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domingo, 19 de noviembre de 2017

JESUITAS Y DOMINICOS

 Esta es otra de esas historietas que uno escucha por ahí y siente la necesidad de  repetirla.

Cuentan los viejos de mi lugar que hace años, cuando se puso de moda el hoy tan denostado uso del cigarrillo, éste se extendió muy pronto a los religiosos cuya parte humana era harto proclive a los pequeños placeres de la carne. Superiores exigencias les hacían renunciar a los de mayor cuantía, por entenderse que estos han de entrañar necesariamente el aborrecible pecado. El placer, según ellos, es el engañoso camino por el que el maligno encamina a las almas confiadas hasta los abismos del infierno.
Y dicen que dos venerables miembros del clero secular, jesuita uno y dominico el otro, presas ambos del brumoso hábito, decidieron consultar con el Santo Padre sobre lo procedente de incluir el uso del tabaco en sus actividades cotidianas. Llegados a Roma y recibidos por el pastor universal, el jesuita, que por su antigüedad fue el primero en despachar, le planteó la cuestión de la siguiente manera:
-—Santo Padre, puesto que está claro y averiguado que fumar no es pecaminoso “per se”, antes bien es relajante y benéfico, ¿le es lícito al religioso fumar mientras reza?
Después de somera reflexión, contéstale el Papa:
—Hijo mío, el rezo es la más excelsa de nuestras actividades, por cuanto supone el diálogo con el Sumo Hacedor. Pero si el respeto y la discreción  te impide fumar delante de Nos, que somos simple mortal ¿no te parecería una irreverencia mayor fumar cuando se está en intima comunión con Dios?
El jesuita tuvo que reconocer que así era en efecto. Decidió en aquel momento no fumar nunca más, besó el anillo del Santo Padre y cuando se cruzó con el dominico que esperaba su turno entre los convocados para la audiencia de ese día, le saludó con una ligera inclinación de cabeza, diciendo para su santiguada: “no te canses, colega, que aquí no fuma ni Dios”.
Lejos de desanimarse, el dominico se postró ante el Papa cuando le llegó el turno y dijo:
—Santo Padre, en ocasiones, cuando uno está relajado y en paz fumando un cigarrillo, lo que “per se”, no tiene nada de pecaminoso, se sienten ganas de dar gracias al Señor por sus bondades infinitas ¿Le es licito al sacerdote, en esa ocasión, rezar?
El Santo Padre, tras la oportuna rumia, le dijo:
—Hijo mío, el rezo es la más excelsa de nuestras actividades por cuanto supone el dialogo con el Sumo Hacedor, y siendo así, todo momento y lugar son adecuados para la oración, aún en medio de cualquier actividad mundana. Nada te impide, pues, rezar mientras fumas.

Y cuentan las gentes que desde entonces los dominicos fuman y los jesuitas no, aunque yo no estoy muy seguro de que sea solo por eso.

miércoles, 18 de octubre de 2017

SANTOMERA FIN DE FIESTAS

Acabaron las fiestas que nos han tenido algo desasosegados, entre truenos y músicas estridentes, a los de la tercera edad (por alejarnos del avergonzado pero no menos real título de ‘viejos’). No somos tan aficionados a esas barahúndas como los menos añejos. Item más que nuestras “mascotas” (perros, gatos y similares), han padecido los truenos como es de rigor en estas ocasiones. Los hemos sufrido, sin embargo, con paciencia benedictina, conscientes de que no suele llover a gusto de todos (este año a gusto de nadie) y de que todos debemos ceder por el bien de la convivencia.
La tertulia se reanuda tímidamente. Estamos afectados por el disparate catalán, que cada uno contempla desde su particular óptica. Los que tienen vínculos cercanos con aquella tierra (que son mayoría), con una pata del corazón en cada sitio, otros abogan por la aplicación de la legalidad y sus artículos correspondientes; de todo hay en la viña del Señor. Fernández, conciliador, procura quitarle hierro al asunto cambiando de tema.
—Este año no nos podemos quejar, un mes de fiestas con actos de todo tipo: zona huertana, conciertos de una exquisitez poco habitual, actos multitudinarios y de excelente organización en torno al patriarca del trovo David Castejón, certamen de pintura, ferias de vino y cerveza, danzas, monólogos, Bando de la Huerta, y para colofón de tantas actividades, barraca de exquisitos productos murcianos donde resarcirse de las emociones acumuladas.
—¿Y reinas de las fiestas?
—No, eso no, parece que ya ha pasado de moda, aunque no todo el mundo opine lo mismo.

—Me pregunto -dice el Cacaseno-, donde ha quedado lo del centenario de Julián Andúgar, más allá de la discreta y espontanea ofrenda floral a su monolito y el particular homenaje que le hicieron unos cuantos vecinos con al apoyo, más o menos forzado, del ayuntamiento. Nos quejábamos antes de que no se tuviera en cuenta la figura del poeta, quizás por sus condiciones personal y política, y ahora que se nos prometían tiempos de apertura y libertad estamos en las mismas, olvido total.
El doctor Mateo entra en liza,
—Pues yo encontré el acto organizado por Innuendo Global en el Espacio Joven la mar de simpático, me pareció estupenda la idea del mural que, además de hermoso, es obra perdurable. El homenaje fue entrañable. El hecho de que fuera poco multitudinario, estaba acorde con su idiosincrasia; difícilmente los acontecimientos culturales concitan asistencias masivas.
—Estoy de acuerdo contigo, Mateo, es muy de agradecer que Santiago Delgado nos regalara con su docta revisión del personaje y su obra; que Blas Rubio nos explicara la senda del poeta con el cariño que pone en sus empresas, y que Maye Bobadilla coordinara el acto con eficiencia y pasión. Del baile que precedió a la exposición, no te digo más. Nos dejaron embobados aquellos dos zagales.
 Estoy convencido de que el ayuntamiento prepara, por su parte, alguna traca gorda sobre el poeta antes de que acabe el año. Imagino a la concejalía de cultura en plena efervescencia.
—Seguro que nos sorprenden, asegura Juan de la Cirila.
—Me alegro de que coincidamos, Juan, aunque el natural escepticismo propio de nuestras edades, hace que no tenga tanta confianza en el futuro como tú. El año de Julián Andújar se nos escapa sin que se haya hecho nada que glose su figura.
—Cacaseno, “no seas incrédulo, sino fiel”, dice el Libro.
—¡Santa palabra!




