Acabaron las fiestas que nos han tenido algo
desasosegados, entre truenos y músicas estridentes, a los de la tercera edad
(por alejarnos del avergonzado pero no menos real título de ‘viejos’). No somos
tan aficionados a esas barahúndas como los menos añejos. Item más que nuestras “mascotas”
(perros, gatos y similares), han padecido los truenos como es de rigor en estas
ocasiones. Los hemos sufrido, sin embargo, con paciencia benedictina,
conscientes de que no suele llover a gusto de todos (este año a gusto de nadie)
y de que todos debemos ceder por el bien de la convivencia.
La tertulia se reanuda tímidamente. Estamos afectados
por el disparate catalán, que cada uno contempla desde su particular óptica.
Los que tienen vínculos cercanos con aquella tierra (que son mayoría), con una
pata del corazón en cada sitio, otros abogan por la aplicación de la legalidad
y sus artículos correspondientes; de todo hay en la viña del Señor. Fernández, conciliador,
procura quitarle hierro al asunto cambiando de tema.
—Este año no nos podemos quejar, un mes de fiestas
con actos de todo tipo: zona huertana, conciertos de una exquisitez poco
habitual, actos multitudinarios y de excelente organización en torno al
patriarca del trovo David Castejón, certamen de pintura, ferias de vino y
cerveza, danzas, monólogos, Bando de la Huerta, y para colofón de tantas
actividades, barraca de exquisitos productos murcianos donde resarcirse de las
emociones acumuladas.
—¿Y reinas de las fiestas?
—No, eso no, parece que ya ha pasado de moda, aunque
no todo el mundo opine lo mismo.
—Me pregunto -dice el Cacaseno-, donde ha quedado lo
del centenario de Julián Andúgar, más allá de la discreta y espontanea ofrenda
floral a su monolito y el particular homenaje que le hicieron unos cuantos vecinos con al apoyo, más
o menos forzado, del ayuntamiento. Nos quejábamos antes de que no se tuviera en
cuenta la figura del poeta, quizás por sus condiciones personal y política, y
ahora que se nos prometían tiempos de apertura y libertad estamos en las
mismas, olvido total.
El doctor Mateo entra en liza,
—Pues yo encontré el acto organizado por Innuendo
Global en el Espacio Joven la mar de simpático, me pareció estupenda la idea
del mural que, además de hermoso, es obra perdurable. El homenaje fue
entrañable. El hecho de que fuera poco multitudinario, estaba acorde con su
idiosincrasia; difícilmente los acontecimientos culturales concitan asistencias
masivas.
—Estoy de acuerdo contigo, Mateo, es muy de agradecer
que Santiago Delgado nos regalara con su docta revisión del personaje y su
obra; que Blas Rubio nos explicara la senda del poeta con el cariño que pone en
sus empresas, y que Maye Bobadilla coordinara el acto con eficiencia y pasión.
Del baile que precedió a la exposición, no te digo más. Nos dejaron embobados
aquellos dos zagales.
Estoy
convencido de que el ayuntamiento prepara, por su parte, alguna traca gorda sobre
el poeta antes de que acabe el año. Imagino a la concejalía de cultura en plena
efervescencia.
—Seguro que nos sorprenden, asegura Juan de la
Cirila.
—Me alegro de que coincidamos, Juan, aunque el
natural escepticismo propio de nuestras edades, hace que no tenga tanta
confianza en el futuro como tú. El año de Julián Andújar se nos escapa sin que
se haya hecho nada que glose su figura.
—Cacaseno, “no seas incrédulo, sino fiel”, dice el
Libro.
—¡Santa palabra!
Julián Andúgar se merece más de un homenaje. Próximo a Miguel Hernándes, en distancia y pensamiento, la obra poética de Julián engrandece a quien sabe leerla y comprender en tiempo y forma cuánto supuso para el engrandecimiento de la libertad su pluma. En una etapa histórica acogotada por traidores sin honor, Julián, no se arredró jamás ante nada. En su otra etapa domo Senador supo estar en el lugar que correspondía a un luchador de exquisita sensibilidad. Sí, merece una semana de actividades en su recuerdo que bien podría estar encabezada por la Concejal de Cultura y los Profesores del Instituto que lleva su nombre.
ResponderEliminar¡Y no gruñas por la música, Mariano, que pareces un carrozón, con lo guapo y joven que eres!
No, no gruño por la música, tío Bamboso, es por el ruido. En lo que estoy de acuerdo contigo es en lo último. Un abrazo.
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