Cuentan
que su majestad Felipe II, en cuyas posesiones jamás se ponía el sol, tenía a
gala resolver personalmente los asuntos de su reino. A cuyo efecto, disponía
los legajos, expedientes, peticiones y memorándums en un montón que situaba a
su diestra, con un letrero que decía “asuntos a resolver”. A su siniestra mano,
otro montón, algo más menguado con la leyenda “asuntos resueltos”. Su habilidad
como estadista consistía en, pasado el tiempo suficiente, trasladar los asuntos
del uno al otro montón.
Dicen
de algunos presidentes de gobierno,que entre su escasa base de datos
históricos, figura la anécdota que acabo de relatar, aplicada con tan exactitud
que mejora en tercio y quinto a la de su Majestad Católica.
Y
mientras, la oposición que lucha por seguir siéndolo en exclusiva, huérfana de
líder, se escinde en múltiples fracciones dando el lamentable espectáculo de no
saber si debe consultar a los representantes democráticamente elegidos, a las
bases, o a Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles. De momento, no se
sabe quien asume el liderazgo del PSOE, convertido (el liderazgo) en una patata
caliente que todos se apresuran a lanzar al aire antes de que les churrasque
las manos, aterrados por si los morados les pasan por la izquierda.
Se ha
demostrado que el no por el no es una estrategia de poco recorrido, pero no es
menos cierto que hay que conjurar el fantasma de las terceras elecciones, que probablemente
dieran al traste con los restos del naufragio del PSOE. Dentro del pasteleo
político, llegamos a la conclusión de que hay que optar por una abstención
sincopada.
Para
este viaje, se dicen muchos, no eran precisas alforjas, ni debates televisivos,
ni agresiones verbales entre unos y otros. Podían haber tomado semejante
decisión hace ya muchos meses y ahorrarnos a la paciente ciudadanía el calvario
diario de informaciones, comparecencias televisivas e ingeniosos tuits. Los
líderes de la izquierda (rojos y morados) batallando entre sí, han hecho como
los conejos de la fabula: esperar a que llegue un tercero, entienda la parte
del no que es no, y se alce con el pastel sin haber salido del plasma. En mano
de la oposición estaba haber pactado una solución de compromiso recurriendo a
todas las fuerzas que hubiera sido necesario, centrales y periféricas. Puede
que eso sí hubiera elevado el nivel político del país en este desdichado
momento.
Lo
que parece claro es que la táctica de los dos montones ha dado excelentes
resultados al vencedor de esta batalla, presidente de un partido carcomido por la corrupción impune, que ha llenado de heridos el campo de
sus contrarios sin mover un músculo.
Es la pura realidad....
ResponderEliminarEs la pura realidad....
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