martes, 19 de septiembre de 2017

QUERIDOS PADRES

Como sabéis, ayer cumplí los 18 años, y con ellos llega mi mayoría de edad. Ya soy libre de tomar mis propias decisiones y por ello quiero comunicaros que tengo la intención de abandonar el domicilio que hasta ahora hemos compartido. De momento me voy a vivir con un colega que me alojará a cambio de un modesto estipendio, al que puedo hacer frente con la paga mensual que me tenéis asignada. Por lo que se refiere a la comida, no hay problema, seguiré yendo a comer a casa (no me acostumbraría a otra cocina que no fuera la de mamá) y aprovecharé las visitas para llevar la ropa sucia. Nadie plancha las camisas como vosotros. El coche no lo voy a necesitar a diario, pero conservaré las llaves por si me surge la ocasión. Ya sabéis que tengo que matricularme en la universidad, así es que cargaré los recibos a la cuenta de siempre. Me ha parecido que escribiros era un buen medio para evitar discusiones.
Os quiere, Pablito

QUERIDO HIJO
Con un doble sentimiento recibimos la carta que hemos encontrado sobre la mesa de la cocina.  Por un lado, la sensación de que algo habremos hecho mal cuando a tan temprana edad sientes la necesidad de dejar la casa donde te hemos tratado con todo cariño. Por otro, la alegría y el orgullo de saberte capaz de tomar tus propias decisiones. Es ley de vida que los pajarillos abandonen el nido y que los padres aprendan a manejar sus últimos años en soledad compartida. Por lo que se refiere a los pequeños detalles de tipo práctico, creemos que a la decisión que tan sabiamente has tomado, han de acompañar otras complementarias: buscar un trabajo que te permita subsistir con el nivel de vida que estimes oportuno, ya que tu asignación caduca con el cambio de estado. Puedes matricularte en los turnos de noche de la universidad y completar así la carrera que más se acomode a tu gusto. Por lo que se refiere a la comida y el lavado de ropa, ya no vamos a tener necesidad de cocinar, a nosotros nos basta con algo ligero, ya sabes: un pescado a la plancha, unas verduras, y poco más; no tendremos necesidad de guisar cada día. Hay una lavandería al final de esta misma calle donde puedes llevar la ropa y seguramente te dejarán las camisas hechas un primor. No te molestes en dar nuestra cuenta en lugar alguno; el banco tiene orden de no atender pagos que no hayan sido expresamente autorizados. Por lo que se refiere al coche, no hace falta que nos devuelvas las llaves, están a buen recaudo: las hemos encontrado en el cajón de la mesilla del cuarto que hasta ahora ocupabas. Seguro que el amigo que te da cobijo estará dispuesto a prestarte su vehículo siempre que lo necesites.
Aquí sigues teniendo tu casa si quieres pasar a vernos, y estaríamos muy honrados de visitar la tuya cuando lo consideres oportuno.
Tus padres que te quieren:
Carlota y Pablo.


martes, 12 de septiembre de 2017

EL FECHO CATALÁN

El ‘fecho catalán’[1] es tan sensible que cualquier opinión manifestada públicamente tiene el peligro de herir sensibilidades de una u otra banda, pero el silencio amordazado corre el riesgo de parecer acomodaticio, o de inhibirse de una cuestión que afecta (aunque sea con formas e intensidades diferentes) al conjunto de los habitantes de este país. Serán pocos los que, fuera de Catalunya, no tengan un vínculo más o menos cercano con habitantes de aquella región.
No creo que la separación de Cataluña del resto de España sea una buena opción para ninguna de las partes. La mistificación histórica sobre el origen de la ‘nación’ catalana ha hecho estragos entre los descontentos. No se le puede exigir al común de la población que se conviertan de historiadores de la noche a la mañana, pero sí se les debe pedir a los que lo son, y a los políticos que procuran manipularlos, que contemplen la historia con el desapasionamiento que se debe exigir a los profesionales. Las nefastas políticas de los diferentes gobiernos nacionales, desde hace mucho tiempo, han sido determinantes para crear este desafecto de una parte y de incomprensión por la otra. La cesión de competencias que debían ser iguales para todos, como la sanidad y la educación, han resultado catastróficas para tirios y troyanos.

