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viernes, 27 de marzo de 2020

EL SELLO


—Perdone, ¿la dirección de pagos retroactivos? Me han mandado esta carta, dice que me cobraron de más en la liquidación de hace tres años y me tienen que devolver un dinero...
—A ver, déjeme...si, un pago retroactivo por exceso de cabida en la declaración  anual...Planta dieciocho, sección segunda.
—Gracias, ¿el ascensor?
—Al fondo del pasillo, donde está la gente esperando.
—¿Todos van al mismo sitio?
—Eso creo, hay muchos pagos estos días. Como es fin de mes, se amontona la faena.
*
—Perdone, ¿esta ventanilla es la de pagos retroactivos? Recibí esta carta ayer. Llevo haciendo cola desde las nueve, pero cuando ha llegado mi turno, me han mandado aquí.
—A ver la carta. Esto es para un cobro retroactivo, ¿no? ¿El interesado es Ud.?, déjeme su DNI...si, correcto, aquí dice..., efectivamente, se le adeuda la cantidad... pero este oficio no tiene sello, tiene la firma del pagador pero no tiene sello, ¿lo ve?
—Ya, pero yo lo he recibido así.
—Correcto, correcto, pero hace falta el sello, sin sello no le puedo facilitar el impreso 32/68 para que pagaduría haga efectiva la libranza de la autorización de pago, ¿me sigue?
—Le sigo, le sigo, ¿pero ahora que hago?
—Muy sencillo, aquí tiene este impreso por triplicado, lo rellena y lo presenta en la sección de solicitud de sellos. Impreso 34/82, apriete el boli que quede clara la copia roja, que es para usted…Siguiente.
—Perdone, una cosa más ¿donde es la sección de solicitud de sellos?
—En la planta catorce, los ascensores allá al fondo, verá la cola enseguida. Siguiente...
*
—Buenas, ¿la sección de solicitud de sellos para pagos retroactivos?
—No es en esta ventanilla, es en la de al lado, pero ya está cerrada, ¿no ve que es la una y cinco?
—Ya, pero llevo más de una hora haciendo cola
—Sí, sí, y los demás también, qué más quisiera yo que poder atenderle, pero este es el negociado de pagos demorados y el suyo no lo es, ¿verdad? Vuelva mañana temprano, que hay menos gente.
*
—Buenas, me han dicho que a esta notificación le falta el sello. Aquí traigo el impreso 34/82 cumplimentado, las copias...
—¿Donde le han dado esto?
—Me lo dieron ayer, en pagos retroactivos, en el piso dieciocho, me puse en cola, pero cuando llegué, ya estaba cerrada la ventanilla.
—Claro, como que tenemos que cerrar a la una en punto, para trabajo interno, ¿sabe? A ver, déjeme el impreso. ¡No te digo! Esos siempre liándola, mira que se lo tengo dicho, este impreso es el 34/82. Yo no puedo hacer nada, éste es para la solicitud del sello de conformidad final. Lo que usted necesita es la solicitud de validación previa.
—¿Y eso?
—Se lo voy a resolver porque uno es como es, pero eso se lo tenían que haber dicho en pagaduría general. Aquí tiene el impreso correcto para la solicitud de validación previa del sello, el impreso 27/95.
—Ya, ¿y con esto?
—Me rellena todas las casillas, apretando el bolígrafo, que se grabe bien la copia, que luego no se puede leer y tenemos las madres mías. 
—Ya, ya, apretando... ¿y luego?
—Cuando se lo hayan aceptado en validación, me trae usted la copia verde, le doy su copia roja y con esa va usted a pagaduría adjuntando el impreso 34/82, y si es correcto, le pedirán su número de cuenta para hacer el ingreso.
—¿Y si no tengo cuenta?
—Pues ya no le puedo yo decir...
—¿Sabe que le digo? Que para 27 cochinos euros que me cobraron de más hace tres años, se los pueden meter donde les quepa, envueltos en la hoja verde, la roja y la amarilla que le dejo aquí. Buenos días.
—Jope, como se ponen algunos a la más mínima.




jueves, 19 de marzo de 2020

O TEMPORA, O MORES



Cuentan los que de ello saben que Marco Tulio Cicerón, una vez se hubo zafado del intento de asesinato por parte de su colega Lucius Sergius Catilina, emprendió contra él una campaña en el Senado a la que se dio el nombre de Catilinarias. Corría el año 63 a.C. y la Republica Romana comenzaba a dar signos de agotamiento, tantos que no tardaría mucho en ser sustituida por el principado de Augusto. Pero eso no lo sabía entonces Catilina, al que se le atribuyen al menos dos conspiraciones, sobre las que no todos los estudiosos del tema se ponen de acuerdo. Sea como fuere, Cicerón en su primera catilinaria Oratio in Catilinam Prima in Senatu Habita, deploraba la perfídia y corrupción de su tiempo en general y de Catilina en particular, añorando otros tiempos de mejor factura con la frase que encabeza este artículo.
De las sabias enseñanzas que la historia nos proporciona, a poco que prestemos oreja atenta, se desprende que ya en tiempos pasados, las corruptelas, zancadillas y puñaladas políticas (y no tan políticas, si no que le pregunten al pobre Julio), eran de uso común, y que se añoraban tiempos anteriores de mayor bonanza. A lo que parece, poco hemos progresado, solo que ahora se trabaja con dinero negro, se destruyen ordenadores y se llevan los cuartos a Suiza, Andorra, Panamá o las Islas Caimán, por no hablar de comisiones reales.
Parece, la de volver la vista atrás con añoranza, práctica extendida entre literatos, con la idea de que cualquier tiempo pasado fuera mejor, como decía don Jorge cuando le sobrevino la orfandad. También el avellanado manchego se refería a ello al pronunciar ante ciertos cabreros: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos…”
Puede que resulte decepcionante, después de tantos siglos de “‘avances” comprobar que, en algunos aspectos, hemos adelantado tan poco. Ansiamos llegar a la luna y quién sabe dónde más, en un afán exploratorio que heredamos seguramente de nuestros ancestros primitivos. Sin embargo, hemos dedicado pocos esfuerzos a comprender el sentido de nuestra existencia, tanto personal como colectivamente. Y menos aún a crear una sociedad paritaria, igualitaria y justa alejándonos en lo posible de nuestros comportamientos instintivos, herramientas imprescindibles para prosperar en el inhóspito mundo heredado de nuestros parientes monos. Ya tendríamos que haber superado la naturaleza que compartimos con ellos merced a la gran conquista que nos hace diferentes: nuestro cerebro capaz de conferirnos una categoría espiritual y ética que ningún animal de nuestro mundo ha ostentado jamás.
Sin embargo, los comportamientos humanos siguen siendo los mismos: dominio de la sociedad por los menos solidarios, permanentes guerras de conquista o religión, indiferencia de las sociedades opulentas que gastan más dinero en dietas que los pobres en procurarse comida; aniquilamiento del que no piensa como nosotros o del que adora un dios diferente…
Varios millones de años de evolución, no parece que hayan servido para mucho, pero a lo mejor aún hay tiempo, habrá que tener paciencia.

¡O tempora o mores!



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