Me llega, por vías dignas de todo crédito, este
bando del alcalde de Costanilla del Trabuco que, para solaz de mis ávidos lectores,
incluyo en el blog.
“Estimadas personas
de este municipio: se acercan las procesiones de Semana Santa. Como cada año,
comienzan las especulaciones acerca de la participación en las mismas de este
alcalde y parte, o todo, su equipo de gobierno. Para que cesen las tales y despejar
dudas, se precisa una explicación. Y os la voy a dar:
Vivimos en un país cuya constitución, en su artículo 16.3
dice: Se garantiza la libertad ideológica,
religiosa y de culto de los individuos y las comunidades, sin más limitación en
sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden publico
protegido por la ley. Y más adelante: Ninguna
confesión tendrá carácter estatal. Lo que permite definir al Estado español
como ‘aconfesional’, que no laico.
De ello
debería desprenderse la conveniencia de que las cosas civiles vayan por un lado
y las religiosas por otro. Ítem más que las creencias en nuestro país se van
diversificando y los exclusivismos religiosos tienden a diluirse en variedad de
creencias y religiones, lo que puede que nos condujera, en un futuro próximo a
participar en desfiles de Musulmanes, Judíos, Testigos de Jehová, Evangelistas,
Hare
Krishna, o cualquiera otros que decidieran manifestarse públicamente,
previo acuerdo con las autoridades competentes. No es nuestro país de los que
han adoptado la norma religiosa como legislación civil, sino que en él, ambas
se bifurcan y diversifican. La una se ocupa de legislar sobre los cuerpos y la
otra sobre las almas. Curiosamente, en el ideario de la religión católica, ya
figura desde tiempo inmemorial una recomendación clara en este sentido: ‘Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo
que es de Dios’ (Mat. 22:21), pronunciada por el
fundador de la misma en un momento de eficaz iluminación. Podría aducirse que
las autoridades civiles participan en los desfiles procesionales en lo que se
refiere a la parte folclórica y tradicional, argumento que, tratándose de una ceremonia
religiosa a la que se le supone cierta seriedad, hace flaco favor a los
mentados desfiles.
Dicho todo
lo cual y mediante el presente bando, que ordenaré colocar en todas las
esquinas de nuestro municipio, anuncio, declaro y participo mi firme voluntad
de no desfilar este año (ni los sucesivos que dure mi mandato) en ningún
festejo de tipo religioso -sea de la comunidad que sea-, en mi condición de
alcalde. Acción que hago extensiva a los miembros del equipo de gobierno. Como
es lógico, el presente bando no atañe ni se inmiscuye en las acciones que cada
uno de ellos, ni yo mismo, pueda ejercer en su condición de ciudadano
particular.
Espero y
deseo que esta decisión, tomada con la sana intención de manifestar mi absoluto
respeto a las creencias de cada uno, y en aras de la libertad de que deben
gozar todos los poderes (sean estos civiles o religiosos) sin injerencias
mutuas, sea bien entendida por todas las personas del municipio, cuyo solo
bienestar y libertad de conciencia guían mis intereses”.
Dado en Costanilla
del Trabuco, abril de 2017.
Vuestro
alcalde.
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