Manipular a la población es cada vez más asequible a los ‘lideres’ partidistas, sea cual fuere su intención (con demasiada frecuencia, mantenerse en el macho y llenarse los bolsillos), por eso se cuidan de cercenar arteramente elementos educativos como la filosofía, la literatura o la música. Se completa la operación inventándose una historia paralela que roza lo ridículo y nos hace un flaco favor a todos.
La cuestión de la semántica es irrelevante ¿Qué más da ser nación, que reino, que principado? Lo único cierto es que componemos una nación (España) con múltiples sensibilidades y diferencias que, lejos de separarnos debían unirnos. A los del sur nos gusta viajar al norte y disfrutar de su verdor envidiable y de su gastronomía exquisita, a los del norte o a los de Castilla les gusta disfrutar de las playas del sur o del levante, y así sucesivamente. Viajando nos enriquecemos unos y otros, y aprendemos a querernos y respetarnos.
Una cosa sorprende de estos últimos tiempos en los que la situación se ha enconado: los gravísimos casos de corrupción en toda España (donde incluyo de forma notoria a Catalunya), han pasado a tan segundo término que parecen inexistentes, lo que podría inducir a algún malintencionado a suponer que sea el ‘fecho de la independencia’ una espesísima cortina de humo tras la que se oculten, con toda la corte de mangantes, el pope y su papisa.
Después de estas consideraciones (y de muchas otras que el tema sugiere y la necesaria brevedad del texto impide), si hay un número representativo de residentes en Catalunya (a determinar por un método legal) que optan por el separatismo y por constituir la forma de gobierno que estimen oportuna, previo pacto con ‘el país vecino’, que se fijen las condiciones legales de esa secesión y que cada palo aguante su vela a partir de ese punto. Espero que, concluido ese hipotético proceso, podamos seguir visitándonos, con los documentos pertinentes y la moneda que corresponda, unos a otros como hasta ahora.
Claro que antes habría que solventar una serie de dudas parecidas a las que yo expresaba en una entrada anterior (cuya lectura recomiendo:
http://marianosanznavarro.blogspot.com.es/2017/08/algunas-dudas-que-necesito-aclarar-para.html), y de muchas otras que seguro plantearán quienes de esto entienden lo suficiente.

Dejo también este enlace del que se desprende que algunas afirmaciones hechas a la ligera por 'políticos' de relevancia son, simplemente, mentiras:
  
https://www.dolcacatalunya.com/2017/08/1-500-000-personas-ya-visto-la-paliza-borrell-junqueras/






[1] Empleo aquí esa expresión, con todo respeto, como en su día se empleó en la corte de Alfonso X.

martes, 5 de septiembre de 2017

MILAGROS EN LA TERTULIA

Fernández, de ordinario tan prudente, se calentó esta mañana con Juan de la Cirila que acaba de salir de un grave percance. Afirma Juan haber sido curado de forma milagrosa por una santa a la que profesa gran devoción. 
—Si no llega a ser por ella, a estas horas estaba criando malvas.
—¿No fuiste al médico?
—Claro que fui, estuve cuatro días en la UCI entre la vida y la muerte.
—Y los médicos no te hicieron nada.
—Ya lo creo que hicieron, todo lo que sabían 
—Deduzco, entonces, que el mérito será de ellos, más que de la santa de tu devoción.
—Tú eres un incrédulo como el Cacaseno.
—Deja al Cacaseno en paz, que está de vacaciones. Desde luego que soy incrédulo, no creo en los milagros ni en los santos, no me gusta confiarme a fantasías, aunque veo que a ti tampoco. Si realmente hubieras tenido la fe que dices en la santa, te hubieras ido a tu casa a esperar la curación en vez de confiar en la ciencia médica. Eso sí que tendría mérito. Entonces hasta yo creería en el milagro.
—Los que no tenéis la suerte de creer…
—Eso no es suerte ni deja de serlo, Juan. Se trata de optar por el pensamiento racional o por la fe. Ambos son caminos legítimos con que la naturaleza nos ha regalado. La diferencia está en que uno, el racional, intenta entender (con cierta dificultad y estudio), cuál es la razón de la existencia de nuestro pequeño mundo, y el otro confía ese menester a las diversas religiones -tan numerosas y variopintas como grupos humanos-, que suponen a los dioses gestores de nuestro destino.
—Suponen, no, que es positivo.
—Ves, la diferencia es que yo admito la duda,  prefiero el agnosticismo, que supone dudar sin negar. Tú, para mantener incólume la estructura de tu edificio de creencias, no puedes admitir la duda. Pides  respuestas a tu sistema y te confías a ellas ciegamente, yo intento aprender, investigar, entender…
—No hay nada que investigar, la verdad, la única verdad se encuentra en la Biblia. Allí está todo escrito, el pasado, el presente y el futuro.
—Cierto, para ti. Pero ¿y los demás libros santos que lo son con el mismo derecho que el tuyo? Pongo por caso la Torá o el Corán, por hablar solo de la misma familia y dejar aparte los libros fundacionales de los cientos de religiones que en el mundo existen ¿Son mentirosos? ¿Están equivocados? ¿Cómo es posible que sus seguidores se denosten entre sí y se hagan la guerra intentando exterminarse en nombre de unos dioses que dicen predicar la paz universal?
—Ya me estás liando. Eso tenéis de malo los que habéis estudiado, que el diablo os confunde y os llena de soberbia.
—Puede que tengas razón, Juan, a ti te basta la fe, yo necesito la razón.






miércoles, 30 de agosto de 2017

ALGUNAS DUDAS QUE NECESITO ACLARAR PARA FORMARME UNA OPINIÓN RAZONADA SOBRE EL TEMA CATALAN:


  •  Cuando hablamos de “desconexión” (que me suena a algo eléctrico) ¿Quiere decir secesión? ¿Como en la guerra civil norteamericana?, ¿Entre unos que quieren la independencia y otros que no, ahora, por métodos menos sangrientos?
  •   En caso de secesión ¿Cómo se sustancia la enorme deuda de la Comunidad autónoma catalana (75.443 millones de euros) avalada por el estado español? ¿Pagan, no pagan, se declaran insolventes? ¿El estado español condona la deuda? ¿La pagamos el resto de españoles?
  • ¿ Dónde y cómo se sitúan las fronteras? ¿Físicas, imaginarias, permeables, con muros, sin muros?

