Es muy probable que Ud. Recuerde la canción “Le deserteur”, compuesta por Boris Bian y cantada, allá por los años sesenta, entre muchos otros, por Serge Reggiani con envidiable voz y turbador mensaje: el desertor, comunicaba al Presidente de la República Francesa (Monsieur le Président…), que, habiendo recibido la orden de incorporarse a filas, decide desertar, y que si había que dar la sangre por la patria, era buen momento de que el Sr. Presidente se apresurara a ofrecer la suya. El asunto acababa mal para el pobre muchacho, que terminaba sus días al borde de un riachuelo con dos agujeros rojos en el costado (il ha deux trous rouges au coté droit…). Seguro que recuerda Ud. la canción y hasta es probable que estas letras mías lo impulsen a escucharla de nuevo.
El recuerdo de aquellos tiempos me lleva a dirigirle la presente para hacerle algunos comentarios sobre cuestiones que me preocupan, lo que hago a renglón seguido, con el mayor respeto y consideración:
Tuve la fortuna de nacer en este país y esta tierra del sur a la que sigo amando, aunque lo hice en época poco venturosa. Me tragué como pude una posguerra larga y difícil en la que el silencio sobre los acontecimientos pasados se cernía sobre la población como una nube plomiza y tétrica. Tuve que comulgar con piedras de molino que he tardado media vida en expulsar de mi cabeza como se expulsan las piedras del riñón. De mis ancestros y amigos, unos eran ganadores y otros perdedores y siguieron así durante mucho tiempo. Los dirigentes de entonces eran escogidos entre los primeros, y los segundos relegados y perseguidos. Aquello acabó por vía natural (es sabido que no hay mal que cien años dure…ni cuerpo que lo resista), y respiré aliviado cuando vino la transición constitucional esperando una época de democracia y libertades. Peo ¡ay! Cuan efímero es el gozo en casa del indigente (dicen en mi pueblo, aunque con lenguaje más llano).
A la política, en vez de acudir los prohombres de valía, de los que esta país está bien surtido, acudieron mediocres y chorizos que buscaban encaramarse al poder y la riqueza con afán desmedido. Proliferaron los escándalos y corruptelas en todos los partidos, aparecieron los hemmanos andaluces, los pelotazos de la construcción, los campos de golf inoperantes, aeropuertos fantasmas, guerras hidráulicas, trajes y bolsos de lujo en comunidades falleras, etc. Con la mayor desfachatez, alcaldes y presidentes se dejaron corromper manteniendo un aire cínico y desafiante ante los medios públicos. Hasta que la burbuja se deshinchó, los banqueros se hicieron con el poder y la mitad del país se quedó sin trabajo. La corrupción llegó hasta la vecindad de la más alta institución del estado y el pueblo ha acabado aceptando esta situación como algo inevitable, como parte de la condición humana.
Me resisto a aceptar tal realidad. Creo, con el viejo Aristóteles, que hay que decir que existe democracia cuando los libres ejercen la soberanía, y oligarquía cuando la ejercen los ricos. Caminamos, Sr. Presidente, por un sendero peligroso. El que conduce a la oligarquía. Y a ella nos lleva Ud. de cabeza.
Le he oído decir, en su campaña electoral, que se proponía darle la vuelta a este país, acabando de forma drástica con todos los males enumerados más arriba y unos cuantos más que se me quedaron en el tintero. De ser ello cierto, téngame desde este momento por su más ferviente valedor, dentro de mi modestia.
No dudo de que su gobierno va a acabar con todas esas corruptelas; que propiciará la renovación de las altas instituciones, tanto tiempo bloqueadas por los “otros”; que ampliará los derechos y libertades de colectivos tradicionalmente marginados; que propiciará los matrimonios homosexuales; ampliará la cobertura para la enseñanza laica, igualitaria y universal; mejorará la sanidad pública; acabará con la guerra entre trasvases y desaladoras; actualizará la ley del aborto de forma que desaparezcan los embarazos no deseados; acabará con la lacra del paro, propiciando la negociación de los agentes sociales y ampliando la cobertura de los trabajadores; pondrá a las iglesias en el lugar que les corresponde; y un largo etcétera que Ud. conoce mejor que nadie.
Sr. Presidente, me han dicho que es Ud. uno de los dirigentes más honestos, capaces y bienintencionados que este país haya tenido la suerte de disfrutar. No lleva camino de demostrarlo.
Qué bien encajarías entre Don Quijote y Sancho, maestro.
ResponderEliminarUn abrazo.
A lo mejor entre dos escudos...
EliminarQuerido Mariano, espero que al recibir este comentario te encuentres bien de salud, yo bien G.A.D. Espero que de tu última visita médica te hayas recuperado prestamente porque tus palabras me llena de preocupación.
