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jueves, 14 de abril de 2011

EL QUIJOTE TATUADO

Lo perdí de vista cuando acabamos el bachillerato. Había sido una de esas amistades íntimas en una edad que se ansía de forma visceral compartir cosas: los pensamientos que nos parecen trascendentales, los primeros enamoramientos, las tomas de posición que acaso determinarán nuestra vida futura… Uno de esos amigos a los que consideramos mejor que nosotros mismos, más exitosos, más maduros, un líder sin cuyo apoyo no se concibe la vida. Descendiente de emigrantes argentinos, en su casa se respiraba un aire cosmopolita que contrastaba con la discreción inmóvil que era habitual en nuestras viviendas provincianas, lo que me mantenía siempre en un estado de estupefacción admirada.
Su padre había tenido un cargo de relevancia en el mundo diplomático del que Maurelo hablaba siempre en un tono misterioso y conspirador. El 29 de Abril, santo de ambos, la madre, una mujercita frágil y de una trasparencia distinguida, nos invitaba a merendar en el salón que se abría para la ocasión, presidido por una bandera argentina y una serie de retratos en los que se veía a Don Maurelo estrechando la mano de personajes cargados de medallas.
Eran apasionados lectores del Quijote, cordón umbilical que nunca les permitió olvidar la lejana patria durante sus años de permanencia en Argentina y por el que seguían manteniendo una devoción que se materializaba en la lectura diaria de un capítulo de la obra que toda la familia escuchaba reunida después de cenar. En más de una ocasión me fue dado asistir a aquella lectura, para mí iniciática, cuyo recuerdo me ha acompañado siempre: en el salón en penumbra, don Maurelo ocupaba un gran sillón de orejas junto a una lámpara de pie, su esposa se situaba junto a él, las chicas y nosotros en un semicírculo reverente, un poco más lejos. Después de aquellas sesiones cotidianas, no era raro que mi amigo recitara de corrido largos pasajes de la obra y se ufanara de conocer de memoria capítulos que podía repetir sin dejar una sola coma de las que, por cierto, abundan en la obra.
Ni que decir tiene que acabé contagiándome de la afición por el libro, cosa que nunca les agradeceré bastante a Maurito y su familia.
Cuando me pareció reconocerle en aquel balneario de aguas termales, pensé que imaginaba visiones. El Mauro de mi infancia era un señor de barriga prominente con el brazo izquierdo tintado, desde la muñeca al hombro, por una especie de dibujillos serpenteantes que me hicieron recordar la escritura en forma de patas de mosca del traductor de griego en El nombre de la rosa.
Y, efectivamente era él, más viejo, más fofo, más hastiado de la vida, buscando fuentes de eterna juventud por los balnearios del país sin encontrar más que pasajero alivio a las dolencias pertinaces, igual que yo, igual que todas aquellas momias pellejosas entre las que deambulábamos. Intentamos ponernos al día con ese afán absurdo de recuperar vivencias que, como en los tangos, se fueron para siempre; como dos perros que se olisquean intentando resucitar un vínculo perdido hace muchos años.
Y me contó lo del tatuaje del brazo: a la muerte de su padre, para que la memoria de aquellas jornadas de lectura y su amor al Quijote pervivieran de forma indeleble, había concebido la más extraña locura que imaginarse pueda y fue la de tatuárselo en el cuerpo. Puso manos a la obra en uno de los muchos establecimientos que al asunto se dedican sin que el escribano en pieles manifestara el menor signo de asombro; ese es un mundo en el que la capacidad de sorpresa hace años quedó colmatada.
Y en eso andaba el buen hombre, disgustado porque lo exiguo de su piel no iba a ser pandereta bastante para contener la obra completa. Llevaba escritos en el brazo izquierdo dos capítulos y medio y, aunque pensaba obviar la Novela del curioso impertinente y alguna otra cosilla de menor cuantía, dudaba que el resto le cupiera en la oronda geografía, aún incluyendo las partes más pudendas.
Acabó confesándome que detestaba los baños de cualquier clase, especialmente los termales y que su estancia en aquel balneario no era más que la prueba de fuego obligada para comprobar la calidad del tatuaje. Le horrorizaba marcharse a la tumba emborronado.

6 comentarios:

  1. Qué semblanza más magistral, Mariano, cómo me ha gustado.
    Se degusta la inocencia infantil y la resignación doliente de la vejez en ese salto que das sin que se note, pero que tiñe a las palabras de gravedad irónica al final. Ay, el cochino tiempo...
    "...en su casa se respiraba un aire cosmopolita que contrastaba con la discreción inmóvil que era habitual en nuestras viviendas provincianas, lo que me mantenía siempre en un estado de estupefacción admirada." (Qué maravilla).
    Un fortísimo abrazo.

