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martes, 12 de febrero de 2013

LOS MASS MEDIA (II)

 No se quedó a gusto Fernández con nuestra última conversación y tomó de nuevo el tema de los medios de comunicación masivos (la televisión, concretamente), después de un desayuno suficiente en el “Mesón de José Luis” a base de bocatas de caballa con tomate, olivas cornicabras y tallos, sus cañas correspondientes y apoteosis final con carajillo de anís seco. El mesón es lugar que, quizás por su vecindad a la iglesia, resulta propicio para la reflexión y el dialogo civilizado
—Lo de anoche fue de antonomasia: un tipo que se confesaba drogadicto desde hace años, aunque su aspecto deportivo lo desmintiera, amenazaba con suicidarse en directo desde el hotel de no sé qué país asiático, en el que se había refugiado huyendo del fisco español que lo amenazaba de cárcel por impago. Mientras, su gemelo, igual de calvo y desenvuelto, aireaba en otro programa, su reciente ascenso a la condición de cornudo con pelos y señales; lo del Gran Hermano, por el que pasé de puntillas, sigue de caldo gordo, con la que fue una buena presentadora haciendo ahora un triste papel, entre peloteras, gritos y revolcones calenturientos con abundante exhibición de nalga joven… No me digáis que la cosa no tiene bemoles, “¿mentiendes?” Estamos llegando a unos extremos que me hacen dudar de que podamos caer más bajo.
—Pero Fernández, ¿de qué te sorprendes a estas alturas? Estando de acuerdo con la mayor, te pregunto: ¿hay alguien que te obligue a ver esos programas? Porque yo no los veo de forma habitual, aunque confieso que, haciendo zapping, los atravieso de forma fugaz y a veces. Casi sin darme cuenta, me recreo en la carnaza, que todos somos humanos, de forma que no me escandalizan demasiado. Es un producto como otro (de acuerdo que un poco repugnante) que se ofrece en un mercado libre. El que quiere lo toma y el que no, lo deja. Por fortuna, la oferta televisiva es suficientemente amplia como para que la libertad de elección sea posible. No como aquellos tiempos que tú conociste bien en que había una sola cadena en blanco y negro, tétrica como el régimen que la sustentaba. Por otra parte, esto del morbo viene de muy lejos, de tiempos pretéritos. Recuerda los romances de ciego que nos han llegado desde la Edad Media en los que se relataban crímenes sangrientos y envenenamientos familiares. Y no hablemos del más reciente caso del periódico así llamado que pobló nuestra juventud de asesinatos y tétricos misterios sin resolver. Aquellas truculencias nos quitaban el sueño cuando, de niños, habíamos tenido la ocasión de ojear el libelo a hurtadillas. A la gente siempre le ha gustado lo truculento, el morbo y la desdicha o las historias de alcoba. Y si es todo mezclado, mejor. Lo que pasa es que ahora los medios y la técnica permiten tal lujo de detalles que penetran en la sensibilidad por todos los poros.
—Desde luego. No te niego que, generalmente, huyo despavorido de esas cadenas para refugiarme en las de informativos o de programas críticos, que algunos hay aunque pocos y aún no me explico de que viven. El peligro es que, queriendo salir de la sartén, caes en tertulias en las que participan gentes que al principio te causan buena impresión. Se expresan con corrección y hacen alarde de conocimientos que, comparados con los asilvestrados personajes a que antes nos referíamos están a tanta distancia como Don Quijote de Sancho. Más, de pronto, empiezan a desbarrar y se les ve la orejilla partidaria defendiendo, más que al sentido común y a la lógica dialéctica, a las posturas (a menudo cerriles) de tal o cual partido (el que mantiene la cadena, por supuesto). Y con frecuencia se dan también en estas las descalificaciones, los gritos y los insultos que les afeamos a las otras.
—Pues tal como lo pones, Fernández, estamos apañados.
—Aún hay esperanza, siempre nos quedaran los documentales o instalar una parabólica y seguir Al-Yazira.
—Mejor aún, apagar la tele y dedicarnos a la reconfortante y silenciosa lectura.
—Mejor.




8 comentarios:

  1. Está bien visto, Mariano, pero a veces la libertad de elección solo te permite pasar de la teleporquería a la telemierda de los realities o a la telebasura de algunas tertulias políticas. La alternativa del libro desgraciadamente tiene todas las de perder.

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  2. A la televisión pública española y a la docena y media de autonómicas no les interesan los programas culturales excepto "Las chinches de campo" ni los debates plurales para formar opinión (?), así que su "educación para la ciudadanía" mira tú por donde va.

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  3. Que sí, Fernández, no seas cabezón. Coge un buen libro y ponte a leer. Si no sabes por dónde empezar, te recomiendo el libro más vendido en los últimos meses y que va ya por la décima edición. Se trata de un libro con título poético, sí, de J.G. de Biedma. Escrito por un señor que anda mucho por las televisiones del cotilleo. Creo que su nombre es Jorge Javier. Por cierto, Fernández, soy tu amigo Thonto. Un abrazo y ánimo con la lectura.

    Un abrazo, maestro.

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  4. No hay dudas Mariano en mi país es igual. Lo de Gran hermano lo he sufrido, no podía entender como sí se puede caer muy bajo. Intento fomentar la lectura a mis hijos pero siento que a veces voy contra un monstruo de varias cabezas gracias al señor televisor. En fin...
    Que tengas una buena semana. Un abrazo.

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  5. Muy de acuerdo con la conclusión final, aunque la televisión, al ser un medio de masas, debería tener una función importante fomentando la cultura y el debate en la sociedad. Lástima que casi nunca la cumpla.

    Saludos

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  6. Aunque el problema de los libros es que no tienen estampas, Fernández, no te preocupes por ello. Tú trata de seguir los renglones con cuidado para no saltarte y verás qué mundo de imágenes tienen escondidas las jodías palabras. Ver las caras de los mismos cenutrios todos los días es mucho más aburrido... Y diría más, hasta de guepardos sabemos ya más que sus cuidadores.

    Un gran abrazo, Mariano.

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  7. Gracias a los incondicionales que pasais por aqui. Esta semana, con eso de los amores, ando un poco alborotado y falto de tiempo. No me lo tomeis en cuenta. La juventud irreflexiva semos asin. Abrazoa para todos.

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  8. Mariano , entiendo que andes alborotado. .. . Parece como si la Primavera tuviera prisa. Cuando hoy he vuelto de mis andares urbanos me ha sorprendido y golpeado su misterio “en los cuerpos altivos en que se anuncia” como dijo aquel poeta. De momento , Fernández , aprovechando esta luz y temperatura inusual y fascinante que nos invade , debería ir menos a la tertulia y pasear tranquilo por los bulevares de su ciudad. Mirando. Disfrutando. Dejándose llevar. Pienso que le aliviaría, mientras dure esta magia, ese mal rollo que le produce su diaria ración televisiva. Después, ya veremos ¿no te parece?..

    Un abrazo Mariano, y que se prolongue lo mas posible ese alboroto.

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