ResponderEliminarCierto que los síntomas y posteriores enfermedades que has tenido a lo largo de la vida han sido devastadores pero los actuales parece ser que pueden deberse a la infección pasajera del virus del "miedo social", invento este de un tal Montoro y Cia ante inusitadas situaciones creadas por él y sus tocayos economistas, sabios entre los sabios.
¡Qué dulces quehaceres quedan a tu tocayo Marianico! ¡Qué poca salsa picante tiene el muchacho! ¡Cuanta falta le hace leer a Aristóteles!
Todo lo logrado socialmente, que no es tanto, quedará ante la cortina de humo que, de forma cotidiana, a trompicones, con dislates y contradicciones, esconde un terror que se apodera cada día más de los españoles: se les está clavando las banderillas negras de una culpa de la que no saben nada.
¡Espeña somos todos! ¡Hay que salvarla entre todos!..., pero hundirla la han hundido unos cuantos! ¿Dónde están?
No se si la clave de coña queda poco patente. Puede que si.
EliminarMariano, ¿te has leído la reforma laboral que ha propuesto el paladín “ansariano”? Esto ya es una oligarquía y a los españoles, muchíííísimos, les gustan las “caenas”. Desengáñate.
EliminarCreo que se van a cavar su propia tumba (y la nuestra de paso). El problema es que despues de cuatro años no sé quien va a durar. Estoy viendo folletos turisticos de Laponia.
EliminarUna magnífica claridad y elegancia en la exposición. Y la "coña marinera" -como decimos en mi casa- queda patentísima, sí señor
ResponderEliminarun abrazo
¿Te importaría si me llevo el artículo, tal cual está, al blog "La sabiduría de Sancho"? por supuesto enlazaremos con tu blog y estará tu nombre como autor ¡por supuesto! :)
ResponderEliminarespero tus noticias
un abrazo
Mariano, debo decir que me has quedado sin palabras, y te advierto que eso en mí es muy difícil.
ResponderEliminarNos has introducido en tu texto con esa canción tan profunda que por supuesto conozco y además sé de memoria de mis estudios de francés. Y sin darme cuenta a medida que he seguido leyendo me he encontrado con un recital de grandes verdades que nunca se pudieron contar mejor.
Casi te pediría lo mismo que Mariluz, pero quizá no es lo que te apetece. No sé si la idea te gusta, si es así con mucho gusto pondré tu texto en mi blog con un enlace a éste, pero sin compromiso alguno, vamos que si no te apetece pues tan amigos.
Un abrazo.
Joker
Mis bienintencionados amigos: Desde ahora y para el futuro os digo que podeis disponer de cuanto hay en mi blog sin mas requisito que citar el origen (que me parece lógico) Y muchas gracias por vuestra atencion. Me animan mucho vuestros comentarios. Aqui os espero. Un abrazo
EliminarAparte de recordarme muy gratamente a Boris Vian y Serge Reggiani en esta estupenda entrada, y disfrutar una buena, ingeniosa, atractiva y muy trabajada escritura, quiero decirte Mariano que queda patente sin duda alguna, el tomo de coña que la impregna .Es uno, para mí , de sus aciertos literarios. Especialmente en esa magnífica coda final donde comentas que te han dicho que Don Mariano Rajoy “es uno de los dirigentes más honestos, capaces y bienintencionados que este país hay tenido la suerte de disfrutar “(sic)……!!!Bueniiiisssimo!!! ¿ qué decirte?..! Me han crujido los huesos de tanto reírme!
ResponderEliminarUn abrazo, Mariano.
Me alegro, Nicolás, pero no te pases co los huesos, que son pra toda la vida y aun nos quedan (espero) algunos ratos para reirnos, aunque sea con estas desdichadas circunstancias. gracias y un abrazo.
EliminarSi no fuera por la "recoña", a ver quién aguantaba el temporal con un mínimo de entereza...
ResponderEliminarEstamos bien, muy bien, cada vez mejor. Se ve todos los días, se mastica. Un país contento y alegre, con políticos honrados y dignos, con trabajo para todos, con alegría... Como esto continúe así (aunque dicen que va a ir a peor), acabaremos bailando en las calles y plazas y ellos se lo habrán ganado.
Abrazos, Mariano.
Pues ya ves, Isabel, a base de agua hay que tomarse el aceite de ricino, como en los viejos tiempos. Me temo que si, que vamos a ir a peor. Ya veremos lo que aguanta el cuerpo. Un abrazo.
EliminarMuy bueno, me senti identificada con "el silencio de la posguerra, como nube plomiza y tetrica" esta "desinformacion" que te hacia creer que no habia nada mas que lo que te ofrecian.. Me parece muy bueno y cierto todo lo que escribes..
ResponderEliminarNo me suena tu nombre, pero bienvenida podria estar bien. gracias por pasarte de vez en cuando. Aqui seguiremos dando la matraca una temporadita todavia.
Eliminar