Estábamos a
media tostada cuando apareció Juan de la Cirila recién llegado de sus
vacaciones en ‘La Puntica’.
—Se les
saluda, señores.
Se dirigió a
todos, pero miraba al Cacaseno. El Dr. Mateo y Fernández permanecieron al
pairo, todavía con las legañas de las vacaciones pegadas al lagrimal.
Al Cacaseno,
después de los últimos movimientos concejiles, le pasa como a D. Quijote cuando
salió de la venta en busca de entuertos para enderezar, que ‘el gozo le
reventaba por las cinchas del caballo’, y Juan se lo notó.
—Estarás
contento, ya tienes a los tuyos mangoneando en el ayuntamiento.
—Mira que
eres retorcido, Juan, ni son los míos ni están mangoneando, simplemente se han
ofrecido a colaborar y se lo han aceptado. Las bases lo han refrendado
ampliamente, no veo que hay de malo en ello.
—Que eso no
fue lo que nos vendieron en las elecciones. Los que ganaron, con el apoyo de
Alternativa, prometieron que iban a poder con el tajo y después de un año se ha
visto que no tiene fuerzas para llevarlo todo p’alante. Para gobernar no basta
con la ilusión y las ganas de trabajar, hacen falta más cosas. Y ellos no las
tenían.
—Pues eso es
lo que Alternativa les brinda ahora ¿También te parece mal?
—Si es bueno
para el pueblo, me obligas a decir que no, pero me parece un fraude.
—Mas fraude
me parece a mí que los tuyos hagan la oposición sangrienta que están haciendo.
No veo la buena fe ni el afán constructivo por ninguna parte, aunque ya sé que
la derecha es siempre una mala oposición. No se resigan a que los hayan
desmontado del macho.
La cosa se
encrespa y el Dr. Mateo se ve obligado a intervenir.
—Un poco de
calma. Me decía Fernández antes de que llegarais que es una pena que asuntos
como el de la puñetera uralita no sirva más que para que unos y otros se tiren
los trastos a la cabeza.
—Unos y
otros, no. Los peperos. Los del ayuntamiento han hecho lo que
han podido y el asunto se ha resuelto, o está en vías de resolverse, de la
mejor forma posible. Si tanto les preocupaba el asunto a los tuyos, han tenido
ocho años para arreglarlo y no han movido un dedo.
—Pues los
tuyos, si lo han hecho tan bien, debían haberlo explicado de forma más
eficiente, porque lo que es la información, la llevan peor que mal. Ya ves la
prensa regional…
—No me
hables de la hoja dominical de Murcia. No sé quien le hace llegar la información,
pero tiran con bala.
—Sus razones
tendrán.
—Las que yo
me imagino. Lo que yo te digo, Juan es que estos rifirrafes de clara intención
política, no hacen más que envenenar las relaciones de este pueblo y calentar a
los vecinos, que bastante tiene con el lio que hay a nivel nacional y las
dificultades del día a día para sacar a la familia adelante.
—Tengamos la
fiesta en paz. A ver si hay suerte, y con el aporte de Alternativa, el PSOE se
ve un poco mas aliviado y la oposición se pone a remar en la misma dirección,
porque estoy seguro de su buena fe y de que quieren, como todos, lo mejor para
el pueblo de Santomera.
—Santa
palabra, Fernández. Pago los carajillos.
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