreja. Otra cosa es que, ya investido presidente, no se
atuviera a los sabios consejos de ‘la cabeza pensante’, o que decidiera emplear
como constante de su política la estólida inmovilidad de don Tancredo que tan
buenos resultados le ha dado hasta el momento.
Puede
que el asunto de Cataluña, cuya lengua conoce José Mari como la suya propia (y
bastante mejor que otras de allende los mares), haya sido un motivo más de
desencuentro, pero el tiempo ha demostrado que la rígida posición al respecto
de que Ud. ha hecho gala, le ha dado la razón en los tribunales que jamás se
equivocan. Y que si el número de separatistas ha crecido en progresión
geométrica en Cataluña, se debe exclusivamente al carácter levantisco y
secesionista de gran parte de su población. Pude Ud. ufanarse de que a la
consideración de España como ‘una grande y libre’, pocas personas vivas pueden
ganarle.
‘Cuando
te dieren la vaquilla, corre con la soguilla’, decía el clásico, o lo que es
parecido, ‘a enemigo que huye, puente de plata’. Y por la marcha de FAES, no se
preocupe, en un plis plas se monta otra fundación para hacerle la puñeta a JM.
Pues
eso. Y felices pascuas.
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