A SS., con mi respeto y afecto.
Creímos
que habíamos tocado fondo, después de ver como se desmantelan los pilares
básicos de la sociedad del bienestar que habíamos imaginado – ¡ilusos!-
consolidados para siempre. Sin una sanidad universal, sin una enseñanza
publica, sin la posibilidad de empleo y sin una investigación razonable que nos
permita competir con los demás países, estamos condenados a la ruina. Nos
acercamos, peligrosamente, a cualquiera de los países del sur donde no existe más
derecho que el del pataleo o encomendarse a la divinidad que promete emparejar
al personal en el más allá con recompensa de huríes y arroyos de leche y miel.
Como decía mi abuela, muerto el burro, la cebada al rabo (mi abuela decía cebá).
Y
a pique estamos de ese punto cuando se avecina, a lomos del Sr. Gallardon, el último
jinete de este Apocalipsis tremebundo: el desmantelamiento de la Justicia. Pretende
–y es muy posible que lo logre si la revolución social no se lo impide-eliminar
de un plumazo a los jueces sustitutos.
Eso supone quitar de en medio al 25% de los jueces en activo para volcar su
trabajo sobre el resto, que ya se ven y se desean para hacer honestamente un
difícil trabajo en el que la inmensa mayoría se deja la piel y las ilusiones.
La barbaridad supone, además, que unas tasas abusivas serán impuestas a todo el
que pretenda tener la oportunidad de defender sus derechos. Ahí es nada, adiós
al estado de derecho, adiós a la Constitución y a los principios universales de
igualdad del ciudadano ante la ley. Volveremos al código de Hammurabi, aplicándonos
la justicia a golpe de garrota.
Y
todo eso en nombre de unos recortes que solo aplican a los más débiles, mientas
el presidente del Gobierno, para dar ejemplo, se sube el sueldo y la corrupción
generalizada empantana de una forma vergonzosa hasta las más altas instancias
del estado, empalmes incluidos. Gotea desde las alturas como una melaza fétida,
corrompiéndolo todo. Vamos camino de ser gobernados, en última instancia, por
los poderes económicos que, en nombre de los mercados, se han convertido en el
becerro de oro de nuestros días.
Muchos
políticos –que se han profesionalizado para vivir del momio en otra pirueta
propia de la perversión del sistema- no hacen sino lo que esos poderes económicos
les sugieren, metiendo la mano en el cajón en cuanto tienen oportunidad. Así se
desquitan de un largo camino de peloteos y abyecciones.
Los
infelices contribuyentes, clamamos como aquel del desierto para que sean buenos
y nos propongan un camino de regeneración. Como si fuera factible que el
controlador se controle a sí mismo. Vana esperanza, si no tomamos la sartén por
el mango y los mandamos a sus casas –después de vaciarles los bolsillos de los
billetes que se apropiaron indebidamente. Escojamos a los políticos entre las
filas de los ciudadanos honrados, como recomendaba el maestro de Estagira. Y, por
si acaso, sometámoslos a una estrecha vigilancia, exigiéndoles un riguroso código
ético que suponga, como a la mujer del Cesar, además de ser honrados,
parecerlo.
¿Podremos?
Respuesta: NO, NO, y NOOOOOO.
ResponderEliminarQue no que?, que si podremos, que no? me tienes en un sinvivir!
EliminarBerlusconi es la respuesta. Solo ha perdido medio punto y tiene el mayor número de escaños en el Senado. La corrupción parece que la digerimos bien. Estoy con el sabio Eduardo: NO.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Con esta misma fecha, me dirijo al Sr. Berluscoyoni de tus partes para hacerle la propuesta. Y a mi, te digo una cosa: mientras me vayan untando, ya sabes lo de la rula y la chamba. Por cierto, ¿como va el proyecto matanza? Mis respetos y mejores deseos para el derby futbolinero que se avecina.
EliminarLos políticos son los rebaños que a ojos de don Quijote eran ejércitos: mucho polvo.
ResponderEliminarLa Oposición: de aquellos polvos, estos lodos; el Gobierno, con unos polvos arrebato.
Pues ya sabes, "pulvis erit..." No se si los politicos son los rebaños de D. Qiuijote, lo cierto es que rebaño si son. Apañaos estamos.
EliminarOjalá mejore, es una pena como está todo. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarLa esperanza es lo ultimo que se pierde. Otro para ti.
