Sea de Sta. Teresa o de S. Ignacio de Loyola la conocida frase,
viene a cuento del lío que entre unos y otros hemos montado en Cataluña. Los
unos por ignorantes y zafios en el trato de una cultura diferente y
enriquecedora de la que debíamos habernos aprovechado en vez de hacer como el
necio que “desprecia cuanto ignora”. Los otros porque hartos de desdenes magnificados
y bien manipulados, han optado por el sistema infantil de buscar enemigos
exteriores haciendo abstracción de la caótica situación en que esta crisis y
sus nefastos gestores nos ha sumido a todos.
Sea como fuere, hasta aquí hemos llegado y desde aquí hay
que buscar soluciones. Y no pinta nada bien. Hasta el punto de que yo me
pregunto si no sería conveniente que, buscando el encaje legal necesario, se
hiciera la famosa consulta, y si no sería procedente que se extendiese al resto
de España, cuyos ciudadanos también tienen que decir lo suyo al respecto. Ello
nos daría la oportunidad de conocer la verdadera realidad de lo que piensan los
catalanes en su conjunto y el resto de los españoles en el suyo. No vaya a
pasar como con el Partido Comunista, que hubo un momento en que pareció que
España entera fuera roja. Pues resultó que eran los que eran y ahí están, tan
rica y democráticamente sin que ninguna fractura dramática haya surgido como consecuencia
de su legalización proscrita durante tantos años.
En cualquier caso, si la cantidad necesaria de catalanes
opta por la secesión, no veo tampoco el interés de que sigan formando parte de
un país en el que no quieren estar. Lo que hicieran a partir de ese momento, sería
cosa suya, podrían integrarse en Europa (si Europa los recibe) o aliarse con el
bloque americano, soviético, chino o coreano, por no hablar de Bolliwood. No
es, desde luego el camino que a mí me parecería lógico ni deseable, pero me
plegaría, respetuosamente a esa decisión si lo fuera de forma mayoritaria. Otra
cosa serían los aspectos prácticos y económicos de la nueva nación secesionista
que no se me ocurre como se podrían solucionar. Me temo que sería una debacle para ambas partes, secesionistas
y cesecionados.
No puedo dejar de sospechar, sin embargo que sean estas
circunstancias aprovechadas por los políticos catalanes en el poder para lanzar
una excelente y bien aprovechada cortina de humo sobre unos males muy parecidos
a los que sufrimos con la misma o mayor intensidad en el resto de la, todavía,
España. Males en gran parte debidos a su ineficaz gestión y a las corruptelas
de todo tipo que allí han sucedido. Y me resulta sorprendente (de ser cierta mi
teoría) que tal suceda en una sociedad adelantada, culta y poco manipulable –creía
yo- como la de nuestros primos del norte del Ebro.
Quizás por eso sería recomendable, por su bien y por el del
resto de los españoles, reconsiderar la cuestión desde parámetros nuevos
basados en un mejor conocimiento y respeto mutuo, en los que tuvieran natural
cabida el concepto de diferencias culturales y lingüísticas que no tienen por
qué hacernos diferentes sino complementarios.
Parece una sabia recomendación la de “En tiempos de
tribulación, no hacer mudanza”, sea quien fuere el autor de la cita.
Como gustéis.
ResponderEliminarElls mateixos.
EliminarLa frase es de S. Ignacio de Loyola, en el contenido del texto pienso como tú. Y, visceralmente, en el partido que voy a ver a las 20 h en Tv me gustaría que ganaran los colchoneros y perdieran los del Barsa. Cuando el río suena.....
ResponderEliminarTienes razón, se me coló otro santo. Hay quien la atribuye a Sta. Teresa tambien. Que gane el mejor.
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