A mí, lo de plantar árboles me parece bien. Si es en el
Siscar (hermoso barrio de mi pueblo), bien. Y si es en Los Ásperos (otro bello
paraje del mesmo pueblo), también. Y si es en otro sitio, también.
Si propicia el primer ‘evento’ la comisión de la Memoria Histórica,
con el apoyo del ayuntamiento, para hacer un parque con plantones de diferente
pelaje, bien. Si el objetivo es que dentro de poco puedan corretear entre sus
troncos y bajo las frondas esperadas los chiquillos, pasearse los viejos y
arrullarse las parejas promisorias, bien.
Si propicia lo segundo ‘El Quijar de la Vieja’ con su
incombustible capitán al frente, en el paraje de ‘Los ásperos’, para que todos
nos concienciemos de que hemos de respetar nuestro entorno y dejarlo a nuestros
descendientes mejor que lo encontramos, bien también.
Si en el primero se exhiben banderas republicanas (que no
serán constitucionales, pero que a muchos les llenan de añoranza esperanzada),
bien.
Y si a algún nostálgico trasnochado le parece oportuno
acudir el mismo día, a la misma hora a plantar lo que sea (si el lugar es el adecuado),
exhibiendo una bandera añeja con aguilucho incluido (aunque tampoco sea constitucional),
creyendo dar la réplica a los plantadores originarios, bien.
¡Qué magnífica lección de democracia, libertad y respeto
tuvimos! Cada uno que haga lo que le parezca oportuno, sin molestar ni ofender
a nadie. Decían los antiguos del pueblo que ‘cada perrico que se lama su p…co’.
Y creo que tenían razón.
Al día siguiente, Los Ásperos; plantones de lentisco, acebuches,
palmeras, pinos… Picazas inexpertas pero voluntariosas, fraternidad, buena
armonía, actividades de pueblo sano. Esta vez sin banderas. Bien, también.
Un buen fin de semana arborícola.
Pax vobiscum, vecinos.
(Por cierto, las fotos son de Blas Rubio, a cada uno lo suyo).
(Por cierto, las fotos son de Blas Rubio, a cada uno lo suyo).
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