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  2. Gracias, Isabel. Una de las pocas ventajas (sic)de la vejez es la de mixtificar en la forma mas conveniente los recuerdos y que parezca que son exactos. Te echamos de menos el miercoles. Un abrazo.

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  3. Chapó maestro, me quito el sombrero leyéndote y disfrutando de nuevo tus relatos. No dejes de escribir.
    XD Un beso,
    El Laesel

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  4. Esa última frase es marca de la casa.

    Ya he recordado el relato del ciego tatuado. Leí hace un mes un libro de relatos góticos que habían sido llevados al cine: "Siete relatos góticos (Del papel a la pantalla)". Uno de esos relatos se titula "La historia de Hoichi el desorejado" de Lafcadio Hearn. Donde para salvar la vida de un poeta ciego lo tatúan con escrituras sagradas para que sea invisible. Pero se olvidan de tatuarle las orejas, perdiéndolas y quedando así desorejado.
    Este relato lo llevó al cine Kobayashi en "Kwaidan". Película que estoy tratando de grabarte.

    Un abrazo, maestro.

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  5. muy bueno paaapaaa!!!!

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  6. POR QUE NO EVOLUCIONA LA RAZA HUMANA

    POR TRES PECADOS TERRENALES

    -Una piedra llamada diamante.
    -Un metal llamado oro.
    -Un papel llamado dinero.

    Las palabras Diamante, Oro, y Dinero = Falsedad, Envidia, Codicia, Egoísmo, Fantasía, Hipocresía, Creencias, Poder y Guerras.

    Aquí esta mi conocimiento para vuestra inteligencia

    -Nacemos con el cerebro en blanco
    -Funciona con las primeras sensaciones de la mano

    La inteligencia del ser en su mano está

    Mano= inteligencia divina, automática, autónoma,
    Intuitiva y creativa.

    -Con un cuerpo cuidado a la perfección,
    Automáticamente e intuitivamente, etc.

    -Cada movimiento de mano es pura
    Matemática e inteligencia.

    -Con tu pensamiento puedes coger lo que quieras, cuanto quieras, y el tiempo que quieras, pero acuérdate de cerrarla.
    Eso es inteligencia.

    Cuando no piensas funciona sola.

    -Nacemos con manos inteligentes y un cuerpo perfecto, nosotros lo hacemos deteriorar por falta de conocimientos hacia nosotros mismos.

    -Humanos adora tus manos, son todos tus sentidos, tu pasado, tu presente y tu destino

    Ten presente que:

    El humilde es sabio, y en inteligencia es superior al que no es humilde.
    Crea la dulzura en ti, y alcanzaras maravillas en el universo.

    COMO DESARROLLAR LA MÁXIMA INTELIGENCIA EN EL MÍNIMO TIEMPO

    MOTO SCOOTER CONDUCCION INTELIGENTE

    Necesario:

    -Las tres primeras paradas hacer lo máximo para frenar lo mínimo y suave posible.

    -Ya estas en tu moto, tu eres el profesor y tu eres el alumno.

    -En la sensibilidad de tu mano esta tú inteligencia.

    -Conseguirás tus máximos conocimientos en el mínimo tiempo.

    Hace 40 años la mano del hombre invento el vehiculo de su futuro, la primera scooter.

    Hoy la tenéis en vuestra mano, y lo mejor vuestra inteligencia.

    La Perfección existe, no lo dudéis.

    Que la Paz, el Amor y la Caridad, Reine un vuestro destino.


    ENFERMEDADES MENTALES

    LOS MEDICAMENTOS SUS EFECTOS Y CONSECUENCIAS

    Cada pastilla tomada es una orden al cerebro.

    PENSAMIENTO INCOHERENTE

    Me tomo esta pastilla para no tener mi enfermedad mental.

    Consecuencias:

    Si dejas el medicamento automáticamente te viene tu enfermedad mental.

    Es la orden que tiene tu cerebro.

    PENSAMIENTO INTELIGENTE

    Me tomo esta pastilla porque me ayuda a relajarme y trabaja mejor mi inteligencia.

    Máxima relajación igual a Máxima inteligencia.

    Cuando se le rebaja o elimina el medicamento ese cerebro no vuelve a tener esa. Enfermedad mental.

    El cerebro funciona con las sensaciones de la mano.

    Y la mano con tu pensamiento.

    Atentamente
    Joaquín 53 años

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