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martes, 18 de septiembre de 2018

LEYENDO A SALTO DE MATA, CON CATALUÑA AL FONDO


(Transcripción de algunos párrafos de mis lecturas aleatorias)

Si aceptamos que todo es relativo, podríamos dar como bueno, como dice Kant, que la validez moral de cualquier comportamiento pasa por considerar lo que queremos para nosotros igualmente bueno para todos los demás. Una acción, un comportamiento sería aceptado como bueno cuando lo que es válido para cada uno puede ser válido de manera universal. Si no puede aplicarse a los demás lo que yo hago, no puede servir como ley moral. La acción correcta es la que exige el deber de cada uno. Auxiliar a alguien porque así lo exige el precepto religioso o la ley civil, en puridad, no puede considerarse moral, es un deber. El acto genuinamente moral no puede depender de ningún tipo de interés o de deseo, por muy bienintencionado que sea. Una acción es moralmente buena si puedo convertirla en ley y aplicarla a todos por igual, sin excepción.
Unos cuantos años antes, el Corán, los evangelios cristianos, el Talmud, Confucio en sus Analectas y hasta el Mahabharata del primer milenio aC. habían dicho algo parecido con diferentes palabras.
Seria Hegel, a pesar de su hermetismo que lo hace tan difícil de seguir para el profano, el que intentaría forjar un sistema filosófico que permita abarcar la realidad en su conjunto. Cuando nos acercamos a la realidad, es inevitable hallar un sinfín de creencias incompatibles, posiciones que se excluyen mutuamente, discursos que se contradicen. No sabemos qué es la verdad ni como posicionarnos frente a ella. Lo habitual entre los filósofos es imponer su verdad y descalificar todos los discursos que se le opongan.
La dialéctica de Hegel pretende conocer como son las cosas en sí mismas empleando la formula tesis, antítesis y síntesis. Tanto la tesis como la antítesis se suponen en posesión de la verdad y no están dispuestas a reconocer que la otra opción pueda ser razonable. Nos dice Hegel que, por mucho que una tesis se oponga a una antítesis, siempre cabe la posibilidad de pasar a una nueva posición (la síntesis) en la que se cambien por completo los términos del problema.
Supongamos que alguien dice: “todo es negro”. El planteamiento sería falso ya que para reconocer que algo es negro, debe oponerse a algo que no lo sea, es decir a otro color, supongamos que blanco. Pero la antítesis “todo es blanco” sería igual de falsa que la anterior, por idéntico motivo. Llegados a este punto, la única disyuntiva es el gris. En este tercer color, el negro y el blanco quedan abolidos, suprimidos, destruidos por la mezcla. Sin embargo, están al mismo tiempo preservados, prolongados, inmersos en él. Es solo entonces, cuando ambos se niegan y se elevan a un nivel superior, cuando el blanco y el negro pasan a tener una entidad real, aunque difuminada en el gris.
*
Reflexionando sobre la crisis de Cataluña, me pregunto si no sería recomendable que a nuestros políticos (de una y otra banda), se les exigiera, entre los masters con que los abrumamos, el estudio pormenorizado de la dialéctica hegeliana. Y al que no rindiera brillante examen sobre el asunto, fuera desterrado para siempre de tan excelso oficio y condenado sine die a vagar por las estériles praderas de la ignorancia supina sin que merezca perdón ni consuelo. Como penas accesorias, el visionado permanente de Telecinco y los twits del Sr. Trump.






2 comentarios:

  1. Maestro, ¡cuánto exiges! Pretendes, nada menos, que lean comprensivamente a Hegel… y que apliquen, cual trabajo práctico, los conocimientos adquiridos a las complejas deducciones de Telecinco, twits y Trump… ¡UUUFFF…! ¡Qué difícil! Oye, Mariano, ¿sería obligatoria la asistencia? Sí, a los cursillos de “hegeldad” que habría que establecer, no como un máster, sino como el equivalente a tres carreras de un curso académico cada una. Se podría preguntar a “Contraido matrimonio” cómo hizo lo de contracción del espacio/tiempo y aplicarlo a este cursillo.
    ¡Ay, Maestro! Este pequeño saltamontes cree, a pies juntillas, que tendría que plantar 300 tahúllas de calabazas para ir repartiendo entre los excelsos sabios de la madre patria.
    Excelente “rocambol cultural” para llegar al lugar pretendido, Mariano. Un gran abrazo chillao.

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  2. Ja, ja, maestro, eres la leche! Creo que tus comentarios son lo mejor de este blog!Gracias y un abrazo!Lo de las calabazas es una magnífica idea.

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