—Valgamelseñor,
Fernández, el apagón te ha vuelto sentencioso.
—No,
tío Juan, es que últimamente me da por observar el mundo a mi alrededor y poco
de lo que veo me gusta: los dignatarios de los países hegemónicos comportándose
como críos mal educados que se disputan las canicas con grave peligro para los
demás; la humanidad esquilmando un planeta cada vez más contaminado; los
jóvenes desanimados, pasotas y con frecuencia violentos.
—No
te vayas por los cerros de Úbeda, Fernández, lo que es necesario es que el
presidente de explicaciones de por qué ha pasado lo que ha pasado y de qué
medidas se toman para que no vuelva a pasar.
—El
asunto es tan complejo que no admite soluciones fáciles, Juan, pero no dudes de
que se sabrá todo ce por be. Y la gestión de Sánchez y su gobierno, a mi forma
de ver, impecable. Mientras, tu jefe aprovechando cualquier coyuntura para
embarrar el patio. Ya no se acuerda de cuando su jefe privatizó las compañías
eléctricas (en eso el PSOE de González también tuvo lo suyo). Va a ser verdad
lo que dice Mateo, que desde el fundador brazo en alto, si la derecha no
gobierna, cualquier otro es ilegitimo y hay que derribarlo al precio que sea,
aunque sea el del caos. Lo del muchachito de Murcia, ni te digo, la voz de su
amo, pero desbrevá, a lo tontucio,
después de pedir el nivel tres de emergencia y hacerse el remolón para
devolverlo, como la de Madrid, joder por joder, vaya forma de hacer política
rastrera.
—Bien
dicho —salta el Cacaseno—, así me gusta, que le cantes las verdades del
barquero a la derechona fachosa.
—Perdonad
que se me vaya el frasco, pero es que me tiene indignado tanta podredumbre y
tanta bajeza en dirigentes elegidos de buena fe en un proceso democrático para hacer
una oposición digna y constructiva.
—Y
no has nombrado al de Vox, que también ha salido a echar su parte de bilis
sobre el asunto.
—A
ese personaje me resulta difícil dirigirme, Maruja, una de las cosas que me parecen
más embrolladas de entender es como cuenta con el voto de muchas mujeres. O no
se leen su ideario o están cegarrutas
del tó.
—¿A
tí que te parece, Juan?, es vuestra muleta.
—No
liemos la troca, Maruja, el de ese es un partido y el nuestro otro.
—Si,
pero coméis en el mismo pesebre.
—Aquí
no hay pesebres, hay programas.
—Que
os pasáis por el forro cuando llega la hora de gobernar y os dejáis llevar por
el morro.
—Todo
legítimo y producto de las urnas democráticas, María.
—Por
eso precisamente gobierna Sánchez y su coalición, es lo que no aceptáis desde
el primer día. Ese es el problema de este país.
—Vamos
a dejarlo aquí, que se me va a atragantar el desayuno. Quedamos para los quintos
del medio día. Sin acritud, tío Juan.
—Quedamos.
Cómo me gusta leer tus entradas, pijo.
ResponderEliminarY a mí que merezcan tu atención, leches!
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