Seguidores

martes, 30 de abril de 2013

MOROS Y CRISTIANOS (III). El Cid cabalga.


Corría el año 1081 cuando el Cid salió al destierro. El mapa de España estaba tan liado que no había muchas posibilidades de escoger patrón fuera de la Egida de Alfonso. Aun no había oficinas de empleo y el asunto, para un parado de su categoría se presentaba chungo. Parece que se dirigió a los hermanos Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II pero aquellos tenían la plantilla completa. Rodrigo entonces, volvió la mirada a los reinos de Taifas. Encontró trabajo en Zaragoza donde el rey al-Mutamán lo envió a luchar contra su hermano Mundir que gobernaba Lérida y se habia aliado con Berenguer Ramón II, conde de Barcelona y con el rey de Aragón, Sancho Ramírez. El Cid repartió estopa sin distinción de clase ni religión y que en la batalla de Almenar acabó tomando prisionero –ironías de la vida- al mismo que no lo había querido entre los suyos, Ramón Berenguer II.
Las cabalgadas, escaramuzas y batallas del Cid en esa época fueron numerosas y llenas de éxito, acrecentándose su fama y fortuna. Es posible que de una de sus entradas triunfales en Zaragoza le venga el nombre de Cid (Sidi) con el que lo conocería la Historia.
Mientras tanto, Alfonso seguía con sus conquistas: en 1084, al-Qadir, rey de Toledo le pidió ayuda contra un levantamiento que pretendía derrocarle. Alfonso corrió en su auxilio pero fue meter a la zorra en el gallinero (dicho con todos los respetos): una vez dentro de la ciudad, decidió quedarse y mandar al ingenuo al-Qadir a Valencia de vacaciones bajo la protección de Alvar Fañez.
En África, por aquel entonces, había estallado un movimiento renovador del Islam al que habían dado el nombre de almorávides (de al-morabitum, los que llevan el velo). Eran seguidores del Coran a pies juntillas y, como todos los movimientos militares, ignorantes pero de gran eficacia con las armas en la mano. Los reyes de las taifas del sur – Sevilla, Granada, Almería y Badajoz- decidieron pedir ayuda contra los reyes cristianos al líder de los almorávides, Yusuf ibn Tasufín, que desembarcó en 1086 en el puerto de Algeciras al frente de un numeroso contingente ávido de botín.
Alfonso VII, cuando tuvo noticia de lo que se le venia encima, abandono el cerco a la ciudad de Zaragoza que lo ocupaba en aquel instante y se dirigió a matacaballo hacia el sur para enfrentarse al ejercito confederado de Almorávides y musulmanes de las taifas. El 23 de Octubre de 1086 sufrió una estrepitosa derrota en Zalaca, y suerte tuvo de no pasar mayor descalabro cuando salió huyendo de vuelta a Toledo porque Yusuf, avisado de la muerte de uno de sus hijos, decidió volver a su tierra sin apurar la victoria.
Alfonso envió entonces mensajes a todos los príncipes de Europa intentando montar una cruzada internacional contra la moraima que lo acosaba, pero tuvo escaso eco.
A pesar de todo algunos caballeros acudieron a la llamada y el astuto rey aprovechó la ocasión para casar a dos de sus hijas, Urraca y Teresa, con dos señores cruzados: Raimundo y Enrique de borgoña, emparentando así con la prestigiosa casa de los borgoñones.
Yusuf ibn-Tasufin, preparaba su segundo desembarco en la Península

Como se verá en la próxima entrega,

12 comentarios:

  1. La crónica va tomando un “sejo revolicao” como dirían por aquí.

    ResponderEliminar
  2. Esperamos la próxima entrega. Como en las novelas por entregas, en este medio podemos hacer lo mismo. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo hago fraccionado por parecerme mas digerible. Paciencia que queda poco. Gracias y un abrazo.

      Eliminar
  3. Muy interesante el post, como siempre. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. ¡Cacho de intrigas y guerras para "quítate tú que me pongo yo"! Sí señor, así se desarrolló la famosa Reconquista: Todos contra todos y el que más pueda se lleva el gato al agua. Mientras, las intrigas palaciegas de tú con esta y tú con aquel, generaban lazos más fuertes que maromas de pita. Mariano, eres un didacta desconocido y creo que eso no puede seguir siendo así. Tras estas lecciones magistrales, tu redescubrimiento debe surgir cual fuente de saber puro y cristalino.

