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sábado, 7 de noviembre de 2015

QUERIDA LAGUNA

A sugerencia de mi amigo ANF.
 Hace ya tantos años que la memoria se llena de boria…
En Lo Pagán, ‘La Salustiana’, un colmado universal donde las madres enviaban a chiquillos en bicicleta para comprar artículos imprescindibles, desde el pan hasta el ‘flit’ de las moscas. Un largo descampado hasta Villananitos, con modestas viviendas de veraneantes diseminadas a largos trechos, el Castillo de Trucharte, el tabuco de ‘Cruz la Negrilla’, reposo de marineros descalzos al amor del vino dorado de Cartagena, en grandes vasos, a palo seco; el molino de Quintín, a lo lejos el de La Calcetera apenas entrevisto en las mañanas de neblina, cuando los zagales madrugadores se afanaban a la caza de cangrejos. Enfrente La Manga, plana y silvestre, asiento de gaviotas, cormoranes y flamencos, reposo de pescadores que, tras levantar las redes, se aplicaban al rustico Caldero con sobras de la caza. La encañizada, preñada de alevines y galupes, las islas, vírgenes al fondo…
En La Ribera, la gente pudiente, con casas discretamente ostentosas; en Los Alcázares, el Carmolí y Los Urrutias, pocos veraneantes de alpargata, que proporcionaban una alegría efímera al escaso comercio de una población deprimida el resto del año.
El Mar Menor: un paraíso rústico en el que los caballitos de mar flotaban perezosos creyéndose inextinguibles, y los pescadores navegaban en menudas embarcaciones de vela latina buscándo un magro sustento.
Con el progreso llegó el disparate: el veraneo al alcance de todos de forma indiscriminada y salvaje, como si los recursos fueran inacabables, como si la naturaleza no mereciera el respeto de un bien perecedero. Devoremos el capital si no tenemos bastante con las rentas. Los que vengan detrás, que areen.
Crecieron las edificaciones como hongos malsanos. La Manga se puso de moda, cartageneros, murcianos y madrileños acudieron en tromba. Edificios monstruosos hasta la orilla del mar atormentado; un puerto de gran calado para barcos que, en un acelerón se salen de esa mar chica, vida nocturna de Cabo Palos y una Venecia menuda y pretenciosa, imposible. El progreso, la contaminación, el desastre ecológico para dejar a las generaciones venideras; los emisarios y la porquería diseminada en las aguas azules que mata los peces, ramblas con vertidos de metales pesados, espigones artificiales y arenas traídas de no se sabe dónde, tanques de tormentas que nada arreglan, medusas de las que hay que proteger a los bañistas con kilómetros de redes…


¿Irreversible? Nada es irreversible, siempre se está a tiempo. Tomemos conciencia de los errores cometidos, con humildad y decisión. Nunca es tarde. Los varios municipios costeros tienen la obligación de coaligarse en un frente que empuñe la batuta y nosotros, ciudadanos de a pié, dueños del bien común, la de presionarlos para detener –y revertir- tanto disparate.
El Mar Menor es uno de los mejores activos de nuestra región, muchas iniciativas deportivas lo atestiguan. Es lugar plácido para embarcaciones sin estruendo, para competiciones de remo y vela, para el reposo familiar en las playas artificiales, para el paseo sosegado en atardeceres inigualables.
Aún estamos a tiempo. Iniciativas como el Pacto por el Mar Menor, lo atestiguan.

20 comentarios:

  1. Como siempre un relato precioso y una conclusión esperanzadora si nos implicamos e impedimos continúe el disparate.
    Un abrazo y gracias.

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  2. Como siempre un relato precioso y una conclusión esperanzadora si nos implicamos e impedimos continúe el disparate.
    Un abrazo y gracias.

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  3. Gracias, Alberto, vamos a ello. Tú desde el yate y nosotros desde la piragua.

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  4. Me encanta tu relato, tan lúcido y cabal, y también tan esperanzador. Nunca es tarde cuando hay voluntad. Hasta lo imposible se intenta, y recuperar el Mar Menor no lo es.

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  5. Esperemos. Si cada uno ponemos un granito, es posible que hagamos montañas! Un abrazo, seño.

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  6. Tu menoria no se llena de boria, en absoluto, ...incluso se pone magnificamente lirica..!Vamos a ello Mariano!...Yo acompañandote en la piragua, pero siempre siguiendo en este empeño a Alberto !si no navega a toda vela en su Yate!.
    Un abrazo.

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    1. Contamos contigo! Avante a toda vela (o remo). Un abrazo, Nicolás, y bienvenido, como siempre.

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  7. Si no hacemos algo, tal vez ya no haya remedio y la autodestrucción sea el fin de la raza humana.

    Un abrazo.

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    1. Es una pena, pero tiene todo el aspecto de ser posible. Otro para ti.

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  8. Bonita lectura para acompañar el desayuno. Este año vuelvo a hacer la Vuelta al Mar Menor (a pie) por enésima vez, después de dos años de "ausencia", ya que el pasado no pude. No sé si es muy buena idea, ya que me aterra pensar en lo que me voy a encontrar después de tanto mensaje catastrofista y cuasi apocalíptico (razones no faltan, nos enfrentamos a un desastre natural sin precedentes, cocido a fuego lento y anunciado hasta la saciedad). Menos mal que de vez en cuando lecturas como la tuya me devuelven la esperanza (y la confianza) en el género humano. Ya te comentaré cómo me ha ido.

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    1. Hay que seguir, pese a todo. Nosotros seguimos echando la piragua al mar a pesar del 'asquito', pero es descorazonador. Este año ya no se ve el fondo desde ningún sitio...No perdamos la esperanza. Y gracias por tu comentario.

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  9. Bonita lectura para acompañar el desayuno. Este año vuelvo a hacer la Vuelta al Mar Menor (a pie) por enésima vez, después de dos años de "ausencia", ya que el pasado no pude. No sé si es muy buena idea, ya que me aterra pensar en lo que me voy a encontrar después de tanto mensaje catastrofista y cuasi apocalíptico (razones no faltan, nos enfrentamos a un desastre natural sin precedentes, cocido a fuego lento y anunciado hasta la saciedad). Menos mal que de vez en cuando lecturas como la tuya me devuelven la esperanza (y la confianza) en el género humano. Ya te comentaré cómo me ha ido.

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  10. Te doy las gracias, Mariano.Al fin puedo leer tu flamante escrito, sentadíca en el porche, oliendo a jazmines. ¿Por qué el ser humano es tan "cazurro" que se empeña (parece) en cargarse nuestro Mar Menor? Detengamos su muerte anunciada, con H2O de empeño, ayuda y esa esperanza, de quienes adoramos nuestra laguna y tierra. Besico

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