Juan de la Cirila andaba algo contrariado esta mañana. El panadero ha
olvidado el pan integral y Juan es hombre que no gusta salir de su rutina, amén
de que según cuenta con innecesarios detalles, su organismo se resiente con
facilidad de la falta de fibra.
—Eso es culpa de los de Podemos, que están alterando las buenas prácticas
de este país, le dice Cacaseno que no desaprovecha ocasión de meterle los
cerotes.
—Tu ríete, pero si no fueras tan cerril te darías cuenta de que mi
presidente, con sus chanchas marranchas y sus silencios de plasma ha manejado a
los tuyos como le ha dado la gana. ¿A que sí, Fernández?
—A mi dejadme de líos que estoy de política hasta los bébes. Como den
lugar a otras elecciones, me voy a la playa y no vuelvo.
—¡No te irás al Mar Menor!
—Pues sí señor, a La Puntica me voy, aunque no me bañe. Y en lo que dice
el Juan, que sepas que le doy su parte de razón, Podemos le ha hecho el caldo
gordo al PP.
—¡Eso mismo digo yo! Al principio el PP se frotaba las manos cuando
apareció Podemos. Le venía bien alguien que le quitara votos al PSOE sin merma
de los suyos. Quizás por eso propiciaron que el coletas apareciera en todos los
platós de televisión, empezando por los madrileños. Si Iglesias hubiera apoyado
la investidura de Pedro Sánchez, ahora tendríamos un gobierno de izquierdas y
no habríamos pasado por el calvario de otras elecciones. El Sánchez no se lo
perdona, le han crecido los enanos por la izquierda y está que se tambalea.
—No me digas que fue Rajoy el que convenció a Iglesias de que votara
contra Sánchez. Te inventas cada cosa, Cacaseno…
—Pues aunque te parezca chusca, esa es mi teoría, Juan. Creo que los
convencieron -sutil e indirectamente-, de que les favorecerían unas segundas
elecciones, que se iba a producir el ‘sorpaso’ y que iban a crecer por encima
del PSOE. Por eso se presentaron como una fuerza ganadora, el PP utilizó con
mucha maña el fantasma del miedo: o se vota al PP o viene el de la coleta y con
él, el desastre. Tanta maña tuvieron que el resultado fue mejor de lo esperado.
Hasta a los tuyos les sorprendió.
—Ahora solo falta que los setenta y un podemitas se abstengan en la
investidura de Rajoy y entonces ya no necesitamos ni la abstención de C’s. En la
segunda votación sale investido mi jefe.
—No me jodas, Juan, eso no te lo crees ni tú.
—Pues entonces las terceras elecciones y el desplome de Podemos. Mayoría
absoluta del PP por abstención de la izquierda aburrida.
—No creo que lleguemos a eso, pero el asunto está más que obscuro. Aún
vamos a tener que asistir a muchos movimientos de sillones y de ‘donde dije
digo, digo Diego’. De momento ya ha empezado C’s. Vaya palabra que tienen… creo
que volveremos a hablar catalán en la intimidad.
—Los pactos son los pactos.
—Y los sillones, los sillones.
Visto así y a posteriori, el razonamiento encaja. Lo que yo no sé si en un principio la planificación fue concebida así por algún nacido machiavelo. Para mi que no. Que todo surgió de manera natural como nace el rosal de la basura. Otra cosa es que que hayamos desaprovechado aquella oportunidad. Y de nuevo volvemos a los hechos consumados, al pragmatismo, la política: el menos malo de los remedios a cambio de haber perdido en candidez y en utopías. Un abrazo.
ResponderEliminarProbablemente, Juan, 'como nace el rosal de la basura...'
ResponderEliminar