·         ¿Cómo se gestionan las aguas fluviales, habida cuenta de que mucho de los ríos principales nacen en lo que sería, después de la ‘desconexión’, ‘el país vecino’?
·         ¿Qué se hace con los activos materiales que el estado español tiene en Cataluña (trenes, autopistas, edificios públicos, etc.? ¿Y con los funcionarios, embajadas, etc.?
·         ¿El ejército español debería abandonar el nuevo país, ya con soberanía propia? ¿Procedería entonces la República Catalana a organizar su nuevo ejército? ¿Con o sin armas nucleares, misiles de largo alcance tipo Corea? ¿Daría de sí el presupuesto?
·         ¿Qué se hace con la nacionalidad de los ciudadanos de la hipotética República Catalana? ¿Ya no tendrían nacionalidad española-europea, o sí? ¿Tendrían doble nacionalidad española-catalana? ¿Los demás españoles podríamos solicitar también la doble nacionalidad? ¿Quién fijaría eso?
·         Los ciudadanos de esa república ¿ya no serían españoles? ¿Tendrían, por tanto nuevos documentos de identidad o pasaportes que les permitieran circular por Europa (incluida España)?
·         La república Catalana sería accesible al resto de ciudadanos europeos, incluidos españoles? ¿Con pasaporte? ¿Solo con el DNI?
·         ¿Qué actitud tiene al respecto la Cataluña francesa, igual de catalana que la española? Resulta curioso que no se haya oído hablar del tema.
·         Parece claro que la hipotética República Catalana, ya no formaría parte de la Unión Europea, al menos hasta que se le concediera nuevo ingreso, lo que, en cualquier caso llevaría años. ¿Aceptaría Europa los pasaportes emitidos por la nueva República? ¿Con o sin visado?
·         ¿Qué moneda se usaría en Cataluña, habida cuenta de que al separarse de España, y por tanto de la Unión Europea, ya no tendrían derecho a usar el Euro? ¿Cómo se fijaría el cambio de la nueva moneda?
·         ¿En qué forma se verían afectada las balanzas comerciales de la República Catalana con el resto de Europa (incluida España)?
·      ¿En qué medida afectaría tanto a la economía catalana como a la del resto de España esa secesión? ¿Seguiría habiendo un tráfico fluido de productos entre los dos países? ¿Habría aranceles?
·      ¿Sería más eficaz el nuevo estado para luchar contra la corrupción (Pujol, Banca catalana, Palau, 3%, etc.¿O se utilizaría la independencia como cortina de humo para que todo quedara impune?
·        ¿Qué sería de los acuerdos internacionales que España tiene suscritos con los demás países del globo, de los que Cataluña forma parte, igual que las demás Comunidades autónomas? ¿Quedaría exenta de ellos y tendría que suscribir unos nuevos como república independiente? ¿Y si los otros países, o unos pocos no quieren? (Véase OTAN, Declaración universal de derechos humanos, Derechos civiles y políticos, Corte Penal Internacional, Estatuto de los refugiados, etc.?)

Estoy seguro de que la respuesta a estas preguntas y a muchas más que se me ocurren, obran en poder de los dirigentes catalanes afectos a la separación. Lo que me extraña es que no las hayan puesto desde el minuto cero a disposición de todos los habitantes de este país (del que de momento forman parte) para mayor claridad y ejemplo democrático. Y si resueltos todos esos problemas, una mayoría SIGNIFICATIVA de catalanes, optan por la secesión, a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga y cada mochuelo a su olivo, que nunca es tarde si la dicha es buena y más vale un toma que dos te daré.





martes, 13 de junio de 2017

NOS ROBAN

Hubo una época en que las hordas de nuestros antepasados vagaban por la faz de la Tierra a la búsqueda de frutos, bayas, tubérculos o carroña. En contadas ocasiones, cazaban. Encontraban en esas actividades lo suficiente para sobrevivir y legar a la posteridad su bien más preciado: el ADN. A esa época le llama Yubal Nohah Harari en Sapiens ‘de cazadores-recolectores’. Un día descubrieron, en la amplia zona que riegan el Tigris y el Éufrates, que plantando algunos cereales y leguminosas que allí se daban en estado salvaje, podían obtener suficientes cosechas para permanecer siempre en el mismo sitio y olvidar el errático peregrinaje que habían seguido hasta entonces. Cayeron en la trampa: el trigo les dio de comer, pero a qué precio. Tuvieron que deslomarse roturando las tierras, haciendo canales y eliminando plagas; el trigo es amo cruel que exige un trabajo incesante, fue él quien domesticó al hombre. Se fortificaron las ciudades porque otros grupos de humanos pretendían alzarse con el fruto de su esfuerzo. Vivir hacinados tuvo como consecuencia el aumento de las enfermedades, el asentamiento permitió que las mujeres pudieran disfrutar de más tranquilos embarazos y el número de hijos que necesitaban más alimentos, creció. La trampa se había cerrado. Los gobernantes se dieron cuenta de que la naturaleza tenía gestos imprevisibles y que había que guardar excedentes para los malos tiempos. Nacieron los grandes depósitos de grano y los sistemas de redistribución.
El tiempo ha pasado y la redistribución corresponde ahora al Estado, que la lleva a cabo mediante su Ministerio de Hacienda. Una vez al año reclama la tasa correspondiente a cada uno de los ciudadanos, a las empresas y a cualquier otro negocio. Con lo que recauda, se alimenta a sí mismo, a los demás ministerios y cuerpos del estado, luego cubre los servicios comunes: sanidad, educación, infraestructuras, pensiones, etc.
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Hay ciudadanos ‘espabilados’ que colocan sus cuentas en los llamados ‘paraísos fiscales’, cuya sola existencia supone una vergüenza para los países que dicen tener gobiernos ‘honorables’. Otros se acogen a las amnistías fiscales que les hacen a medida los ministros de turno. Aunque luego se declaren anticonstitucionales (con gran sorpresa de los abogados del estado, del propio ministro y del responsable de todos ellos, el Presidente del Gobierno, que no percibieron la anticonstitucionalidad de la medida), el daño está hecho y los cuartos escamoteados jamás se devuelven. Los ciudadanos que así obran, suponen un perjuicio notable para los demás habitantes del país, pues los dineros que defraudan han de salir, necesariamente de los bolsillos de los que sí contribuyen. Esta práctica, profundamente antisocial, debería estar prohibida, o por lo menos penada con ásperas galeras por un largo periodo. Y desde luego, quien acude a ella desde un puesto dirigente, condenado al ostracismo de por vida y a la devolución íntegra de lo estafado, mas el consiguiente y ejemplificador plus para beneficio de todos sus conciudadanos. Y si no devuelve lo evadido, prisión hasta que lo haga. Sencillamente, quien obra así NOS ROBA a todos los demás, y como tal ladrón debería ser tratado, y por supuesto, apartado sine die de cualquier función que rozara siquiera lo público.
Otra cosa resulta incomprensible. Y desde luego, no se trata de chismes, es algo mucho más serio.


