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miércoles, 3 de enero de 2018

SEÑOR PRESIDENNTE (XXIII): Tristante y una visita.

 Leo, señor presidente, en un periódico de mi localidad, el artículo firmado por un conspicuo colaborador, referido a su visita a nuestra querida  región el día 28 del mes de diciembre del pasado año.
Se plañe, el mencionado escritor, de la inacción y el tancredismo de que ha hecho usted gala en esta, tan esperada como bien recibida estancia entre nosotros.
Lamentaría profundamente, desde el conocimiento que poseo de su exquisita sensibilidad a las críticas, así como de su proverbial rapidez en rebatirlas, que estas, venidas de nuestra ancestral generosa tierra, pudieran hacer mella en su vulnerable espíritu.
Dice -y con razón-, el mencionado escritor,  que se le atribuyen a usted “el manejo de los tiempos de manera espectacular” y “otra serie de gilipolleces que loan la cobardía la iniciativa de la tortuga que, desde su caparazón, ve el mundo pasar”, pero yerra cuando no les adjudica a estos calificativos el salutífero efecto que el tiempo produce sobre los acontecimientos, de tal forma que lo que hoy nos parece un problema irresoluble, con el paso del tiempo viene a ser un inconveniente de menor cuantía. Ese es quid de la cuestión, como sabía perfectamente nuestro monarca Felipe II, cuando dejaba madurar los legajos de las cuestiones urgentes en un montón a su diestra, hasta que el tiempo, muñidor de todas las cosas, hacia aconsejable su paso al montón del lado izquierdo donde colocaba los casos ya resueltos.
¿Qué necesidad ni que prisa hay en acabar ‘la autopista del bancal’ que lleva así un porrón de años cuando ya nos hemos acostumbrado a transitar por los hermosos carriles de la huerta para ir de Santomera a Zeneta sin más inconvenientes que perder unas horas? ¿Qué prisa nos acucia para ir a tomar el avión a Corvera cuando tenemos a un paso el de Alicante con una sustanciosa oferta de vuelos difícil de igualar, y para casos puntuales el de San Javier, que funciona estupendamente y es de los más rentables de España? El hecho de que este retraso nos cueste a los murcianos (y murcianas) 20.000 ‘pavos’ diarios, es peccata minuta para una economía floreciente como la de nuestra región. Y por lo que se refiere al agua, ¿No dijeron ustedes que había “agua para todos” y mantuvieron ese original eslogan en la fachada del ayuntamiento durante años? Ya lloverá, cuando los cielos lo consideren oportuno, y si no, ahí está nuestra patrona que se ganó su puesto a pulso atrayendo en su momento las escurridizas nubes en el año 1731, ‘mojandole la oreja’ a la virgen de la Arrixaca, que no tenía tanta influencia como ella en la gestión celestial de las aguas. De paso, podíamos encomendarle el asunto del Mar Menor, que también es cosa hidráulica, y otro muerto pestilente que nos quitamos de encima. Nos queda lo del Ave, pero eso es cosa de cuatro “mataos” que se empeñan en saber más que los ingenieros en lo del soterramiento. Que venga como tenga que venir, usted se cuelga las medallas pertinentes en las elecciones (que falta le van a hacer) y a otra cosa, mariposa.
Lo dicho señor Presidente, impasible el ademán, que bastante tenemos con arreglar el desaguisado catalán a ver si se puede recuperar algo de lo que les han quitado los malvados naranjitos.
Pies para qué os quiero y hasta la próxima. ¡Murcia a tope!



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