    Un abrazo, Mariano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te creas, Antonio, es cosa de sacar a pasear de nuevo a los personajes de la historia con tono desenfadado a ver si nos ofrecen perspectivas mas divertidas. Te digo lo mismo que a Nicolas del Zalacain. Si os apetece, una buena ocasion de tomarnos una cerveza entre amigos. un abrazo.

      Eliminar
  5. Me tienes sobre ascuas Mariano…. ¡ menudo trajín se llevaban!....y eso que no había “sobres” por en medio…. aunque sí alguna boda como aquella tan hermosa en el Escorial que organizó “el bigotes” para la hija de un descendiente de aquella estirpe gloriosa….

    Espero con impaciencia “la próxima entrega” (..me trae recuerdos ese final “recuperado”…)

    Un abrazo Mariano en este Dia, Primero de Mayo, que también tiene una Historia...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El 1 de Mayo estuvo algo empañado por la cuestion futbolera. Creo que algunos amigos comunes han sido vistos por Belluga de luto riguroso...quedan un par de entregas a las que espero asistais los incondicionales. Otros están abriendose las venas. un abrazo. Por cierto, el lunes próximo leeré unas chorradillas en el Zalacain a las 9 de la noche. Si os apetece, me gustaria veros por alli. Un abrazo.

      Eliminar
  6. Querido Mariano:
    He estado retirada algún tiempo de los blogs y al volver me encuentro con una versión del "Poema de Mío Cid" realmente amena y desenfadada, esto es, con la justa cantidad de sal y pimienta que, si me permites la observación, es una de las cosas que más me gusta de tus letras.
    He leído las tres entregas que dejas, y como zamorana que soy, me gustaría hacer un comentario sobre la anterior. Bellido Dolfos será un traidor para la historia o para esos romances que atestiguan la huella del tiempo, pero para muchos zamoranos no es un traidor sino un héroe. Ya sabes que la Historia tiene siempre dos historias: la de los vencedores y la de los vencidos.
    Sancho II, no contento con la herencia de su padre Fernando I que solo le había dejado el Reino de Castilla, y ambicioso al máximo, quiso usurpar y usurpó a parte de sus hermanos la herencia: arrebató Galicia a su hermano Don García haciéndole prisionero; al otro, a Alfonso VI, le arrebató León, teniendo que huir este a Toledo bajo la protección del rey moro Mamum; a su hermana doña Elvira, le arrebató Toro; pero con su hermana doña Urraca, heredera de Zamora, le salió rana. Primero puso cerco a Zamora y su muralla resistió más de 7 meses (de ahí lo de Zamora "la bien cercada") pero el hambre hacía estragos entre los zamoranos asediados. Es cuando apareció el traidor-héroe, Bellido Dolfos, y se lo cargó, liberando a los zamoranos de una muerte segura. Luego, "a río revuelto, ganancia de pescadores", y Alfonsito VI tomaría parte del pastel.
    Por tanto, Bellido Dolfos, no es un traidor para los zamoranos, aunque solo fuera la "mano ejecutora" de, posiblemente, Alfonso VI (yo sí creo en la Jura de Santa Gadea como atestiguan los cotilleos del Romancero popular que, muchas veces, son más fidedignos que la propia historia.)

    Discúlpame el abuso en la disertación, pero quizás esa sangre zamorana-bellidolfiana ha sido la responsable.
    Gran trabajo y muy ameno el que has hecho, Mariano. Estaré atenta a la próxima entrega (prometo no poner pegas... solo las justas)

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu comentario enriquece esta entrada. La historia, ya sabes, depende mucho de quien la escriba y de como el sentimiento personal quisiera que se hubieran producido los acontecimientos. Efectivamente, los romances y romanceros, a veces reflejan la historia con bastante exactitud, otras veces, no tanto. Ya sabes lo del cristal con que se mira.
      Un placer verte por aqui. Otro fuerte abrazo para ti.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... http://programalaesfera.blogspot.com.es/2012/07/el-ventanuco.html?spref=fb