martes, 30 de mayo de 2017

ARISTÓTELES Y LA POLÍTICA

Hace ya unos dos mil quinientos años que Aristóteles recomendaba el sistema democrático. Le parecía la menos mala de las formas de gobierno conocidas hasta entonces. Parece que el argumento sigue siendo válido hoy día, y los países que lo han adoptado navegan a contracorriente para que no se les vaya de las manos. El maestro de Estagira detectaba –¡ya entonces!- uno de los graves problemas que el sistema comporta: el de la corrupción, que según parece, es cáncer que acompaña a la sociedad humana desde tiempos pretéritos.
Añadía que todo hombre –suponemos que quería incluir también a las mujeres, aunque no se hubiera impuesto todavía el llamado ‘lenguaje inclusivo’-, es un ente político, es decir susceptible de ocupar un puesto de dirección en los asuntos de la comunidad. Incluía el concepto de parresía: declarar la verdad en todo momento aunque resultara oneroso. Iba más allá y postulaba un sistema en el que todos los ciudadanos de la polis, por turno obligatorio, dedicaran unos años al gobierno de la misma reintegrándose al cabo de ellos a sus ocupaciones habituales; no sin haber rendido cuenta minuciosa de su gestión y de su situación económica antes, durante y al final del periodo en el que fueron dirigentes.
Hace ya tanto tiempo de esas sabias enseñanzas que se nos han olvidado. Ha aparecido una ‘clase política’ que, desde su más tierna infancia se dedica a arrimarse a la teta, militando en las juventudes de cualquier partido, en el que van escalando puestos hasta lograr un confortable acomodo sin más ideario que el del partido ni mas ética que la del modus vivendi asegurado de por vida.
Esta perversión de la clase política –por fortuna con excepciones- hace que las consideraciones éticas de esos personajes sean de un relativismo absoluto (si el oxímoron es permisible), y que su único afán sea aferrarse al sillón conseguido a lo largo de muchos años de aquiescencia. Su pensamiento individual, si alguna vez existió, se ha diluido en el ideario del partido, al que siguen con ciega devoción de autómatas. No en vano su bienestar y el de su familia dependen de su fidelidad incuestionable a la causa, cualquiera que ella sea.
Sin embargo, la ciudadanía tiene la llave del proceso: podemos elegir a quienes han hecho de la política su objetivo in aeternum, o a quienes vienen a ella, ya formados como profesionales en la sociedad, para prestar sus buenos oficios y los conocimiento adquiridos en el roce con sus ciudadanos. En cualquiera de los casos, su periodo de gestión política debería estar limitado por ley.

Más vale analizar con lupa a quienes se postulan para ser los gestores de lo público que plañirse después por las malas prácticas de las que acabamos siendo víctimas. En nuestras manos está.

martes, 16 de mayo de 2017

SEÑOR PRESIDENTE (XXII): País idílico.

Me consta que es usted renuente a las críticas, por eso no voy a hacerle ninguna. Solamente intentaré en esta misiva (espero que le dedique la misma atención que a las anteriores), convidarle a una breve reflexión sobre nuestras dos naciones.
Usted vive en un país donde no existe la corrupción, y si alguna vez existió es cosa del pasado, como aquellos ‘hilillos’ del olvidado navío que a malas penas se notaban, salvo alguna cosa. Los fiscales hacen su trabajo con total independencia, jamás miembro alguno de su partido ha intentado coaccionarlos. Los ex presidentes y pelotas de primero y segundo nivel que están investigados (antiguamente imputados) o en la cárcel, nada tienen que ver con su bando, son cosas de un pasado ya remoto que nadie recuerda. Los tesoreros sucesivos de su formación política que se han alzado con el santo y la limosna son casos individuales de personas ajenas al partido. Las cajas B nunca existieron, son cosa de los Bárcenas y compañía que se llevaban las perras a capazos sin que nadie lo advirtiera. Lo de Bankia, una travesura inocente de Rato -colocado por su antecesor-, las tarjetas blak un simple error contable que ni el Banco de España, ni la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), ni Deloite detectaron. El autoabastecimiento energético ha pasado a ser una entelequia, igual que los cuarenta días por despido improcedente. En mi región, las autovías terminan de forma abrupta en bancales de limoneros; los aeropuertos después de años y paños siguen sin aviones; los trenes rápidos nunca llegan, ni soterrados ni sin soterrar; el Mar Menor, por la desidia del gobierno local se ha quedado sin banderas azules… Todo eso son minucias y críticas malintencionadas de mensajeros a los que conviene descabezar. La autentica realidad es que a los pensionistas se les aumenta sustanciosamente los ingresos cada año, la sanidad y la enseñanza van viento en popa; la ley de dependencia, a pesar de deberse al infausto Zapatero, reparte ayudas a mansalva. Cada vez hay menos enfermos en el sistema sanitario por la inexorable ley del tiempo y los niños, exentos de elementos perturbadores como la filosofía, se convertirán en ciudadanos adocenados y felices, es cuestión de más champions. Este es un país magnífico.

