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martes, 16 de mayo de 2017

SEÑOR PRESIDENTE (XXII): País idílico.

Me consta que es usted renuente a las críticas, por eso no voy a hacerle ninguna. Solamente intentaré en esta misiva (espero que le dedique la misma atención que a las anteriores), convidarle a una breve reflexión sobre nuestras dos naciones.
Usted vive en un país donde no existe la corrupción, y si alguna vez existió es cosa del pasado, como aquellos ‘hilillos’ del olvidado navío que a malas penas se notaban, salvo alguna cosa. Los fiscales hacen su trabajo con total independencia, jamás miembro alguno de su partido ha intentado coaccionarlos. Los ex presidentes y pelotas de primero y segundo nivel que están investigados (antiguamente imputados) o en la cárcel, nada tienen que ver con su bando, son cosas de un pasado ya remoto que nadie recuerda. Los tesoreros sucesivos de su formación política que se han alzado con el santo y la limosna son casos individuales de personas ajenas al partido. Las cajas B nunca existieron, son cosa de los Bárcenas y compañía que se llevaban las perras a capazos sin que nadie lo advirtiera. Lo de Bankia, una travesura inocente de Rato -colocado por su antecesor-, las tarjetas blak un simple error contable que ni el Banco de España, ni la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), ni Deloite detectaron. El autoabastecimiento energético ha pasado a ser una entelequia, igual que los cuarenta días por despido improcedente. En mi región, las autovías terminan de forma abrupta en bancales de limoneros; los aeropuertos después de años y paños siguen sin aviones; los trenes rápidos nunca llegan, ni soterrados ni sin soterrar; el Mar Menor, por la desidia del gobierno local se ha quedado sin banderas azules… Todo eso son minucias y críticas malintencionadas de mensajeros a los que conviene descabezar. La autentica realidad es que a los pensionistas se les aumenta sustanciosamente los ingresos cada año, la sanidad y la enseñanza van viento en popa; la ley de dependencia, a pesar de deberse al infausto Zapatero, reparte ayudas a mansalva. Cada vez hay menos enfermos en el sistema sanitario por la inexorable ley del tiempo y los niños, exentos de elementos perturbadores como la filosofía, se convertirán en ciudadanos adocenados y felices, es cuestión de más champions. Este es un país magnífico.

La prueba palpable de que todo lo anterior responde a la más diáfana de las realidades es que el personal sigue votando a su partido de forma mayoritaria. Tiene usted razón, señor Presidente, vive en un país de ensueño, un país idílico. Ya me gustaría que fuera el mío.

4 comentarios:

  1. Mi querido amigo, soy Jesús González H. Como siempre, tus artículos son magistrales, y éste es un buen ejemplo de ello. Pero en este caso, con tu licencia, me permito rematarlo con lo siguiente: el asunto, con ser luctuoso, quizá lo sea menos ante el desalentador panorama del otro bando frente al necesario recambio de gobierno.
    Recibe un cordial saludo.

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  2. Gracias por pasarte por aquí, Jesús. Estoy de acuerdo, el problema, con ser del gobierno, lo agrava la oposición. Ah! si tuvieramos una buena oposición que nos permitiera bascular con cierta esperanza! No sabia tu tendencia gallega.

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  3. Lo peor es que leemos tus cartas y nos resultan graciosas y divertidas.

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    Respuestas
    1. Hombre! No será lo peor! Lo peor es el diluvio y la proliferación de los tontos.

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