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miércoles, 26 de noviembre de 2025

DESASTRES Y ASESINATOS FEMENINOS EN LA TERTULIA

 Es un pueblo de la Vega Media del Segura donde suceden las mismas cosas que en los demás pueblos. Fernández el conciliador, el Cacaseno admirador de Lenin; Juan de la Cirila devoto del PP; María “la Tutuvía” activista, y el doctor Mateo de forma ocasional, dialogan en sus desayunos del Hogar del Pensionista. Yo escucho.

El bar del Hogar del Pensionista ha sucumbido a los recortes de la cosa pública, o al escaso rendimiento que proporcionan las magras pensiones de los usuarios, vaya usted a saber. El caso es que nuestros protagonistas se dieron de bruces contra la puerta acristalada del local esa mañana. Por fortuna, en la cercana Plaza de la Salud, hay unas cuantas terracillas donde acabaron aposentándose los contertulios.

El Cacaseno, como siempre, llegó el primero provisto del periódico local que había hurtado mañosamente del Hogar, Fernández y el tío Juan de la Cirila lo encontraron repasando las páginas de forma minuciosa.

—¿Con qué la llevas esta mañana, Cacaseno?

—Estoy indignado, tío Juan, con el asunto del fiscal, el embustero del pelo blanco, la impresentable de la fruta y el abogado de manos sucias que se ha tirado de la moto, gente que da vergüenza.

—Pues tienen el mismo derecho a expresarse que tú.

—Eso es lo que me indigna, que se ha perdido el norte, el decoro, la ética, cualquier indeseable tiene patente de corso para lanzar bulos a los espacios públicos que pueden acabar con la carrera de un hombre digno, defensor de la ley mediante un fallo sin sentencia, cosa nunca vista. Por si fuera poco, el cielo harto de abusos, cae sobre nuestras cabezas y pilla al responsable de paliar los daños de juerga en El Ventorro.

—No te calientes que te va a dar un repente. La democracia y los partidos de toda clase nos han traído esto, ¿a que sí, Fernández?

—No me irás a salir con la estupidez esa de que ‘con Franco se vivía mejor’.

—Hasta ahí no llego, pero sí que con un partido de mayorías que legisle en condiciones y sin alborotos no habríamos llegado a este sin dios.

El Cacaseno no dio tiempo a que Fernández contestara,

—Un partido como el tuyo, el de la momia de ‘el que pueda hacer que haga’, manejar la justicia por detrás, privatizar la educación y la enseñanza para que se hagan ricos ellos y sus amigos, congelar las pensiones y al que se mueva, el 155.

—Hombre yo…

—Más vale que no sigas por ese camino, tío Juan, el mundo precipitándose a la ruina con el loco del pelo rojo que quiere invadir Venezuela y quedarse con su petróleo, el judío que quiere acabar con los palestinos porque su dios le ha dado esa tierra, el ruso que lo quiere todo para él y no duda en matanzas indiscriminadas. Muertos y desdichas por doquier y nosotros, que vivimos en una estabilidad envidiable, seguimos con las dos Españas, unos que quieren que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres, y otros luchando por la utopía del bienestar general sin que los jóvenes les hagan puñetero caso.

—Y no te digo ná de como tenemos el tema de la mujer, que de eso no habláis –tercia María que se ha incorporado sigilosamente a la tertulia después de dejar a sus nietos en el colegio-, se ha pasado el 25N, nos hemos manifestado como cada año, pero sigue habiendo el mismo número de mujeres muertas a manos de parejas o exparejas, muchas víctimas de agresiones vicarias, y los negacionistas a lo suyo, ignorando la evidencia. Y lo que es más triste, tío Juan, tu partido que podía hacer una oposición razonable y constructiva, enfangándolo todo y dando pábulo a mentiras y bulos. Perdona que te diga, pero desde el indecente aquel que nos metió en la guerra de Irak, no habéis tenido un dirigente con cara y ojos.

—Veo que hoy no es mi día.

—Es que el asunto está que arde, Juan, pero es mucho lo que puedes hacer. En vez de calentar como están haciendo los de tu partido, procura traer a reflexión a los que tienes más cerca y sobre todo, a quitaros de encima la lapa de VOX, que no puede más que haceros -y hacernos- daño. Esos sí que no tienen remedio, tienen la misma visión de futuro que un pavo dentro de un cofre.

—Si yo pudiera...

—Entre todos podemos, Juan, tenemos la palabra y el voto.

—Santa palabra, Fernández.

 

 

 

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