Aún con la resaca de las procesiones, nos preparamos a
meternos de lleno en las Fiestas de Primavera. La gente tiene ganas de
divertirse y parece que la situación de este país sea espléndida en vez de ser
dramática. Una semana de folklore variado con estatuas de todas clases paseadas
a hombros devotos y otra de barracas huertanas, pasteles de carne, chino
chumarrao y paparajotes. Que no decaiga, y a las penas, puñalás.
A Juan de la Cirila lo hemos visto desfilando en una de las
procesiones del pueblo. Esperemos que haya hecho penitencia por el resto de
contertulios que no somos de mucha misa.
—No es tanto cuestión religiosa como de tradición. Mi padre
salía en esta procesión y yo sigo la costumbre familiar, por cierto
interrumpida durante la Republica, que lo sepáis, vosotros tan amantes de las
libertades.
El Cacaseno necesita poco para tirarse al ruedo.
—No me toques la Republica, que fue el único periodo
luminoso que hemos tenido en este país en los últimos cien años, lo que pasa es
que no tenemos preparación y el asunto se fue de las manos. Yo soy el primero
que no estoy de acuerdo con la quema de conventos y todas aquellas
barbaridades, pero esas desdichas las trajo tanto tiempo de oscurantismo y de
que la iglesia católica viniera a inmiscuirse en la vida de los ciudadanos.
—Pues eso ha cambiado poco –interviene Fernández- la
iglesia, cualquiera que sea, siempre intentará que todos vivamos con arreglo a
sus códigos, por algo se arrogan la posesión de la verdad absoluta, ahí tenemos
al Sr. Rouco.
—No me mientes la bicha. Nunca he entendido ese afán de
injerencia de la iglesia en los asuntos civiles, mejor dicho, si lo entiendo
pero me indigna. Los que crean en los preceptos de cualquier religión, que los
sigan, que nadie se lo impide y que no pretendan manipular las leyes civiles,
que ya somos mayorcicos para andar por donde nos parezca oportuno. No entiendo
yo que pintan las autoridades civiles en las procesiones religiosas, ni la
guardia civil, y menos los legionarios, con o sin cabra. No veo yo que haya
reciprocidad y los obispos y curas desfilen con el sahumerio tras los Moros y
Cristianos o los Cartagineses y Romanos, sería justa correspondencia, ¿no?
—No seas acémila, Cacaseno, son tradiciones de toda la vida,
tradiciones que hay que respetar aunque no sepamos muy bien de donde vienen ni
que significado tienen. Refuerzan nuestro sentido de pertenencia al grupo.
—Mira Fernández, no me quieras templar, que eres muy
palabrícas. Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, cada
mochuelo a su olivo y que cada perrico se lama su… lo que ya sabes.
—Lo del Cesar me ha convencido. Vamos a comernos un
pastelico de carne con un quinto y pelillos a la mar, que ya estamos en
fiestas. El año que viene, seguiremos dando la matraca si es que estamos aquí.
—Santa palabra, remata Juan.
¡Cuánto "marqués de Bradomín" pierde a España!
ResponderEliminarY que lo digas, profe! No acabamos de desliarnos.
EliminarBuen tema prohibido para abrir boca antes del pastel de carne. Pues sí, Mariano, ya ha terminado el recordatorio del horror, el cumpleaños, un poco loco por cuestiones de calendario, de aquel hombre, que según su libro sagrado, soporta lo contrario que predicaba de sus propios discípulos: hipocresía, incumplimiendo de mandamientos, insoportable menosprecio a las bienaventuranzas, tergiversación de las parábolas en provecho propio, etc. Para no llegar a ser tan explícito del mayor infiel de esta doctrina, el poderoso Rouco. Ahora, cuando los desfiles pasionales, como gustan llamarlos han concluido un folclore que no tiene ni una pizca de recuerdo pasional y sí muchas marinera, se levanta el tablacho para que el agua entre con baldomeras y todo. Teniendo en cuenta la crisis y la carestía de precios en Murcia, es sorprendente que entre el regalo del pastel de carne y la cerveza, mañana precisamente, y los saltaciecas de la sardina asá y sus chucherías de plástico, nos conformemos y seamos felices una semana entera. Menos mal que siempre queda un piezo de tocino entreverao con pan recien cocido y un chato de vino.
ResponderEliminarUn abrazo Mariano.
No he podido resistir las fiestas y me las he pasado en pais de infieles, con gran menoscabo de mis acciones para la salvacion eterna, la cual solo espero alcanzar merced a los buenos oficios de amigos influyentes como tu. Así es que toma nota. Un abrazo.
EliminarLo acabo de descubrir como autor. Me encanta su frescura. Debe ser porque yo no me confieso y que tengo sangre colorá y no horchata como muchos
ResponderEliminarMuchas gracias, Mercedes, nunca es tarde para descubrir talentos (juas, juas). Gracias por pasarte por aquí. Si me envias tu e-mail, te añadiré a los contactos que envío el enlace cada vez que hago una publicación nueva. Un abrazo.
EliminarMe gusta mucho su prosa. De verdad vive en un Asilo?.
ResponderEliminarCreo que ya le he respondido por e-mail, aunque no sé si la dirección que tengo es correcta. Estos chismes siempre me resultan esquivos. No sé si Ud. lo recuerda, pero fui alumno suyo aunque poco aventajado.
Eliminar¡Hola Mariano! Como siempre tan justas y adecuadas tus críticas. Aunque no vivo en España tenemos muchos temas en común. Un abrazo enorme y buena semana.
ResponderEliminarUn placer, como siempre, verte por aquí. Otro abrazo para ti.
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