—¿Has
terminado con la prensa, Cacaseno?
—Eso
le estaba diciendo, apostilla María.
—Ni
lo he abierto, grima me da imaginar que nueva burrada nos depara el Trump.
—Y
con el Putin a partir un piñón con él, como chotos de la misma maere, quien lo
iba a decir, interviene Juan de la Cirila.
—¿No
te gustaba tanto el tío colorao?
—No
me líes Cacaseno, ese ya no es mi gallo. Una cosa es que uno sea de derechas y
otra estar de acuerdo con las burradas de ese personaje.
—Pues
tu amigo el de VOX bien que fue a lustrarle las botas, le faltó ponerse la
gorra de hortera.
—Ese
tampoco es mi amigo, Cacaseno, mi partido no apoya a semejantes extremistas.
—No
es eso lo que hace tu jefe con la boca pequeña.
—No le
des mas tormento al tío Juan, Cacaseno, que bastante tiene con lo de Valencia,
de eso estábamos hablando antes, dice María.
—Pues
ya que lo dices, mejor no meneallo que ahí Feijoo se está cubriendo de gloria,
parece que cada vez manda menos en el partido, entre la de Madrid que se le
sube a las barbas cada vez que se le antoja y el Mazón que se ha enrocado como
un mero, está tu jefe que no dice más que tonterías para sacudirse las pulgas.
¡Que desdicha de oposición!
El tío
Juan, abrumado, guarda un prudente silencio.
—Estamos
viviendo tiempos desdichados, tercia Fernández, el panorama es desolador. Lo de
Ucrania y Gaza no tiene nombre.
—Si
tiene, nombre y apellidos, un insensato imperialista que se cree otro zar,
apoyado por el loco del pelo rojo. Quien nos iba a decir que los líderes de
Rusia y EEUU iban a estar de acuerdo en la barbarie.
—No
me explico, María, que los judíos sigan a un desquiciado genocida, con la
historia que tienen.
—Precisamente
por eso, Cacaseno, se creen el pueblo elegido desde siempre y ahora tienen la
ocasión.
—¿Exterminando
a los palestinos?
—Ese
es el disparate. Si no estuviera detrás su amo americano, otro gallo les
cantara.
—Seamos
optimistas, imaginemos que a ambos les da un ataque de sensatez: al Trump sus
colegas millonetis le hacen entrar en razón y al Putin se le aparece un icono y
le obliga a pactar un acuerdo razonable en lo de Ucrania.
—Dios
te oiga, Fernández. ¿Y qué me dices de los chinos?
—Esos
juegan en otra liga y hacen proyectos a largo plazo, mientras les vayan bien la
economía, ni se inmutan. Hacen lo que no hace Europa, ni pactos ni leches, mas
aranceles tú, más aranceles yo. Tienen un país estable a base de varazos. Ahí no
entro, que es gordo. Lo jodido del caso es que la estupidez de los dos barbaros
están poniendo en riesgo la estabilidad del planeta, los demás a hacer
declaraciones inoperantes y a preservar sus intereses, eso es lo triste.
Un
silencio ominoso cae sobre los tertulianos.