Seguidores

martes, 13 de septiembre de 2011

FE Y RAZÓN (II)

No quedó satisfecho Fernández con el final de nuestra última discusión sobre las opciones entre fe y razón, y como es hombre concienzudo y metódico, después de documentarse en ignotas fuentes, volvió a la carga aprovechando la relajada bienaventuranza que seguía a un suficiente almuerzo en “La Peluquera” de La Aparecida a base de mondongo y chuletas de cordero.
- Digamos: evolución o creación.
- No necesariamente. Desde luego, evolución, porque no aceptarla es negar la realidad. Nadie perteneciente a la comunidad científica seria la rechaza hoy en día. Pero queda un espacio suficiente para la fe creacionista: ¿por qué no aceptar una voluntad divina en todo el proceso? La fe mueve montañas, y si se quiere ver la mano de Dios (cualquiera que sea su denominación o forma) en las cosas humanas, cabe perfectamente. No veo la dicotomía. La fe, dicen que decía Mark Twain, es creer lo que se sabe que es imposible, pero una vez que se acepta a pies juntillas pasa a convertirse en realidad incontrovertible para el que lo cree.
- Pero ¡no pueden coexistir dos verdades antagónicas, ¡eso es un principio platónico!
-¿Por qué razón? Ni siquiera tenemos que aceptar que Platón tuviera razón en todo, ni mucho menos que dijera todo lo que dicen que dijo. En asuntos de fe, no hay razón ni su contraria, o se cree o no se cree, y la gran ventaja de la creencia es que se obtiene la satisfacción de estar en el camino de la verdad y con ella se consigue la paz. Dice mi amigo del club Thornton que la única tranquilizadora es la “la buena fe”. El que razona, sin embargo, está abocado para siempre a la duda desestabilizadora. Tomemos un caso sencillo: los científicos predicen con toda exactitud los eclipses y los atribuyen a las leyes que gobiernan los astros de nuestro universo más próximo que ya enunciara Johannes Kepler en 1596, pero los creyentes de algunas religiones están convencidos de que los eclipses, al igual que otros fenómenos atmosféricos, se producen exclusivamente por un acto puntual de la voluntad divina, sin cuyo concurso no se mueve ni una sola hoja de un árbol. “Él creó la Osa, el Orión y las pléyades, y las cámaras del cielo austral” (Job, 9.9). Y yo me pregunto ¿es tan difícil aceptar que ambas posturas sean compatibles? Lo relevante es que el fenómeno se produzca, la interpretación es cosa de cada uno.
- Visto así...
- El problema comienza cuando desde una u otra postura nos empeñamos en que la verdad sea absoluta y procuramos que todo el mundo la acepte. En muchos casos – y ahí está la Historia para corroborarlo- las gentes están tan inseguras de sus verdades que pretenden imponerlas a sangre y fuego: el que no cree en la verdad manifestada por la fe y aceptada de forma masiva por la tradición, sea reo de anatema. Bueno, pues sea, no creo que nos haga mucho daño el anatema a estas alturas. Por fortuna, pasaron los tiempos inquisitoriales. En nuestros días, que cada uno manifieste (educada y cortésmente) sus posiciones, y santas pascuas.
- Pero la verdad científica es demostrable, mientras que la vedad obtenida mediante un acto de fe puede (y suele) ser completamente falsa. “Solo la curiosidad estimula las observaciones científicas”, decía San Albero Magno, que no creo que llegara a ser obispo de Ratisbona por su “fe del carbonero” precisamente. Supo aunar la fe del dominico con la racionalidad del investigador. Escribió (y bien) sobre mineralogía, botánica, cosmología, meteorología, fisiología, psicología y zoología, más de setenta libros que abrieron camino en muchos aspectos del pensamiento científico. Y no basaba sus obras solamente en autores católicos, también acudía a judíos y musulmanes con igual interés y respeto.
- Sí, pero hombres de ese calibre han habido pocos a lo largo de la historia.
- De acuerdo, no abunda lo extraordinario, pero creo que ese es un buen ejemplo a seguir en medio de tanta vulgaridad y estrechez de miras en que nos vemos envueltos, y no la manida controversia entre fe y razón que proponías. Quedémonos con la “buena fe” de tu amigo Thornton.
- Por una vez te doy la razón, Fernández.  



9 comentarios:

  1. Últimamente veo muy conciliadores a los fundamentalistas, ¿por qué será?

    ResponderEliminar
  2. Veamos, Mariano. Los dogmas de fe son sancionados por hombres, en escritos o cónclaves. Su ratificación no tiene fundamentos científicos. Provienen de otros dogmas anteriores, de igual o diferente creencia, o coetáneos con quienes los dictan. Son incontrovertibles, indiscutibles y de creencia obligada aún poseyendo contradicciones inadmisibles. Illuminati sunt… Desconocido Eratóstenes, descarnada Hipatia, desafortunados mártires, obligado Galileo, … ¿Tanto poder genera la fe?

    Bien, creemos a los hombre sin ningún motivo de racionalidad y no a quienes, con la curiosidad propia de los grandes pensadores han abierto la mente e iluminado, esta vez con la verdad probada, la inteligencia, la moderación y la justicia.

    Pienso que entre los dioses, de cualquier creencia, y Darwin nos deberían haber “creado y evolucionado” con un poco más de juicio e intelecto.

    Un fuerte abrazo, Mariano

    ResponderEliminar
  3. Pues si,Mª Luisa, es caracteristica de los fundamentalismos que fluyen o refluyen según la presión exterior, como un barril vacio que se pretende mantener sumergido en el agua: en cuanto disminuye la presion externa, salta del agua.
    Antonio,¡ Que jugosos tus comentarios!Mejoran lo escrito. Lo de Eratostenes y su complementario Hiparco de Nicea e Hiparia de Alejandría, me ha recordado a Santa Hildegarda de Bingen (unos cuantos siglos despues) que, internada en un convento a los ocho años, escribió por inspiracion divina elocuentes biografias de santos y obras sobre historia natural, medicina y los misterios de la creacion. Todos desde el mas puro rigor cientifico, claro. Visiones para mucha gente desde la EM. (en la que, en algunos aspectos aún nos encontramos) mucho mas ortodoxas que las de aquellos egipcios y griegos trastornados.
    Gracias a los dos. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Felicidades a su amigo Fernandez por inspirarle tan sesudas reflexiones.

    ResponderEliminar
  5. Amigo Fernández, no te rindas tan pronto.
    Decía un compañero mío -que desasnó en la Universidad de Salamanca- que no sabía el por qué se le conoce al hombre como un animal racional. Más bien, decía, lo que le diferencia del resto de los animales es el sentimiento que no la razón. Me insistía en que había visto más veces razonar a un gato que no reír o llorar. Y remataba la conversación asegurando que la ciencia, en cuanto sustitutiva de la religión, y la razón en cuanto sustitutiva de la fe habían fracasado siempre. Que la verdad racional y la vida están en contraposición.
    Te digo todo esto por si te sirve para seguir discutiendo. No le des la razón.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Muy bueno, muy bueno. Reflevivo y genial Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  7. ...traigo
    sangre
    de
    la
    tarde
    herida
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    COMPARTIENDO ILUSION
    SALUDOS MARIANO

    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...




    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA ,STAR WARS, CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.

    José
    Ramón...

    ResponderEliminar
  8. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar __la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar la naturaleza humana de Cristo. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos). Doctrina sustentada por filósofos y místicos __y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito los retos y amenazas del ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... http://programalaesfera.blogspot.com.es/2012/07/el-ventanuco.html?spref=fb