Leo en el
periódico que la corporación municipal de Murcia, en pleno “y bajo mazas”, acudió a renovar
el Voto del Concejo a la Virgen del Rosario.
¿De qué va esto?,
puede que se pregunten ustedes, como me pregunté yo. Pues va de que en el año
1677, entró por Cartagena (riesgos de los puertos de mar) una peste de lo más
dañino, de esas que trasmiten las pulgas, que a su vez la han adquirido de las
ratas, causando la muerte a 1314 personas de las 26.000 que poblaban entonces la región. En el documentado estudio de Juan Hernández
Franco “Morfología de la peste de 1677-78 en la ciudad de Murcia” no se alude a
tal Voto del Consejo, sino que se postula que la dura tarea de reprimir el mal
se encomendó a las instancias gobernadas por los santos Sebastián y Roque, y
como apoyo extraordinario, dada la gravedad de la situación a San Miguel Arcángel,
como recoge el acta de la reunión del Concejo de 28 de julio de 1677: por las noticias ciertas que se tienen de
que en muchas ocasiones imbocando su patrocinio a librado a muchas ciudades de
la enfermedad pestilencial y contagiosa. No debía confiar mucho en el
remedio el Obispo de la diócesis, D. Francisco Rojas y Borja, que seguramente
había leído el Decamerón y optó por quitarse de en medio para refugiarse en su
palacete de La Ñora hasta que pasara el temporal.
En la
actualidad, las pestes medievales han sido sustituidas por plagas más a ras de
suelo. En nuestra región, las calamidades se abaten sobre el personal como el
granizo que azota periódicamente el Altiplano.
Tenemos un
aeropuerto en Corvera que, además de no servir para nada, nos va a costar una
ruina, como ha pasado con los de Burgos, Albacete, Castellón y Ciudad Real,
pero el presidente Valcárcel dijo en la Asamblea que ya se hablaba de ese
aeropuerto en 1935, cuando los aviones iban todavía a pedales. Él no ha hecho más
que ponerlo en marcha (con la aquiescencia, por cierto, del PSOE); el AVE
llegará cuando llegue si es que llega algún día. Por lo pronto, el Director
General de Murcia Alta Velocidad y Cartagena alta Velocidad se ha quitado de en
medio antes de que lo salpique el desastre; en la Asamblea Regional, las
mociones de PSOE e IU tardan hasta dos años en sustanciarse, en un alarde de
agilidad democrática; este año no se convocan plazas para oposiciones de
secundaria, porque solo se podían sacar 47 y “para poca salud, ninguna”; el
alcalde Cámara, en una pirueta legal, pide la nulidad del caso Umbra desde
Enero de 2011, arena sobre el yacimiento, como se ha hecho en San Esteban, y
aquí no ha pasado nada; la variante de Camarillas entra y sale de los
presupuestos como si bailara la yenka, no se sabe si acabaremos por verla
terminada en este siglo; pasa lo mismo con la autovía del bancal, que desemboca
de forma abrupta en un huerto de limoneros para sombro de los que por ella
circulan.
Y digo yo, vista
la eficacia manifestada, bien por la Virgen del Rosario, bien por los santos Sebastián,
Roque y el Arcángel San Miguel en la feliz resolución de pestes ancestrales, ¿No
sería práctico que el actual Consistorio que tan buenas relaciones con las
alturas mantiene, los conminara a echar una mano en este desbarajuste que nos
aqueja?
(Este
artículo se publicó en VEGAMEDIAPRESS el 11.10.2013)
Placebo: Sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto favorable en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción. (Diccionario de la RAE)
ResponderEliminarInteresante reflexión y magnifica "conclusión"
ResponderEliminarEstoy contigo, Mariano, creo que nuestros políticos —quizá no todos, pero algunos, al menos, sí— deberían encomendarse y pedir ayuda a las vírgenes y santos con los que, como tú dices, mantienen “tan buenas relaciones”; concretamente, deberían recurrir a los que ellos mismos han condecorado en ocasiones bastante sonadas.
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