La prueba palpable de que todo lo anterior responde a la más diáfana de las realidades es que el personal sigue votando a su partido de forma mayoritaria. Tiene usted razón, señor Presidente, vive en un país de ensueño, un país idílico. Ya me gustaría que fuera el mío.

martes, 9 de mayo de 2017

MÁS RICOS, MAS POBRES


Avanzan los países del primer mundo por la senda de la prosperidad, mejores formas de vida, facilidades para acceder a la enseñanza, menos esfuerzo para conseguir lo que antes era inalcanzable… Pero el progreso nos ha revelado el caballo de Troya que camuflaba en su interior: la corrupción que ataca a los ambiciosos con desprecio absoluto de sus semejantes. Los ambiciosos son los que se encaraman al poder mientras los ciudadanos de a pie se resisten a pensar que lo hacen por intereses espurios de los que ellos mismos se sienten lejanos. Es un error que, con frecuencia, cometen las personas honradas.
Y sucede lo que sucede cuando se confía a la zorra el cuidado de las gallinas: que hace un estropicio en el gallinero. Pasados unos cuantos años, las privatizaciones, los recortes en educación, en sanidad, en investigación, en pensiones y en todo lo que suene a derechos sociales, ha hecho su faena: la sociedad se ha empobrecido, pero los ricos son más ricos y los bancos, una vez rescatados con el dinero de todos, se apresuran a ‘reciclarse’ convirtiéndose en empresas de servicios en vez de hacer circular el dinero para impulsar la industria y los negocios. Se aplican sin rubor a la especulación en ‘los mercados’ y a cobrar porcentaje a cualquier transacción por modesta que sea.
Los jóvenes se han acostumbrado a las precarias condiciones de trabajo que les esperan -si es que encuentran alguno-, y a vivir de sus padres mientras puedan. Ser mileurista ha pasado de tener un tinte peyorativo a ser una circunstancia envidiable. ‘Eso es lo que hay’, dicen con un conformismo adocenado, conscientes de  que los tiempos de las revoluciones han pasado y de que, a las malas, ahí están los padres o los abuelos para socorrerlos. Mala enseñanza para los que pronto han de tomar las riendas de este difícil carro que tiende al despeñadero.
El abanico diferencial entre ricos y pobres, lejos de cerrarse como sería la aspiración de toda sociedad igualitaria, se abre cada vez más. La clase media, fautora imprescindible de cualquier revolución social, ha desaparecido. Queda una elite reducida de poderosos y la gran masa acomodaticia de sobrevivientes. Antiguallas como la buena educación, el trato deferente a los mayores o la cortesía en los medios de transporte, han quedado superadas al tiempo que el lenguaje se ha sincopado y los mensajes, necesariamente breves ‘porque si no, no los lee nadie’, han de subrayarse en mayúsculas para que se aprecie su importancia.
No me gusta ser catastrofista, pero tengo la penosa impresión de que somos, quizás por primera vez en la historia, una generación que dejará a sus sucesores el mundo peor que lo recibimos.




martes, 25 de abril de 2017

HOMBRES Y GUERRAS (Una reflexión irrelevante)

De la prensa: SOLDADOS RUSOS HALLAN MUNICIONES FABRICADAS POR EE.UU., ALEMANIA Y BULGARIA EN ALEPO, SUMINISTRADAS A LOS TERRORISTAS.


Cierta perplejidad se apodera del que esto escribe cuando percibe la extrañeza de tantos que se asombran por la permanente situación de guerra y sus subproductos (miseria, desolación, refugiados, muertes) que permanecen enquistadas en gran parte del mundo.
Y digo perplejidad porque parece que olvidamos cual es nuestro origen y, lo que es peor, como hemos llegado hasta este siglo, si no es a base de guerras y matanzas, sean estas territoriales, étnicas o de religión. Vivimos en una permanente ficción, queriéndonos convencer de que ‘esos tiempos pasaron’ y que la actualidad es cosa diferente, como si el código ético que hemos inventado fuera el nuestro y nos permitiera obviar el natural al que estamos sujetos desde nuestra aparición sobre el planeta y del que, a nuestro pesar, no nos hemos desprendido.
Hemos olvidado por completo (haciendo un gran esfuerzo para mirar hacia otro lado) que venimos de especies sujetas a la implacable ley de la naturaleza. Miramos nuestra película irreal y nos decimos ‘éramos fieras, pero ya no. Ya no existe la ley del más fuerte, sino la del más inteligente y más solidario’. Y nos quedamos tan tranquilos, como si el solo acto voluntarista fuera suficiente para imponerse a la realidad. Pero no es cierto. Basta echar una mirada a la historia. Si hacemos ‘un corte’ por cualquier época y en cualquier país, descubriremos multitud de guerras con uno u otro objetivo. Desde que eliminamos a los neandertales y nos quedamos sin competidores específicos, nos hemos empeñado en guerrear unos contra otros por unas u otras razones.
La opción, para la vida acomodaticia de los que hemos tenido la suerte de nacer ‘en la parte confortable’ del mundo, es mirar para otro lado, como mucho suscribirnos a alguna ONG que apadrine niños, animales o plantas y sentirnos satisfechos con ese gesto. Si los famélicos de otros países, atraídos por el espejuelo de nuestra ‘sociedad del bienestar’ intentan acercarse a nuestras fronteras (casi siempre con riesgo de sus vidas), empleamos la táctica inventada hace cientos de años: los muros, hoy bastante más eficaces que la lejana muralla china.
Y si los pobres deciden matarse entre sí, allá ellos. Los países ‘avanzados’ se limitan a enviarles armas al grupo de su preferencia (a veces a los dos) y a procurar que el conflicto se mantenga lejos de nuestra confortable vida, que bastante tenemos con nuestros problemas de exceso de calorías en la dieta, de un suministro eléctrico que nos parece caro, o de donde enviar nuestras basuras siempre crecientes.
Nada extraño desde que el mundo es mundo. Esta misma radiografía se podía haber hecho en cualquier momento del último milenio.




