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martes, 6 de marzo de 2012

PAJARILLOS

En Murcia, el invierno dura poco. Unos cuantos días de frio, a finales de enero, que hacen exclamar a la gente (como si hubieran perdido la memoria de años pasados) “este invierno está haciendo más frio que nunca”. Pero enseguida, la sensación se desvanece y acabando febrero, el sol, que pasa más alto, derrite las últimas humedades y anima árboles, plantas y gentes.
Terciada la mañana de esos días soleados que invitan al paseo sin rumbo, comienzan los pájaros su fiesta. Han vuelto los gorriones, colorines y verdoleros que restauran sus viejos nidos deteriorados por los vientos invernales, o buscan nuevos encajes entre los árboles que se podaron para el invierno. Agrupados en bandadas que poco a poco se irán escindiendo para formar parejas de enamorados, gorjean sin cesar, se persiguen y vuelan en grupos multiformes dejándose caer todos a una sobre la loma cercana o entre las ramas, peladas aún, de las higueras.
La pareja de ardillas que construyó su nido en la copa del árbol centenario, sale a recibirlos. Corren, alocadas, persiguiéndolos en una broma permanente que describe rutas helicoidales sobre el tronco, como si les dieran la bienvenida.
Les tengo especial cariño a una pareja de petirrojos que llega cada primavera. Son como de la familia. Todos nos alegramos al verlos y sospecho, por sus trinos amigables,  que ellos también nos echaron de menos en su invierno africano. Sobre la gran mesa familiar que reúne a los míos en ocasiones señaladas, bajo la morera emparrada, aún sin yemas, tengo siempre dispuesto un viejo frutero, desechado de otros menesteres, donde les dejo golosinas: un trozo de bizcocho, algo de pan remojado, unas binzas de tomate o los restos de una lata de caballa.
Se dejan caer de las alturas, ya sin recelo, en cuanto me retiro unos metros y se aplican al condumio con nerviosismo, meneando la cola a impulsos breves y seguidos. Nunca, ni ellos ni yo, traspasaremos esa distancia de seguridad. Pero nos conocemos y quiero pensar que también me profesan cierto afecto.

14 comentarios:

  1. Mi último jilguero está por esos campos; aquí, en la ciudad, hubo un cernícalo que quiso comérselo. Pronto estaré en el campo y disfrutaré como tú. Besos.

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    1. Debe ser uno que pasa cada dos o tres dias por aqui y se afana en compartir las migajas del frutero...Espero que este vrano podamos echarle un vistazo juntos.

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  2. Mi padre tenía un jilguero acomodado en una jaula sin puerta allá en La Alberca. Iba y venía a su antojo y nunca dejo de regresar.

    Las silenes ya han empezado a florecer, pronto estará aquí la preprimavera. O como dice Pedro, la anteprimavera.

    Un abrazo, maestro.

    P.S. Esto de demostrar que no somos un robot, al parecer, es un camelo y muy incómodo. Sugiero que lo eliminemos.

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    1. Algo asi me pasó a i con un bonsai que me reglaron. Acabé plantandolo en la tierra. ahora es un arbol "sobre el cual vienen a posarse las aves del cielo".
      Espero el proximo miercoles una pormenorizada informacion sobre las silenes.
      Un abrazo, jefe.

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  3. Te acuerdas Mariano ( es retórica la pregunta) cuando en los Bares de nuestra amada Murcia se hartaba el personal de comer “pajaritos fritos” especialmente en estas fechas que se acercan? En Semana Santa las caverneras tiernecitas y las “tutuvías” hechas al aceite hirviendo en una sola pasada, y en montoncitos piramidales, adornados en el plato con hojas de lechuga se presentaban en las barras de los Bares para deleite de los Murcianos, especialmente los Domingos (entonces, dicen, no se trabajaba los sábados) después de salir de misa de 12. ..¿ te acuerdas?...!!!Que tiempos, madre, que tiempos !!!….

    Hoy, oyendo mientras leía tu sonora entrada, a los jilgueros, las “tutuvias”, las tórtolas, los verderones y mirlos que han invadido para mi alegría, los plátanos y demás arboles de la ciudad, al desaparecer, dicen que en aras del progreso, el entorno huertano, me he acordado de esos pajaritos fritos y de ese ambiente en “blanco y negro”, todo lo más “gris marengo”, donde se los comían con verdadera fruición…!!! Qué tiempos aquellos, madre, que tiempos!!!

    Ahora Mariano, voy a releer para completar tu gratificante entrada preludio de la Primavera, “La Pajarodia”, un bello, bellísimo poemario ilustrado con cientos de dibujos, de un gran posta nacido en Murcia, Llano de Brujas, Francisco Sánchez Bautista. Un libro que también canta. Como tu entrada de hoy.

    Un abrazo, Mariano.

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    1. Claro que me acuerdo, Nicolás, y confieso avergonzado (ahora!) haberme inflado a pajaritos cuando la ocasion lo propiciaba y en tiempos no tan lejanos. Y lo que es mas, ¡acompañados de considerables cantidades del vino espeso y negro de la tierra!
      Alabo tu gusto por Sanchez Bautista, al que nunca le agradeceremos bastante los santomeranos su antologia de Julian Andugar.
      Un abrazo pajarero.

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  4. Qué bonita entrada, Mariano. Qué buen preludio a la primavera. Gracias por hacerme disfrutar con la poesía que emana de tus escritos, con ese estilo tuyo tan particular, esa mixtura comedida de ironía y ternura. Un abrazo

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    1. Me alegro que te haya gustado, "profe", enmarco tus palabras en la paniplia de los sueños conservados. Y te recuerdo que nos debemos una cerveza, si los hados lo permiten. Recuerdos y un abrazo.

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  5. Mariano, siempre lo digo y nunca lo hago. Hoy sí que voy a cumplir con doña brevedad:
    Mariano, es el relato más dulce y bello que he leído en mucho tiempo.

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    1. Ya sabes, Antonio, lo del dicho: "Lo bueno, si breve...es que es corto". Gracias por tus palabras.
      Sospecho que cumples con Dª Brevedad y con todas las demás, pillastre (con la buena voluntad). Un abrazo

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  6. Qué precioso relato, me uno a ti en el gusto por la naturaleza, por todas esas criaturas maravillosas, que tanto nos dicen con su actuar. Adoro las aves, las ardillas, los árboles. Por acá hoy está haciendo un viento horrible, del que no permite ni mantener los ojos abiertos, con mucho frío, siendo que hay un sol radiante.
    Recibe un abrazo.

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    1. Gracias Sara. Me alegra verte por aqui. Nosotros disfrutamos de una temprana primavera que nos inunda de alegria. No llueve, pero es que no hay felicidad completa. Un abrazo

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  7. Me gusta esa vigilancia y dependencia recíproca entre los los pájaros y tú. Es hermosa y poética.
    También me gusta este texto y es que, cuando te pones, te pones y te salen prosas llenas de lirismo.
    "Beatus ille", Mariano.
    Un grandísimo abrazo.

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  8. Anda, haznos un favor a los comentaristas y quita las dichosas palabrejas de verificación. Son un incordio auténtico.

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