EliminarPues yo venía a por mi respuesta, que dejé un comentario, aunque no lo veo, brrr (este Blogger).
ResponderEliminarTe decía, Mariano, que prefiero pensar que podremos para no morirme de la tristeza. El ánimo debemos tenerlo siempre combativo y, a ser posible, lo más alegre posible para estar fuertes y defendernos de todas las agresiones que sufrimos día tras día.
Ni justicia ni "ná de ná" funciona bien en este país. Tendremos que apuntalar el edificio completo.
Abrazos para t.
Habrá que contratar a buenos arquitectos. Ahora es el momento, que tienen poca faena. Un abrazo.
EliminarAhí duele, Mariano. Los Jueces. El Poder Judicial. Uno de los TRES pilares de la Democracia moderna desde Montesquieu. Un PODER esencial en su función para el equilibrio complejo de esta forma de gobierno, la democracia, que dicen es el "menos malo" de los sistemas políticos conocidos. Pero para eso, este PODER, el Judicial tiene que FUNCIONAR. Es el unico que puede ajustar las normas y las conductas con valor ejemplarizante para la comunidad. La ética es otra cosa, se mueve en otra dimensión. Gallardon se equivoca, o quizá no. Parece que quiere debilitar este Poder, el JUDICIAL, y con ello debilitar la Democracia y el control del Estado de Derecho, de la nornas juridicas, en definitiva. Habría, habrá, tendremos que pedir no solo la dimisión de los que mienten, si no también, de aquellos que sin mentir directamente atentan contra la línea de flotación de la democracia, e insitir que queremos MÁS JUECES profesionales e independientes que garanticen que el Estado de Derecho se realice socialmente y no solo en la teoría.
ResponderEliminarUn abrazo, Mariano.
Que la Santisima Trinidad te escuche y proceda en consecuencia, Oh Nicolás. Que nos depare jueces sabios y equilibrados. Un abrazo.
Eliminar..y valientes y buenos funcionarios, !ambas cosas! Hoy Domingo, dia 3 de Marzo de 2013, comenta ampliamente el Diario El País lo sigueinte con ejemplos y nombres:
Eliminar" En la lucha que mantienen los jueces en España que investigan la corrupción politica y funcuionarial, sufren enormes presiones.
Los instructores ( jueces) encargados de investigar los principales casos de corrupcion politica y funcionarial sufren amenazas, ataques políticos y confabulaciones policiales" (sic)...
Tu me diras querido Mariano, con ese panorama y con la reciente y ejemplar ejecución publica y social del Magistrado Garzón por nuestro mas alto Tribunal en España.....!que podemos esperar!...quizá, como tu dices, solo rezar a la Santisima Trinidad, !pero chico, que decirte!,...la "efectividad" de ese Trino(que yo en lo espiritual y teoretico no pongo en duda) tendra que ratificarla el proximo Papa...y tu ya sabes los problemas de indole teologico-hermeneutico que se estan planteando con la dimisión de Ratzinger.....Mientras que eso resuelve, apoyemos y animemos en todo momento y circunstacia con nuestras palabras a esos pocos jueces que parecen honesto y cumplidores.. y que se la estan jugando dia a dia..
Un abrazo.
Como la pregunta es tan directa, maestro Mariano, la respuesta debe ser de igual calibre: NO.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tempraneros comentaristas de la irresoluble situación que hace un año era impensable. Nos ha costado más de treinta años de trabajo perfeccionar los tímidos inicios sanitarios de uno de los ídolos de muchos dirigentes actuales (indáguese en la historia), para que una señora, que no sabe muy hbie si vive o no en su casa porque se encuntra de todo en ella, lo liquide en tres cuartos de hora de síes y noes impresentables. Es el ejemplo más a mano que debemos tener: se trata de nuestra salud.
El revoltijo que has hecho con sinverguenzas, chulos, señoras en diferido y en directo, y presidente escondido y saboreando la miel recién cortada de los trabajadores, Mariano, parece una "Olla podría" que, como comida, es muy sabrosa pero venenosa para los ciudadanos que la cocinan, si pueden compar su singredientes, y se la comen.
Un abrazo, Mariano.
Pues así estan las cosas, Antonio. Y dicen que nos quejamos demasiado. Ya ves lo que hay que oir! Un abrazo, amigo.
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