martes, 18 de abril de 2017

EL FIN DE LA PASCUA

Ha terminado por fin la semana santa y cada mochuelo vuelve a su olivo, menos en mi Comunidad Autónoma, que comienza otras fiestas de corte más regional y populachero donde se trocan caramelos por longanizas y morcillas, o pitos y balones. Apoteosis de pseudo disfraces campesinos con final etílico, y de hachones sardineros alumbrando mitologías de cartón piedra.
Durante una semana, las procesiones han invadido calles y plazas en este sur ‘tradicional’ y folclórico-religioso. Las leyendas de hace dos mil años, en forma de estatuas y relicarios, han desfilado a hombros de abnegados penitentes, escoltados de elegantes ‘manolas’, de representante políticos y de las fuerzas del orden, que para eso están, aunque sea a media asta. Las flores han perfumado calles y avenidas, las músicas con sordina, los pitos burlescos y los tambores, han emocionado corazones. Los nazarenos han acumulado un año más a su lista procesional como si se tratara de un mérito que los años incrementan. Puede que una vía de salvación eterna sea la perseverancia procesionaria. Por probar que no quede.
Los objetores pasionarios, ante la avalancha de piedad popular han marchado a la playa o a la montaña, guardando un respetuoso silencio ante la España procesional. Enfrentarse a la inquisición, siquiera de opinión, puede resultar peligroso cuando los espíritus están poseídos de fe tan viva y tan segura de la verdad. Los legionarios han hecho sus demostraciones de habilidad armamentística concitando la admiración y el aplauso del respetable, incluso llevando muestras de su maestría ante unos niños que no sé si entenderían bien lo del ‘novio de la muerte’, que decía el tuerto-manco. Se ha echado de menos a la cabra.

En cualquier caso, la convivencia –salvo contadas excepciones que confirman la regla- ha sobrevivido un año más. Por fortuna, hay espacio para todos y cada uno.

martes, 4 de abril de 2017

BANDO DEL ALCALDE DE COSTANILLA DEL TRABUCO SOBRE LAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA.

Me llega, por vías dignas de todo crédito, este bando del alcalde de Costanilla del Trabuco que, para solaz de mis ávidos lectores, incluyo en el blog.
“Estimadas personas de este municipio: se acercan las procesiones de Semana Santa. Como cada año, comienzan las especulaciones acerca de la participación en las mismas de este alcalde y parte, o todo, su equipo de gobierno. Para que cesen las tales y despejar dudas, se precisa una explicación. Y os la voy a dar:
Vivimos en  un país cuya constitución, en su artículo 16.3 dice: Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades, sin más limitación en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden publico protegido por la ley. Y más adelante: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Lo que permite definir al Estado español como ‘aconfesional’, que no laico.
 
De ello debería desprenderse la conveniencia de que las cosas civiles vayan por un lado y las religiosas por otro. Ítem más que las creencias en nuestro país se van diversificando y los exclusivismos religiosos tienden a diluirse en variedad de creencias y religiones, lo que puede que nos condujera, en un futuro próximo a participar en desfiles de Musulmanes, Judíos, Testigos de Jehová, Evangelistas, Hare Krishna, o cualquiera otros que decidieran manifestarse públicamente, previo acuerdo con las autoridades competentes. No es nuestro país de los que han adoptado la norma religiosa como legislación civil, sino que en él, ambas se bifurcan y diversifican. La una se ocupa de legislar sobre los cuerpos y la otra sobre las almas. Curiosamente, en el ideario de la religión católica, ya figura desde tiempo inmemorial una recomendación clara en este sentido: ‘Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios’ (Mat. 22:21), pronunciada por el fundador de la misma en un momento de eficaz iluminación. Podría aducirse que las autoridades civiles participan en los desfiles procesionales en lo que se refiere a la parte folclórica y tradicional, argumento que, tratándose de una ceremonia religiosa a la que se le supone cierta seriedad, hace flaco favor a los mentados desfiles.
Dicho todo lo cual y mediante el presente bando, que ordenaré colocar en todas las esquinas de nuestro municipio, anuncio, declaro y participo mi firme voluntad de no desfilar este año (ni los sucesivos que dure mi mandato) en ningún festejo de tipo religioso -sea de la comunidad que sea-, en mi condición de alcalde. Acción que hago extensiva a los miembros del equipo de gobierno. Como es lógico, el presente bando no atañe ni se inmiscuye en las acciones que cada uno de ellos, ni yo mismo, pueda ejercer en su condición de ciudadano particular.
Espero y deseo que esta decisión, tomada con la sana intención de manifestar mi absoluto respeto a las creencias de cada uno, y en aras de la libertad de que deben gozar todos los poderes (sean estos civiles o religiosos) sin injerencias mutuas, sea bien entendida por todas las personas del municipio, cuyo solo bienestar y libertad de conciencia guían mis intereses”.

