—¡La que armaron los tuyos ayer tarde en el Nelva!
Ataca el Cacaseno a Juan de la Cirila aprovechando
que tiene la media tostada entre plato y
boca. A punto de atragantarse, Juan salta como un resorte mientras Fernández se
acerca a la barra a pedir un carajillo.
—Eso ni se te ocurra mentarlo, ni los de Vox ni los
de Hazte Oír, son los míos. Yo tengo carnet del PP desde que era Alianza
Popular. Representamos a la derecha civilizada, la guardiana de los valores
patrios, los custodios de la tradición.
—Y los que no somos de la “derecha civilizada” que
somos ¿extranjeros?
—Yo no he dicho eso, Cacaseno, creo que sois
simplemente equivocados que consideráis enemigo a todo el que no piensa como
vosotros.
—Nada de atacar a nadie. Tan mal me parece que se boicoteen
los mítines de unos como los de otros. Ese es el problema de vuestra
democracia, que a todo el que piensa de forma diferente hay que silenciarlo. Los
del PP en la oposición se comportan como
si estuvieran rabiosos.
—Cambiemos de camino, que nos vamos a amargar el
almuerzo, tercia Fernández el conciliador.
—Tienes razón, Fernández. Con todos los respetos, tu padre, Cacaseno, estaba tan
equivocado como tú. Estoy en contra de los extremismos sean del bando que sean,
y de boicotear los mítines legalmente autorizados. Todos tenemos derecho a
pensar lo que nos dé la gana y a manifestarlo libremente, dentro de la ley, ese
es el punto fundamental.
— ¿Quieres decir que todos tenemos el mismo derecho a
decir lo que se nos pase por las mientes, hasta los de la “derechona fascista”,
como nos llamáis?
—Si es dentro de la ley y con buenas formas, sí.
—Ahí si estoy de acuerdo contigo, Juan- templa Fernández
—Pues entonces dime qué razón tienen los que fueron a
reventar el acto del hotel Nelva –vuelve a la carga el Cacaseno.
—Desde mi punto de vista, el mismo que tienen los que
se dicen de derechas o “constitucionalistas” cuando intentan reventar las
manifestaciones de izquierda. Tampoco los amparo, esos no son de derechas ni de
izquierdas, son simplemente energúmenos que aprovechan la ocasión para hacer
animaladas.
—Es muy difícil entender y más aceptar, que tenemos
el mismo derecho que los demás a manifestar nuestras ideas, por muy delirantes
o ultramontanas que le parezcan a otro sector de la población. ¿O no Juan?
—Pues sí. Los de Vox y Hazte Oír, estaban dentro de
la ley y con los debidos permisos. Tienen el mismo derecho que los demás a
manifestarse o a hacer mítines. Y el establecimiento, a alquilar sus salones a
quien le convenga. El negoci es el negoci,
aunque no puedo evitar que el mensaje de esas formaciones me parezca
retrógrado, anticuado y peligroso.
— ¿Ves como en el fondo estamos de acuerdo?
—A ver si al final va a resultar que somos
demócratas.
— ¡Ya te digo!
—Pax bovis cum,
concluye Fernández apurando su carajillo a modo de brindis.