Ante la
insistencia de mis dos lectores habituales, este blog retoma su bamboleante
andadura para seguir dando voz, entre otros, a mis leales contertulios del
Hogar del Pensionista, Fernández, Juan de la Cirila y el Cacaseno, con nuevas aportaciones
que podrá encontrar el que continuare leyendo.
Al Cacaseno no le gustó la
incorporación de Mateo a la Tertulia. Don Mateo había sido Mateo o Mateico para
todos desde que iban juntos a la escuela, pero cuando volvió al pueblo con su
flamante titulo madrileño de medicina, se convirtió en Don Mateo para siempre.
—La mucha gente para la guerra es
buena, parece que le dijo el Cacaseno a Fernández el primer día.
Fernández, como prudente, no hizo
caso, pero el Cacaseno se quedó con su aquel atravesado en la garganta y al desayuno
siguiente, apenas esperó a que Pepito le trajera las tostadas para salir
arrastrando:
—Entonces, Mateo, tú que has vivido
en la capital, ¿Cómo ves lo de Podemos?
Mateo se toma su tiempo. Viene a la
tertulia a relajarse y no a que le pongan exámenes, es hombre conciliador.
—Pues te diré, por un lado lo veo
bien y por otro no tan bien.
—Ves como Mateo sabe -salta Juan de
la Cirila.
—Quiero decir que veo positivo y
aún necesario que aparezcan estos movimientos frescos y con tintes renovadores
en medio del pudridero en que nos han colocado tantos sinvergüenzas como han
salido en uno y otro lado.
—No, si frescos sí son.
—Tampoco es eso, Juan, me refiero a
que son nuevos, que traen un aire esperanzador. Seguro que todos hemos votado a
unos o a otros de los anteriores. Todos tenemos nuestra parte de
responsabilidad y a todos nos han decepcionado. Unos más y otros menos.
— ¿Entonces que les ves de malo a
los de Podemos?
—De malo nada. Lo único que no veo
claro es que puedan constituirse en alternativa de gobierno con un programa que
a mi parecer contiene más utopías que otra cosa.
— ¿Que programa?
—Pues el de Podemos, ¿no lo habéis
leído?
Silencio.
—Yo lo tengo, si queréis…
Silencio
—Por ahí hay que empezar, aunque
solo sea una declaración de principios, conviene no dejarse llevar por las
palabras ni por el aspecto de los lideres. Hechos, hechos, o por lo menos
intenciones claras y por escrito. Programa, programa, como decía aquel.
—A lo mejor este no es el
definitivo, y en cualquier caso, sabes que los programas están hechos para no
cumplirlos.
—Lamentablemente cierto, amigo Fernandez,
pero al menos es una base de partida. Y en nosotros, los ciudadanos está el
obligarlos a que cumplan lo que nos prometieron.
— ¿Y hablas tú de utopías? -Aprovecha
Juan de la Cirila para meter baza- ¿pues qué nos queda, a estas alturas? Nada
es creíble ya, nos han engañado los unos y los otros y no han dejado en el
cajón más que telarañas. Hasta yo, que ya me conocéis, no tengo claro a quién
votar en las próximas.
—Pues, visto lo visto, ya sabes,
dice el Cacaseno.
—A los tuyos, desde luego que no.
—Haya paz -dice Fernández-, aún
queda tiempo. Amanecerá Dios y medrar hemos.
—Santa palabra, apoya Mateo afanado
en su tostada.
Mú bueno. Como toíco lo que escribes.
ResponderEliminarGracias, Luz
EliminarQue repiquen las campanas, aplauda fuerte mi mano, porque todas las semanas vuelve a cantar Mariano-
ResponderEliminarEste año no puedo ir a la comida anual, un abrazo y feliz retorno al asilo
Que mano tienes para la poesía, Alvaro! Yo tampoco puedo asistir a la comida, otro año será. Un abrazo
EliminarBuen y medido comienzo de retorno, Mariano. Me alegro mucho de tu vuelta.
ResponderEliminarUn saludo.
Otro para ti, Pepe. Mientras Fernandez y los suyos den material, aquí andamos.
Eliminar¡Connio, Mariano! Ayer hablábamos de los tontucios y hoy, de vuelta por fin a este mundo virtual con tu tertulia, acotas, orientas, impones mesura y atención a uno de los hechos que, al menos, nos hacen reaccionar entre las barricadas y los paralíticos de nacimiento. Perfecto. Nos apuntaremos a la tertulia y a las que no sean tales, con muchas ganas.
ResponderEliminarUn abrazo chillao, Mariano.
Pasate una mañana, tío Bamboso, y nos tomamos un carajillo. Un abrazo.
EliminarLo dicho, Mariano. Me alegra que hayas vuelto a dar voz a los compañeros de Hogar del Pensionista .Y aprovechamos la ocasión. Nosotros no tenemos dudas ni miedos (que bastantes dosis desde fuera y desde dentro, nos meten todos los días). No nos sucede como a Mateico. Hemos “viajado” ya mucho, y no nos importa intentar “ver volver , que en definitiva como decía aquel, es el vivir” aquello de la utopía, a ver si enganchamos algo de ella, una “partecica”, antes de espicharla. Lo dudamos, pero con intentarlo otra vez creemos que nada se va a perder más.
ResponderEliminarUn placer verte por aquí, Nicolás. Miedo ya nos pueden meter poco, pero se las siguen ingeniando para encontrar nuevas formulas. No descansan (ni duermen como el músculo). Un abrazo.
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