Dado en Costanilla del Trabuco, abril de 2017.
Vuestro alcalde.









martes, 28 de marzo de 2017

LOS FILABRES CON EL BUDA AL FONDO

A la memoria de Ramón ‘El estuto’ y Carmen, allá donde se encuentren.
El cortijo está situado en un altozano que entornan montañas de crestas abruptas. Se diría un promontorio surgido en el fondo del valle labrado por la boca de un volcán extinto. Al visitante ocasional le recuerda el inmenso cráter del N’Gorongoro que visitó hace años; mires donde mires, las crestas montañosas te rodean, estás en el fondo de una caldera inmensa. Sobre ella, el cielo inacabable, poblado de nubes movedizas entre las que de vez en cuando asoma el sol invernal. Es un mundo aparte, surgido de alguna novela imaginada, como la ilusión de un Verne redivivo. El invitado, inmerso en esa belleza inesperada, siente una paz de espíritu que le resulta novedosa.
Sale al exterior, abandonando sin pena el cálido arrullo de los troncos que enrojecen la llar. El viento se confabula con la naturaleza; es suave, apenas perceptible, pero capaz de bajar la temperatura hasta hacerla gélida: cierto airecillo araña la piel en una caricia agridulce que resulta gratificante. La noche se adueña de la claridad suavemente, y la luna se eleva tímida en lo alto intentando sin éxito redibujar los contornos que el sol abandona a la penumbra creciente. 
El cortijo se abre a una era circular cuyo origen ya nadie recuerda. Las lajas de piedra, encajadas primorosamente, componen una sinfonía entre cuyos intersticios se abren paso con dificultad, hierbas que las lluvias de primavera han propiciado.
No es difícil imaginar, entre las sombras movedizas de los arboles cercanos, espíritus dormidos de las gentes que habitaron estos parajes hace ya tiempo. Esforzados campesinos de manos agrietadas con las que arrancaron a la tierra inhóspita magras cosechas con las que superar los inviernos infinitos. Al cabo de la tarde, ya anocheciendo como ahora, se imagina a la familia alrededor del fuego, y unos versos escuchados hace tiempo le vienen a la memoria:
El hombre que trabaja con sus manos
Lleva el alma en la punta de sus dedos
Y cava zanjas en la tierra seca,
poda los árboles de otoño, sueña
con herramientas y suda las horas
que transcurren tan lentas, tan espesas
como el invierno, el frío y la nostalgia[1].

El espacio que entorna la era, es lugar  adecuado para el  deambular reflexivo, como un jardín zen. Alberga la percepción del paseante que anhela disolverse en la nada, la realidad de cada uno es un efímero aquí y ahora.
La brisa suave convierte el aliento en pequeñas nubes evanescentes, como surgidas de un faquir circense. El paseante disfruta, con el corazón receptivo, de su soledad, alegrándose de que el espíritu del Buda que siente esta noche de forma especial, sea suficiente para llenar a cada uno de los seres que se dejan penetrar por su esencia.




[1] GARCÍA, PASCUAL, Trabajan con las manos, Raspabook, Murcia, 2017. P.15

martes, 21 de marzo de 2017

ÁRBOLES Y ROSAS VERDES


El viajero recorría la galaxia siguiendo el periplo del Pequeño Príncipe. Pasó por el planeta del rey sin súbditos, por el del hombre vanidoso que se creía el más admirado del orbe, por el del borracho que bebía para olvidar que lo era, por el del hombre de negocios que se creía dueño de las estrellas…
Cuando llegó al asteroide B-612, hacía ya muchos años que el Principito no estaba. La rosa que con tanto esmero cuidaba, había desaparecido de su urna de cristal. El planeta, gracias a sus desvelos, estaba libre de baobabs, pero yermo de cualquier otra planta. El viajero recordó el vuelo nocturno de St. Exupery y sus aventuras en medio del inhóspito desierto del Sahara donde solo crecen plantas raquíticas después de las breves y espaciadas lluvias. Quizás el aviador se había marchado con la ilusión de cubrir de árboles el gran desierto.
Imaginó un bosque lleno de verdor y decidió plantar en aquel asteroide abandonado unos árboles que recordaran tiempos pasados, al Principito y al aviador intrépido, donde pudieran jugar los niños que viajan por las galaxias, si es que algún día visitaban el asteroide que ahora era el suyo. Plantaría también unos cuantos rosales con flores de color verde, como las había visto en su lejano país cuando él mismo fue niño.
Plantar arboles no es tarea sencilla, hay que conseguir los plantones, seleccionar su clase para que el conjunto sea equilibrado y sostenible, plantear la ubicación de cada uno, hacer los hoyos adecuados y después regarlos de forma regular para que prosperen. Con los rosales pasa algo parecido, más si pertenecen a una variedad tan especial como las rosas verdes.
Se aplicó a la faena y al poco tiempo, el asteroide B-612 se cubrió de color. Los arboles crecían y los rosales florecieron dándole al pequeño planeta un aspecto desconocido.

Lástima que la belleza engendre envidias. Un día, el dragón de las galaxias emitió un viento huracanado que a punto estuvo de sacar los astros de sus orbitas. Recorría el firmamento arrancando arboles, plantas, y arrasando cuanto encontraba a su paso. Por eso el visitante tuvo que dormir para siempre con un ojo abierto, como el dragón Fafner que guarda el tesoro de los Nibelungos bajo las aguas turbias del Rin. El viajero preparó sus baterías de defensa: le haría frente al dragón, si es que llegaba a su mundo, con toda la carga de razonamientos de que era capaz.
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